2016
La verdadera grandeza
Febrero de 2016


Hasta la próxima

La verdadera grandeza

Ciertamente no tenemos que buscar mucho para ver a los silenciosos héroes de la vida diaria.

Por motivo de que constantemente nos vemos expuestos a la definición mundana de los términos éxito y grandeza, es comprensible que nos encontremos frecuentemente haciendo comparaciones entre lo que somos y lo que otros son o parecen ser, y también entre lo que tenemos y lo que los demás ienen… muchas veces hacemos algunas [comparaciones] que son injustas e impropias y dejamos que estas destruyan nuestra felicidad al hacernos sentir frustrados, deficientes y fracasados. Algunas veces, por causa de estos sentimientos, nos vemos arrastrados al error y hacemos hincapié en nuestras faltas, al mismo tiempo que pasamos por alto los aspectos de nuestra vida que pueden tener verdaderos rasgos de grandeza…

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Mother holding baby in Cochabamba Bolivia

Ciertamente incluyen todo aquello que debemos hacer para ser buenos padres, pero, para generalizar, también se trata de los miles de hechos y actos de servicio y sacrificio que constituyen el dar o perder nuestra vida por nuestros semejantes y por el Señor. Incluyen también el obtener un conocimiento de nuestro Padre Celestial y de Su evangelio y llevar a otras personas a la fe y a la hermandad de Su reino. Esos son actos que generalmente no reciben la atención ni la adulación del mundo…

Ciertamente no tenemos que buscar mucho para ver a los silenciosos héroes de la vida diaria. Estoy hablando de aquellos que todos conocemos, aquellos que calladamente y con constancia hacen lo que deben hacer. Estoy hablando de aquellos que siempre están dispuestos a hacer su parte y a ayudar. Me refiero al valor extraordinario de la madre que, hora tras hora, día y noche, permanece a la cabecera de un hijo enfermo; o al inválido que lucha y sufre sin quejarse. También me refiero a aquellos que siempre están dispuestos a donar sangre… Estoy pensando en aquellas mujeres que no son madres, pero que se ocupan del cuidado y de la educación de los niños del mundo. Me refiero también a todos lo que siempre están disponibles para brindar a los demás su amor y su consuelo.

También estoy hablando de los maestros, de las enfermeras, de los agricultores y de todos aquellos que hacen buenas obras en el mundo; que instruyen, alimentan y visten, pero que también hacen el trabajo del Señor; a aquellos que elevan y aman. Estoy hablando de los que son honrados, bondadosos y trabajadores durante sus labores diarias, pero que también son siervos del Maestro y pastores de Sus ovejas…

A aquellos que están haciendo el trabajo común y corriente del mundo y se preguntan dónde estará el valor de sus logros; a los que llevan sobre sus hombros el trabajo más pesado en esta Iglesia y promueven la obra del Señor en tantas formas silenciosas pero significativas; a los que son la sal de la tierra y la fortaleza del mundo y la espina dorsal de cada nación; a ustedes, simplemente quiero expresarles nuestra admiración. Si perseveran hasta el fin, y si son valientes en el testimonio de Jesús, alcanzarán la verdadera grandeza y vivirán en la presencia de nuestro Padre Celestial.