2016
No hay terreno neutral: La manera en que los medios de comunicación influyen en nosotros
Septiembre de 2016


No hay terreno neutral: La manera en que los medios de comunicación influyen en nosotros

La autora vive en Utah, EE. UU.

Nuestra responsabilidad no es evitar los medios de comunicación por completo, ni simplemente rechazar los que son negativos, sino elegir los que sean sanos y que nos edifiquen.

Imagen
young adult woman on cell phone

En nuestro mundo moderno y lleno de tecnología, se nos bombardea con opciones: mira esto, lee eso, escucha aquello. Nuestra sociedad está saturada de medios de comunicación y entretenimiento, y la influencia que tienen en nuestras creencias, pensamientos y acciones es sutil y a la vez poderosa. Aquello que permitimos que llene nuestra mente termina por dar forma a nuestro ser. Nos convertimos en lo que pensamos. Mis estudios de postgrado me llevaron a una exploración de la influencia que tienen los medios de comunicación, y llegué a la aplastante conclusión de que los medios de comunicación que decidamos utilizar inevitablemente nos afectarán, ya sea de manera positiva o negativa.

El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó: “La tecnología en sí no es buena ni mala. Más bien, los objetivos que se logran con y mediante ella son los indicadores finales de su naturaleza buena o mala”1. Nuestra labor no es rechazar la tecnología, sino usarla de maneras que enriquezcan nuestra vida.

Podemos usar el poder de los medios de comunicación a nuestro favor, para mejorar nuestros pensamientos y conducta, al hacer lo siguiente:

(1) Aceptar que somos susceptibles a la influencia de los medios de comunicación y reconocer la forma en que influyen en nosotros.

(2) Determinar y elegir opciones positivas de entre lo que ofrecen los medios de comunicación.

¿Cómo nos afectan los medios de comunicación?

Nadie es inmune a la influencia de los medios de comunicación. No podemos esperar participar de medios de comunicación que han sido diseñados para afectarnos mental y emocionalmente sin que su influencia permanezca en nuestro subconsciente durante mucho tiempo después de que la película haya terminado, el libro se haya cerrado, o la canción haya terminado. Aquellos que piensan que los medios de comunicación no les afectan a menudo son las personas más afectadas, ya que niegan la influencia que tienen y por lo tanto no se resguardan contra ella. De la misma manera en que el agua continuará filtrándose por una grieta en un barco, ya sea que reconozcamos que hay una grieta o no, igualmente los medios de comunicación continuarán influyendo en nuestros pensamientos, ya sea que consideremos el impacto que tienen o no.

Los medios de entretenimiento pueden influenciar nuestros pensamientos conforme acudamos a ellos en busca de alivio de las tensiones de la vida cotidiana. A menudo buscamos el entretenimiento como un bálsamo temporal para nuestros problemas diarios, ya sea por medio de películas, libros, televisión, revistas o música. Aun cuando acudamos a los medios de entretenimiento para relajarnos, no debemos relajar nuestras normas. Es precisamente en ese momento en que debemos tener cuidado de lo que permitimos que entre a nuestra mente.

A fin de disfrutar plenamente la experiencia de entretenimiento, algunas personas instintivamente aceptan cualquier mensaje que los medios ofrecen y, por lo tanto, permiten que las perspectivas que se sugieren influyan en sus propias percepciones. Los críticos de cine describen el uso de ese concepto en la cinematografía:

“La verdad depende de que se establezca, de manera temprana y completamente convincente, un ambiente extraño o fantástico, la sensación de otra época, o personajes inusuales, a fin de que nos veamos envueltos en el espíritu, humor y ambiente general de la película. Si el cineasta tiene la habilidad de crear esa apariencia de verdad, acordamos voluntariamente suspender nuestra incredulidad y dejamos nuestro escepticismo y nuestras facultades racionales detrás al entrar en el mundo imaginario de la película”2.

Si suspendemos nuestra incredulidad, tendemos a estar más abiertos a los valores, expectativas y creencias que los medios representan; de ese modo, los medios de comunicación pueden influir sutilmente en nuestros pensamientos, y con esa influencia existe el peligro de aceptar puntos de vista que quizá no estén en armonía con los principios del Evangelio.

El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, señaló la función de los medios de entretenimiento cuando dijo: “¿Sabían que el significado original en latín de la palabra diversión era ‘distracción de la mente con el propósito de engañar’?”3. En ocasiones buscamos diversión; acudimos a los medios de comunicación para distraernos de los problemas que tengamos en el mundo real, y dependemos de ellos para que nos hagan creer lo que sea que nos ofrezcan. Entre más creíble es el medio, sin importar si es verdadero o falso, más lo disfrutamos.

La psicóloga social Karen E. Dill dijo: “Cuando nos vemos transportados por el mundo de la ficción, nuestras actitudes y creencias cambian para que estén más de acuerdo con las ideas y las afirmaciones que tienen lugar dentro de la historia. Suspendemos nuestra incredulidad y, al hacerlo, nos hallamos susceptibles a absorber involuntariamente el sistema de creencias dramatizado en el mundo ficticio y a actuar de conformidad con esas ideas y creencias. En muchas ocasiones, lo que vemos en la pantalla provoca un cambio o una respuesta de la que no somos conscientes. Es de esa forma que el mundo imaginario de los medios de comunicación da forma a nuestras realidades”4.

