2016
¿Qué nos enseña el Libro de Mormón sobre la felicidad?
Febrero de 2016


¿Qué nos enseña el Libro de Mormón sobre la felicidad?

Siete principios que podemos extraer de dos capítulos del Libro de Mormón nos enseñan lo que se requiere para ser verdaderamente felices.

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What Can the Book of Mormon Teach Us About Happiness?

Ilustraciones por Kayleigh Jolley.

Lehi le enseñó a su hijo Jacob: “… existen los hombres para que tengan gozo” (2 Nefi 2:25).

Todos deseamos ser felices. Con frecuencia añoramos la alegría, la paz y la satisfacción que vemos en nuestros familiares y amigos, cuyas vidas parecen estar llenas de felicidad. Todos, en un momento u otro, han sentido falta de felicidad en su vida; algunos quizás se han preguntado: “¿Seré feliz algún día?”.

El presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia, dijo: “… el Señor ha incorporado en [el Libro de Mormón] el mensaje que Él tiene para ustedes. Nefi, Mormón y Moroni lo sabían, y los que lo compilaron dejaron en él mensajes para ustedes”1. Debido a que Dios desea que todos Sus hijos sean felices en esta vida, Él ha incorporado principios eternos de felicidad en el Libro de Mormón. A pesar de que esos principios se pueden encontrar a lo largo del libro, dos capítulos en particular —2 Nefi 5 y 4 Nefi 1— contienen pautas definidas que nos guiarán a una mayor felicidad si estamos dispuestos a vivir de acuerdo con ellas.

2 Nefi 5

Poco después de la muerte de Lehi, el Señor le advirtió a Nefi que Lamán y Lemuel intentarían quitarle la vida. El Señor le dijo a Nefi que tomara a aquellos que estuviesen dispuestos a ir con él y que huyeran al desierto. Aunque ciertamente debió haber dificultades con ese éxodo y el establecimiento de una nueva comunidad, en 2 Nefi 5:27, Nefi explicó: “Y aconteció que vivimos de una manera feliz”. En ese capítulo se establece un modelo de felicidad que podemos seguir en nuestra propia vida.

Mantener un círculo social en el que la relación sea edificante

Nefi nos dice que aquellos que huyeron con él al desierto eran aquellos que “creían en las amonestaciones y revelaciones de Dios” (versículo 6). Una fuente importante de felicidad es nuestro círculo social. Es importante que pasemos tiempo con aquellas personas que creen lo mismo que nosotros y cuya presencia es edificante. Además de pasar tiempo con la familia, podemos tener una relación edificante con amigos que fortalecen nuestra fe. Esas interacciones y asociaciones tienen un impacto significativo en nuestra felicidad. Christine Carter, socióloga de la Universidad de California, Berkeley, escribió: “La cantidad y la calidad de las conexiones sociales de una persona —amistades, relaciones con familiares, asociación con los vecinos, etc.— están tan estrechamente relacionadas al bienestar y a la felicidad personal que ambas prácticamente se pueden considerar iguales”2.

Alinear las acciones con las creencias

En el versículo 10, Nefi escribe que su pueblo cumplió los “mandamientos del Señor”. La obediencia a los mandamientos es una parte importante de vivir una vida feliz. El rey Benjamín animó a su pueblo a que “[considerara] el bendito y feliz estado de aquellos que guardan los mandamientos de Dios” (Mosíah 2:41). Es difícil ser felices cuando creemos en los mandamientos de Dios pero no los vivimos. La obediencia brinda tranquilidad mental y de conciencia. Se dice que el líder espiritual y político de India, Mahatma Gandhi, escribió que: “La felicidad es cuando lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos están en armonía”. Si nuestras creencias y acciones no concuerdan, el arrepentimiento es la clave para volver a establecer la armonía en nuestra vida.

Llevar a cabo trabajo arduo

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Illustration depicting a stick figure digging a whole in a book (The Book or Mormon. Plants are depicting growing from the book.

