2015
Recientemente perdí un querido amigo. ¿Cómo puedo sobrellevar el dolor?
Febrero de 2015


Preguntas y respuestas

“Recientemente perdí a un querido amigo. ¿Cómo puedo sobrellevar el dolor?”

La muerte de un amigo es una de las pruebas más difíciles que podrías afrontar. El pesar es un sentimiento normal después de semejante pérdida. Estás triste porque tu amigo te importaba. “Viviréis juntos en amor, al grado de que lloraréis por los que mueran” (D. y C. 42:45).

Algunos de los sentimientos difíciles que se pueden tener durante el proceso de duelo incluyen la tristeza, el enojo, la desesperanza, la fatiga, la pérdida de interés en realizar actividades y el sentirse agobiado. Pero, al mismo tiempo, las personas que están tristes a menudo sienten paz conforme buscan al Señor y se acercan a Él; se cumple la promesa que Él dio: “…bienaventurados son todos los que lloran, porque ellos serán consolados” (3 Nefi 12:4). Sentir pesar duele, pero también sana.

Al lidiar con tus sentimientos, trata de centrarte en lo positivo; atesora los buenos recuerdos que tengas de tu amigo; ora para sentir la paz y el consuelo del Salvador. Busca esperanza en el amor, la bondad y el Plan de Salvación del Padre Celestial;

sentir pesar no significa que no tengas fe. El presidente Thomas S. Monson habló en una conferencia general sobre la muerte de su esposa. Dijo: “El decir que la extraño no llega a expresar lo profundo de mis sentimientos”. Luego se refirió a las pruebas y concluyó: “Sabemos que habrá ocasiones en que sentiremos un pesar desgarrador, que sufriremos y que seremos probados al máximo; no obstante, esas dificultades nos permiten cambiar para mejorar, reconstruir nuestra vida a la manera en que nuestro Padre Celestial nos enseña” (“No te dejaré, ni te desampararé”, Liahona, noviembre de 2013, págs. 85, 87).

¿De qué manera la muerte de tu amigo podría inspirarte a ser mejor?

Combinar la fe con la tristeza

Sentir pesar no es algo malo (pero podría llegar a serlo si estás deprimido constantemente). Combinar la fe con la tristeza es la mejor manera de adaptarse a la tribulación de perder a un ser querido. Piensa en tu amigo, que ahora está en el mundo de los espíritus, y en lo que puede estar haciendo. Él o ella te ama y quiere que seas feliz. Aprender sobre el mundo de los espíritus puede aumentar tu entendimiento del Plan de Salvación, y brindarte paz, esperanza y fe. No olvides orar al Padre Celestial para pedirle ayuda. El Padre Celestial y Su Hijo Jesucristo saben exactamente cómo te sientes y te ayudarán si se lo pides con sinceridad.

Mary G., 14 años, Virginia, EE. UU.

Busca ayuda en las Escrituras

Recientemente falleció una persona muy amiga mía en un trágico accidente de tránsito. He hallado consuelo al venir a Cristo. Tuve que obtener un testimonio del amor de Cristo por cada uno de nosotros; tuve que comprender quiénes somos como hijos de Dios; y, sobre todo, tuve que entender el plan de Dios y la voluntad de Él para Sus hijos. Al volverme a Él mediante las Escrituras, la asistencia a la Iglesia y los materiales de la Iglesia, pude obtener ese testimonio, y sentir paz y consuelo. Me resultó especialmente útil la lección para los jóvenes titulada “¿Cómo puedo hallar consuelo cuando muere un ser querido?”. Todos los pasajes de las Escrituras, artículos y videos de referencia de esa lección son asombrosos y me han cambiado la vida.

Madilin N., 18 años, Iowa, EE. UU.

Dios ama a tu amigo

A pesar de que te es difícil lidiar con el dolor, el Plan de Salvación de nuestro Padre Celestial puede darte, mediante el Espíritu Santo, el consuelo de que algún día te reunirás con tu amigo de nuevo. Recuerda que la vida aquí en la Tierra es sólo un breve momento para probarnos y evaluarnos. Nuestro Padre Celestial proporciona un lugar para tu amigo. Dios ama a Sus hijos.

Marvin S., 16 años, Gran Manila, Filipinas.

Siéntete feliz por tu amigo

Cuando he perdido personas que amo, he tratado de recordar que nuestro Padre Celestial tiene un plan para ellas y que puedo verlas de nuevo. Podemos sentirnos felices por ellos, porque ya no tienen que sufrir más las aflicciones de esta vida terrenal. Duele que ya no están presentes físicamente, pero podemos esperar con entusiasmo estar con ellos otra vez.

Ariadna T., 19 años, Ciudad de México, México.