2015
Los atributos de Jesucristo: Sin pecado
Febrero de 2015


Mensaje de las maestras visitantes

Los atributos de Jesucristo: Sin pecado

Con espíritu de oración, estudie este material y procure saber lo que debe compartir. ¿De qué manera el entender la vida y la misión del Salvador aumentará su fe en Él y bendecirá a las hermanas que están bajo su cuidado en el programa de maestras visitantes? Si desea más información, visite reliefsociety.lds.org.

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Sello de la Sociedad de Socorro

Fe, Familia, Socorro

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Nuestro Salvador, Jesucristo, fue el único ser capaz de llevar a cabo una expiación por todo el género humano. “Jesucristo, el Cordero sin mancha, que de forma voluntaria se puso sobre el altar del sacrificio y pagó el precio por nuestros pecados”, dijo el presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia1. El comprender que Jesucristo no tuvo pecado puede ayudarnos a aumentar nuestra fe en Él y a esforzarnos por cumplir Sus mandamientos, arrepentirnos y llegar a ser puros.

“Jesús fue… un ser de carne y de espíritu, pero no cedió a la tentación (véase Mosíah 15:5)”, dijo el élder D. Todd Christofferson, del Quórum de los Doce Apóstoles. “…podemos volvernos a Él… porque Él comprende; comprende qué significa afrontar la lucha y también cómo ganarla…

“El poder de Su expiación puede eliminar los efectos del pecado. Cuando nos arrepentimos, Su gracia expiatoria nos justifica y purifica (véase 3 Nefi 27:16–20). Es como si no hubiéramos sucumbido, como si no hubiéramos cedido a la tentación.

“Al esforzarnos día a día y semana tras semana por seguir el camino de Cristo, nuestro espíritu afirma su preeminencia, la pugna interior decrece y las tentaciones dejan de causar preocupación”2.

Escrituras adicionales

Mateo 5:48; Juan 8:7; Hebreos 4:15; 2 Nefi 2:5–6

De las Escrituras

El Salvador pagó el precio de nuestros pecados mediante Su divino linaje, Su vida sin pecado, Su sufrimiento y el derramamiento de Su sangre en el Jardín de Getsemaní, Su muerte sobre la cruz y Su resurrección de la tumba. Al arrepentirnos de nuestros pecados, podemos volver a ser limpios mediante la expiación de Jesucristo.

El rey Benjamín enseñó a su pueblo acerca de la expiación de Jesucristo y luego les preguntó si creían en sus palabras. “Y todos clamaron a una voz, diciendo: …el Espíritu… ha efectuado un potente cambio en nosotros, o sea, en nuestros corazones, por lo que ya no tenemos más disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente…

“Y estamos dispuestos a concertar un convenio con nuestro Dios de hacer su voluntad y ser obedientes a sus mandamientos en todas las cosas” (Mosíah 5:1–2, 5).

En nosotros también se puede efectuar un “potente cambio” como el pueblo del rey Benjamín, que ya no tenía “más disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente” (Mosíah 5:2).

Notas

  1. Dieter F. Uchtdorf, “¡Pueden hacerlo ahora!”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 56.

  2. Véase de D. Todd Christofferson, “Para que todos sean uno en nosotros”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 71.