2015
Una visita del Salvador
Septiembre de 2015


Hasta la próxima

Una visita del Salvador

De “Una experiencia de mi padre”, Improvement Era, tomo XXXIII, Nº 11 (septiembre de 1933), págs. 677, 679; la puntuación y las mayúsculas se han actualizado.

Fue precisamente aquí donde el Señor Jesucristo se me apareció.

Imagen
The resurrected Jesus Christ (wearing white robes with a magenta sash) standing above a large gathering of clouds. Christ has His arms partially extended. The wounds in the hands of Christ are visible.

Fotografía de Lorenzo Snow, cortesía de la Biblioteca y los Archivos de Historia de la Iglesia; detalle de La Segunda Venida por Harry Anderson.

Después de terminar la oración, [mi padre] esperaba una respuesta, alguna manifestación especial del Señor; por lo que esperó, esperó y esperó. No hubo respuesta; ni voz, ni visita ni manifestación. Abandonó el altar y la sala con gran decepción. Al pasar por el salón celestial e ingresar al gran pasillo, el presidente Snow recibió una manifestación gloriosa que relato con las palabras de su nieta, Allie Young Pond…

“Una noche, mientras visitaba al abuelo Snow en su sala del Templo de Salt Lake, permanecí allí hasta que los porteros se hubieron marchado y los vigilantes nocturnos todavía no habían llegado, de modo que el abuelo me dijo que me llevaría a la entrada principal para que saliera por allí… Después de salir de la sala, caminaba varios pasos más adelante del abuelo por el amplio corredor que conduce al salón celestial, cuando me detuvo y me dijo: ‘Aguarda un momento, Allie, quiero decirte algo. Fue precisamente aquí donde el Señor Jesucristo se me apareció al momento de la muerte del presidente Woodruff. Me indicó que procediera sin demora y reorganizara la Primera Presidencia de la Iglesia de inmediato, que no aguardara como se había hecho tras el fallecimiento de los presidentes anteriores, y que yo había de suceder al presidente Woodruff’.

“Luego, el abuelo se acercó un paso, levantó la mano izquierda y dijo: ‘Estaba justo aquí, aproximadamente un metro por encima del suelo. Parecía como si estuviera parado sobre una lámina de oro sólido’.

“El abuelo me dijo qué personaje tan glorioso es el Salvador, y describió Sus manos, Sus pies, Su semblante y Su hermosa túnica blanca, todo lo cual era de una gloria de blancura y fulgor tales, que apenas podía mirarlo.

“Entonces se acercó otro paso, me puso la mano derecha en la cabeza y me dijo: ‘Ahora, nieta, quiero que recuerdes que este es el testimonio de tu abuelo, que él te dijo, con sus propios labios, que en verdad vio al Salvador, aquí en el templo, y que habló con Él cara a cara’”…

Relaté esta experiencia en el servicio sacramental del Barrio Dieciocho. Después de la reunión, el élder Arthur Winter me dijo que él también había oído a mi padre contar la aparición que había tenido del Salvador en el templo, quien le había dado instrucciones no sólo de que reorganizara la Primera Presidencia de inmediato, sino también que seleccionara a los mismos consejeros que tenía el presidente Woodruff, los presidentes George Q. Cannon y Joseph F. Smith.