2015
Los atributos divinos de Jesucristo: Lleno de caridad y de amor
October 2015


Mensaje de las maestras visitantes

Los atributos divinos de Jesucristo: Lleno de caridad y de amor

Estudie este material con espíritu de oración y procure saber lo que debe compartir. ¿De qué manera el entender los atributos divinos del Salvador aumentará su fe en Él y bendecirá a las hermanas que están bajo su cuidado en el programa de maestras visitantes? Si desea más información, visite reliefsociety.lds.org.

Fe, Familia, Socorro

Imagen
Visiting teachers with an elderly woman.

La influencia de las mujeres justas, por Julie Rogers.

La Guía para el Estudio de las Escrituras define caridad como “el amor más fuerte, más noble y más elevado” (“Caridad”). Es el amor puro de Jesucristo. Al aprender sobre Jesucristo y esforzarnos por llegar a ser como Él, comenzaremos a sentir Su amor puro y nos sentiremos impulsadas a amar y prestar servicio a los demás como lo haría Él. “La caridad es tener paciencia con alguien que nos ha defraudado”, dijo el presidente Thomas S. Monson. “Es resistir el impulso de ofenderse con facilidad. Es aceptar las debilidades y los defectos. Es aceptar a las personas como realmente son. Es ver, más que las apariencias físicas, los atributos que no empalidecerán con el tiempo. Es resistir el impulso de categorizar a otras personas”1.

En el Libro de Mormón aprendemos la gran verdad de que debemos “[pedir] al Padre con toda la energía de [nuestros] corazones, que [seamos] llenos de [ese] amor que él ha otorgado a todos los que son discípulos verdaderos de su Hijo Jesucristo; para que [lleguemos] a ser hijos [e hijas] de Dios; para que cuando él aparezca, seamos semejantes a él, porque lo veremos tal como es; para que tengamos [esa] esperanza; para que seamos purificados así como él es puro” (Moroni 7:48).

Escrituras adicionales

Juan 13:34–35; 1 Corintios 13:1–13; 1 Nefi 11:21–23; Éter 12:33–34

De nuestra historia

“Una hermana que hacía poco había quedado viuda se sintió agradecida por las maestras visitantes que compartieron el dolor de su pérdida con ella y la consolaron. Ella escribió: ‘Tenía la imperiosa necesidad de tener a alguien a quien acercarme, alguien que me escuchara… y ellas me escucharon, me consolaron, lloraron conmigo y me abrazaron… [y] me ayudaron a salir de la profunda desesperanza y depresión de aquellos primeros meses de soledad’”.

“Después de recibir el servicio caritativo genuino de una maestra visitante, otra hermana resumió así sus sentimientos: ‘Comprendí que yo era más que un número en sus registros de visitas. Supe que ella se preocupaba por mí’”2.

Al igual que estas hermanas, muchos Santos de los Últimos Días alrededor del mundo pueden testificar de la veracidad de esta declaración del presidente Boyd K. Packer (1924–2015), del Cuórum de los Doce Apóstoles: “¡De cuánto consuelo es saber que, [vaya a donde vaya una familia, le] aguarda una familia de miembros de la Iglesia! Desde el día que lleguen, él pertenecerá a un cuórum del sacerdocio y ella a la Sociedad de Socorro”3.

Notas

  1. Thomas S. Monson, “La caridad nunca deja de ser”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 124.

  2. Hijas en Mi reino: La historia y la obra de la Sociedad de Socorro, 2011, pág. 134.

  3. Hijas en Mi reino, pág. 98.