2015
El camino a la seguridad
October 2015


Hasta la próxima

El camino a la seguridad

De “Busquemos seguridad en el consejo”, Liahona, julio de 1997, págs. 27–29.

Una de las maneras de saber que una advertencia es del Señor es que se ha apelado a la ley de los testigos, testigos autorizados.

Imagen
Images from the April 2013 general conference.

Parece que no hubiera límites en el deseo del Salvador de guiarnos hacia un lugar seguro; y es consistente en la forma en que nos enseña el camino. Él llama utilizando varios medios para que Su mensaje llegue a aquellos que tengan la voluntad de aceptarlo. Esos medios siempre incluyen enviar el mensaje por boca de Sus profetas, siempre que la gente sea digna de tener a los profetas de Dios en medio de ellos. A esos siervos autorizados siempre se les manda que aconsejen a la gente y les indiquen el camino a la seguridad.

En el otoño de 1838, cuando la situación llegó a ser muy tensa en el norte de Misuri, el profeta José Smith llamó a todos los santos para que se congregaran en Far West a fin de que fueran protegidos. Muchos de ellos estaban en granjas aisladas o en poblados dispersos. En forma específica, se le aconsejó a Jacob Haun, fundador de un pequeño poblado denominado Haun’s Mill. Un registro de esa época dice: “El hermano José había mandado avisar a los hermanos que vivían allí, por intermedio del señor Haun, dueño del molino, que abandonaran el lugar y se fueran a Far West; pero el señor Haun no les comunicó el mensaje” (Four Faith Promoting Classics; Salt Lake City, Bookcraft, Inc., 1968, pág. 90). Más tarde, el profeta José escribiría en su historia personal: “Hasta este día, Dios me ha dado la sabiduría para salvar a la gente que escucha mi consejo. Ninguno de los que lo han hecho ha sido asesinado” (History of the Church, tomo V, pág. 137). El Profeta luego escribió la triste verdad de que vidas inocentes podrían haberse salvado en Haun’s Mill si se hubiera recibido y seguido su consejo.

En nuestra época, se nos ha prevenido aconsejándonos cómo resguardarnos del pecado y del dolor; una de las llaves para reconocer esas advertencias es que se repiten. Por ejemplo, en más de una ocasión en estas conferencias generales habrán oído a nuestro Profeta decir que citará a un profeta anterior y, por lo tanto, pasará a ser un segundo testigo y hasta a veces un tercero… El apóstol Pablo escribió: “Por boca de dos o de tres testigos se establecerá toda palabra” (2 Corintios 13:1). Una de las maneras de saber que una advertencia es del Señor es que se ha apelado a la ley de los testigos, testigos autorizados. Cuando las palabras de los profetas parezcan repetitivas, deben captar nuestra atención y llenar nuestro corazón con gratitud por vivir en una época tan bendecida…

Nuestro Padre Celestial nos ama. Él envió a Su Hijo Unigénito para ser nuestro Salvador. Él sabía que en la mortalidad estaríamos en grave peligro, el peor de los cuales sería las tentaciones del terrible adversario. Esa es una de las razones por las que el Salvador nos ha dado las llaves del sacerdocio, para que los que tengan oídos para oír y la fe para obedecer puedan ir a los lugares de refugio.