2015
Un rebaño y un Pastor
Abril de 2015


Un rebaño y un Pastor

Un espacio cercado para un rebaño de ovejas nos enseña sobre la forma en que el Salvador cuida a Su pueblo.

Redil antiguo

Cayado

Vara

Pastor

Muro de piedras

Puerta

Oveja

Honda

Qué es: Un corral sencillo, un recinto amurallado.

Propósito: Proteger al rebaño de ovejas de los ladrones y de los animales predadores, especialmente por las noches.

Materiales y construcción: Piedras, usualmente con matorrales de espinas colocados encima de los muros. Frecuentemente, también se empleaban densos matorrales de espinos para levantar un cerco improvisado que sirviera de redil provisional. En ocasiones, las cuevas servían de redil y se colocaba a la entrada una barrera de rocas pequeñas o de matorrales.

Lo que podemos aprender

Los rediles son:

Donde se reúne el rebaño. Como miembros de la Iglesia, compartimos un lazo de unión mediante nuestra fe y nuestros convenios, así como porque nos reunimos y juntamos literalmente. El presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia, enseñó: “El gozo de la unidad que [el Padre Celestial] tanto desea concedernos no viene solo; debemos buscarlo y ser dignos de él junto con las demás personas. Por lo tanto, no es de sorprender que Dios insista en que nos reunamos para que pueda bendecirnos. Él quiere que nos unamos en familias; ha establecido clases, barrios y ramas y nos ha mandado que nos reunamos a menudo. En esas reuniones… podemos orar y trabajar para lograr la unidad que nos traerá gozo y multiplicará nuestro poder de prestar servicio” (véase “Entrelazados nuestros corazones en uno”, Liahona, noviembre de 2008, pág. 69).

Un lugar de seguridad y descanso. En Jesucristo “[hallamos] descanso para [nuestras] almas” (Mateo 11:29). Su Iglesia es una “defensa y… refugio” (D. y C. 115:6). Como lo ha enseñado el presidente Boyd K. Packer, Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles: “Encontramos protección y seguridad para nosotros… al honrar los convenios que hemos hecho y al ser obedientes en los simples actos de la vida, como se requiere de los seguidores de Cristo” (“Estas cosas sí sé”, Liahona, mayo de 2013, pág. 7).

Protegidos por el pastor. Jesucristo es el Buen Pastor que nos salva. Él sufrió y murió para que podamos vencer el pecado y la muerte, y regresar a nuestro Padre Celestial. Conforme venimos a Cristo y somos obedientes a Sus mandamientos, Él nos bendice, nos guía y nos protege en forma individual y como Su pueblo del convenio.