2016
Hijas de nuestro Padre Eterno
Abril de 2016


Mensaje de las maestras visitantes

Hijas de nuestro Padre Eterno

Estudie este material con espíritu de oración y procure saber lo que debe compartir. ¿De qué manera el entender el documento “La Familia: Una Proclamación para el Mundo” aumentará su fe en Dios y bendecirá a las hermanas que están bajo su cuidado en el programa de maestras visitantes? Si desea más información, visite reliefsociety.lds.org.

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Fe, Familia, Socorro

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Las Escrituras nos enseñan que “[somos]… linaje de Dios” (Hechos 17:29). Dios se refirió a Emma Smith, esposa del profeta José Smith, como “hija mía” (D. y C. 25:1). La Proclamación sobre la Familia nos enseña que cada una de nosotras es “[una amada] hija [procreada] como espíritu por padres celestiales”1.

“En [el mundo premortal], aprendimos acerca de nuestra identidad eterna como mujeres”, dijo Carole M. Stephens, Primera Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro.

“Nuestra trayectoria mortal en la tierra no cambió esas verdades”2.

“Nuestro Padre Celestial sabe cómo se llaman ustedes y conoce sus circunstancias”, dijo el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles. “Él oye sus oraciones; Él conoce sus esperanzas y sueños, incluso sus temores y sus frustraciones”3.

“Cada una de nosotras pertenece a la familia de Dios y es necesaria en ella”, dijo la hermana Stephens. “Cada familia en la tierra es diferente; y si bien hacemos lo mejor que podemos por crear sólidas tradiciones familiares, el ser parte de la familia de Dios no depende de ninguna condición: estado civil, situación familiar, situación económica, posición social; ni siquiera del tipo de estatus que publicamos en las redes sociales”4.

Escrituras adicionales

Jeremías 1:5; Romanos 8:16; Doctrina y Convenios 76:23–24

De nuestra historia

En su relato de la Primera Visión5, el profeta José Smith confirma muchas verdades; entre ellas, que nuestro Padre Celestial sabe nuestro nombre.

El joven José se esforzaba por saber a cuál Iglesia unirse y encontró guía en Santiago 1:5. José llegó a la conclusión de que le preguntaría a Dios.

Una mañana, en la primavera de 1820, se fue al bosque a orar, pero inmediatamente se apoderó de él una fuerza maligna. De ello escribió:

“… precisamente en este momento de tan grande alarma vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta quedar sobre mí.

“No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había sujetado. Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Éste es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!” (José Smith—Historia 1:16–17).

Notas

  1. “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 129.

  2. Carole M. Stephens, “La familia es de Dios”, Liahona, mayo de 2015, pág. 11.

  3. Jeffrey R. Holland, “A las mujeres jóvenes”, Liahona, noviembre de 2005, pág. 28.

  4. Carole M. Stephens, “La familia es de Dios”, pág. 11.

  5. Véase Temas del Evangelio, “Relatos de la Primera Visión”, topics.lds.org.