En los versículos 11 y 15 de 2 Nefi 5, Nefi escribe que su pueblo plantó y cosechó, crió animales, construyó edificios y trabajó con diversos minerales. Él dijo: “… yo, Nefi, hice que mi pueblo fuese industrioso y que trabajase con sus manos” (versículo 17). En esos versículos vemos claramente que el trabajo es un factor vital para obtener la felicidad. Cada día proporciona oportunidades para trabajar en nuestro hogar, en sus alrededores, en la comunidad y en nuestro empleo. El presidente Thomas S. Monson ha dicho: “Dios dejó el mundo sin terminar para que el hombre empleara sus aptitudes en él; dejó la electricidad en la nube y el petróleo en la tierra; no tendió puentes sobre los ríos, no taló los bosques, ni edificó ciudades. Dios le da al hombre el reto de la materia prima, no la facilidad de las cosas terminadas. Nos deja los cuadros sin pintar, la música sin componer y los problemas sin resolver, a fin de que nosotros mismos descubramos la dicha y la gloria de crear”3. En palabras sencillas, el júbilo de ser creativo y el sentimiento de logro que con frecuencia acompañan al trabajo arduo brindan felicidad.

Centrarse en el templo

Nefi también nos dice que él y su pueblo se tomaron el tiempo para edificar un templo (versículo 16) a medida que establecían su nueva comunidad. Las bendiciones del templo y la felicidad son inseparables. El templo nos enseña sobre el Plan de Salvación y nos recuerda por qué estamos aquí en la tierra. Aprendemos que somos hijos de un amoroso Padre Celestial y que nuestra vida tiene un gran propósito en Su plan. En el templo nos sentimos más cerca de Él; sentimos Su presencia, Su poder y Su aprobación. Incluso si no podemos asistir al templo con regularidad, el tener una recomendación vigente para el templo y tener en nuestro hogar una lámina del templo nos recuerda las experiencias que hemos tenido en el templo y las verdades que hemos aprendido allí.

4 Nefi 1

En 4 Nefi, el profeta e historiador Mormón nos dice lo que le ocurrió al pueblo después de que el Salvador visitó al pueblo de Nefi. Al describir a esas personas, señaló lo siguiente: “… ciertamente no podía haber un pueblo más dichoso entre todos los que habían sido creados por la mano de Dios” (4 Nefi 1:16).

Compartir lo que tenemos

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What Can the Book of Mormon Teach Us About Happiness?

En el versículo 3, Mormón escribe que esas personas “tenían en común todas las cosas” y que “no había ricos ni pobres”. Al procurar la felicidad en nuestra propia vida en la actualidad, es importante que aprendamos a compartir lo que tenemos con los demás.

Diversos estudios han demostrado que el tiempo que se dedica al servicio y el dinero que se gasta en los demás afectan directamente nuestra felicidad4. Por tanto, no es de extrañar que el rey Benjamín dijera a su pueblo: “… quisiera que de vuestros bienes dieseis al pobre, cada cual según lo que tuviere, tal como alimentar al hambriento, vestir al desnudo, visitar al enfermo, y ministrar para su alivio, tanto espiritual como temporalmente, según sus necesidades” (Mosíah 4:26). Tenemos muchas oportunidades de ayudar a los necesitados mediante el servicio, las ofrendas de ayuno y otros fondos que la Iglesia administra.

El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo: “A lo largo de la historia, la pobreza ha sido uno de los mayores y más extendidos problemas de la humanidad. Su costo más evidente suele ser físico, pero el daño espiritual y emocional que genera podría ser aún más debilitante. En todo caso, el llamado más persistente que jamás haya hecho el gran Redentor es el de sumarnos a Él para levantar esa carga de las personas”5. Al brindar más esfuerzo, tiempo y recursos para ayudar a los demás, encontraremos un aumento en nuestra propia felicidad.

Pertenecer a una familia

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Mormón nos dice que esas personas “se casaban y se daban en matrimonio” (4 Nefi 1:11). El casarse y criar hijos (véase el versículo 10) puede ser una gran fuente de felicidad para aquellos que tienen esas oportunidades. El presidente James E. Faust (1920–2007), Segundo Consejero de la Primera Presidencia, dijo: “La felicidad en el matrimonio y la paternidad pueden exceder miles de veces cualquier otro tipo de felicidad”6.

Sin embargo, no tenemos que estar casados ni tener hijos propios para formar con nuestros familiares lazos que brinden felicidad. Los adultos solteros, los jóvenes y los niños pueden también tomar parte en esas bendiciones. A fin de tener felicidad en la vida familiar, debemos esforzarnos por brindar a cada miembro de la familia nuestra amistad, comprensión y amor. La familia puede proporcionar seguridad emocional y física y un sentido de pertenencia, lo cual es esencial para experimentar felicidad.

