2016
Compartir la felicidad eterna
Agosto de 2016


Jóvenes

Compartir la felicidad eterna

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Una de las mejores cosas que ofrece el Evangelio es el conocimiento del Plan de Salvación. Tenemos la increíble oportunidad de estar con nuestra familia por la eternidad. Ese conocimiento nos ayuda a tener esperanza siempre que nos sentimos abrumados por el mundo. El presidente Eyring enseña: “Nuestro amoroso Padre Celestial conoce nuestro corazón. Su propósito es brindarnos felicidad (véase 2 Nefi 2:25) y por eso otorgó el don de Su Hijo, para hacer posible que tengamos el gozo de los lazos familiares que continúan para siempre… Es una ofrenda a la que todo hijo de Dios que viene al mundo puede tener derecho”.

Esa bendición se aplica a quienes vivimos en la actualidad, y a aquellos que han muerto —pero solo con nuestra ayuda. En este momento, nuestros antepasados están en el mundo de los espíritus, esperando que nosotros preparemos sus nombres para que las ordenanzas del templo sean efectuadas a su favor. Sin embargo, a veces puede ser difícil hacer la obra por ellos. Tal vez estemos demasiado ocupados, o puede que vivamos muy lejos de un templo para ir con frecuencia.

Afortunadamente, hay otras maneras en que podemos ayudar a nuestros antepasados, como hacer la obra de Historia Familiar, indexar o cuidar de nuestros hermanos pequeños mientras nuestros padres van al templo. Al ayudar, servimos al Señor y llevamos la esperanza de tener una familia eterna a aquellos que están al otro lado del velo.