Ser un pacificador

En cuatro ocasiones a lo largo de 4 Nefi, Mormón nos dice que entre esas personas “no había contenciones” (véanse los versículos 2, 13, 15 y 18) “a causa del amor de Dios que moraba en el corazón del pueblo” (versículo 15). La contención y la felicidad son polos opuestos: el uno nos aleja del otro. El Salvador advirtió a los nefitas sobre los peligros de la contención cuando dijo: “… aquel que tiene el espíritu de contención no es mío, sino es del diablo, que es el padre de la contención” (3 Nefi 11:29). Debemos asegurarnos de hacer un gran esfuerzo por no hacer ni decir nada que lleve el espíritu de contención a nuestros lugares de trabajo, a nuestras instituciones académicas y a nuestros hogares. Más bien, debemos hacer todo lo posible por fomentar el amor de Dios en nuestro propio corazón.

Muchas veces, la contención surge de la impaciencia. Con la ayuda del Espíritu, podemos cambiar nuestra naturaleza y ser más pacientes. El presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, dijo: “La impaciencia… es síntoma de egoísmo. Es una característica de los absortos en sí mismos. Es el resultado de una afección demasiado común conocida como el Síndrome de ‘creerse el centro del universo’, el cual lleva a las personas a creer que el mundo gira en torno a ellas y que todos los demás son simplemente actores de reparto en esa gran pieza teatral de la vida mortal en la cual solo ellas tienen el papel protagónico”7.

Hay una manera mejor. El presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) nos invitó a “cultivar el arte de la respuesta blanda; será una bendición en su hogar, será una bendición en su vida”8.

Una invitación a procurar la felicidad

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What Can the Book of Mormon Teach Us About Happiness?

El Libro de Mormón contiene principios de felicidad. Hemos cubierto solo una parte de lo que se encuentra en esos dos capítulos. ¿Qué podríamos encontrar en el resto del libro? Sería prudente que iniciásemos nuestra propia búsqueda en el Libro de Mormón para encontrar incluso más pautas para una vida más feliz. El presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) prometió a los santos: “El momento en que empiecen a [estudiar el Libro de Mormón] seriamente… encontrarán vida en mayor abundancia”9. El Señor nos ha dado esta increíble herramienta; podemos aprender a utilizarla a fin de bendecir nuestra propia vida y la de las personas a quienes amamos.

Notas

  1. Henry B. Eyring, “El Libro de Mormón cambiará sus vidas”, Liahona, febrero de 2004, pág. 15.

  2. Christine Carter, “Happiness Is Being Socially Connected”, 31 de octubre de 2008, greatergood.berkeley.edu.

  3. Véase de Thomas S. Monson, “En pos de la vida plena”, Liahona, agosto de 1988, pág. 3.

  4. Véanse, por ejemplo, Dunn et al., “Spending Money on Others Promotes Happiness”, Science, tomo CCCXIX, 2008, págs. 1687–1688; Netta Weinstein y Richard M. Ryan, “When helping helps: Autonomous motivation for prosocial behavior and its influence on well-being for the helper and recipient”, Journal of Personality and Social Psychology, tomo XCVIII, 2010, págs. 222–224; y Aknin et al., “Prosocial spending and well-being: Cross-cultural evidence for a psychological universal”, Journal of Personality and Social Psychology, tomo CIV, 2013, págs. 635–652.

  5. Véase de Jeffrey R. Holland, “¿No somos todos mendigos?”, Liahona, noviembre de 2014, pág. 40.

  6. Véase de James E. Faust, “La santidad del matrimonio”, Liahona, febrero de 1978, pág. 12.

  7. Dieter F. Uchtdorf, “Continuemos con paciencia”, Liahona, mayo de 2010, pág. 57.

  8. Gordon B. Hinckley, “Cornerstones of a Happy Home”, discurso pronunciado en una transmisión vía satélite para esposos y esposas, 29 de enero de 1984, pág. 8.

  9. Ezra Taft Benson, “El Libro de Mormón: La [piedra] clave de nuestra religión”, Liahona, octubre de 2011, pág. 57.