Cuando permitimos que los medios de comunicación cumplan su propósito de divertirnos, posiblemente reemplacemos nuestro proceso mental racional con pensamientos propuestos por los medios de comunicación, lo cual, al final, conduce a cambios en nuestras creencias y comportamiento. El élder David B. Haight (1906–2004), del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo: “Así como el pensamiento engendra o dirige la acción, [el estar expuestos a algo] puede llevarnos a actuar de acuerdo con lo que se vaya formando en la mente”5.

Para mantener el control de la influencia que los medios de comunicación tienen en nuestra vida, es esencial que elijamos medios edificantes y que reconozcamos lo susceptibles que somos a su influencia. Los medios afectan nuestros pensamientos y, por lo tanto, pueden influenciar nuestras acciones. El consejo del rey Benjamín se aplica a nosotros en la actualidad: “[Cuidaos] a vosotros mismos, y vuestros pensamientos, y vuestras palabras y vuestras obras” (Mosíah 4:30).

¿Cómo escogemos opciones positivas en los medios de comunicación?

Imagen
woman on laptop

Cuando entendemos la influencia que los medios de comunicación tienen en nuestra vida, podemos abordar conscientemente las opciones que tenemos ante nosotros. Cuán sensibles somos al Espíritu y a lo bueno que nos rodea se ve determinado en gran parte por lo que elegimos. Toda decisión que tomemos nos acerca más a nuestro Padre Celestial o nos aleja más de Él.

El autor cristiano C. S. Lewis escribió: “Nuestro tiempo libre, incluso nuestro esparcimiento, es un asunto de grave preocupación. En el universo no hay terreno neutral; se lidia una batalla entre Dios y Satanás para reclamar cada centímetro cuadrado, cada fracción de segundo”6.

Nuestra responsabilidad no es evitar los medios de comunicación por completo, ni simplemente rechazar los que son negativos, sino rodearnos activamente con los que sean sanos y que nos edifiquen. Afortunadamente, entre la gran cantidad de opciones disponibles en los medios de comunicación hay muchas que son buenas y sanas, en las que se mantienen y se respetan los valores tradicionales. Hay un sinnúmero de libros, películas, canciones y demás que tienen mensajes de esperanza y felicidad, de amor y bondad, de gozo y perdón.

El élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo: “Debido a la magnitud de los medios de comunicación, actualmente se nos presentan opciones amplias que denotan un gran contraste. En oposición a su aspecto dañino y permisivo, los medios de comunicación ofrecen mucho que es positivo y productivo… Entonces, nuestro mayor reto es escoger sabiamente lo que escuchamos y lo que miramos7.

Quizás un programa de televisión o una serie de libros que anteriormente disfrutábamos ha decaído en la escala de moralidad pero se nos dificulta renunciar a ellos, o quizás una nueva película es particularmente popular o tentadora y no vemos nada de malo en verla. Sin embargo, el ceder aunque sea un poco hace que más adelante sea más fácil ceder un poco más, hasta que nos hemos entregado a placeres de los que se nos hace difícil regresar. Pero si nos fijamos la norma de solo consentir medios de comunicación sanos en nuestra vida, nos permitimos ser más receptivos al Espíritu.

Podemos seguir el imperecedero consejo que Susanna Wesley dio en 1725 a su hijo John, uno de los fundadores del metodismo: “¿Deseas juzgar la legalidad o la ilegalidad del placer?, [¿la inocencia o la malignidad de los actos? Utiliza esta regla]: Cualquier cosa que debilite tu razonamiento, que afecte la ternura de tu conciencia, que no te deje sentir a Dios o que te quite el gusto por las cosas espirituales; en síntesis, cualquier cosa que aumente la fuerza y la autoridad de tu cuerpo sobre tu mente, esa cosa es pecado para ti, por inocente que sea en sí misma”8.

La facultad de elegir

Imagen
young adult man reading magazine

Cuando decidimos participar en medios de comunicación moralmente edificantes, invitamos al Espíritu y nos permitimos ser fortalecidos. El evangelio de Jesucristo nos enseña que se nos da la facultad de actuar por nosotros mismos (véase 2 Nefi 2:26). El aspirar a aquello que sea “virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza” (Artículos de Fe 1:13), nos abre la mente y el corazón para adoptar ideas y actitudes que nos conducen a conductas rectas. En ese empeño, seremos bendecidos con protección en contra de las influencias del adversario (véase Helamán 5:12).

Los grandes avances en la tecnología de los medios de comunicación con los que el Señor nos ha bendecido conllevan la responsabilidad de que elijamos la forma de usar dicha tecnología. Mediante el estudio y la experiencia, he visto el impacto que tienen los medios de comunicación, sea que decidamos reconocerlo o no. Tenemos ante nosotros las opciones de lo moralmente degradante o lo sano y edificante. Tenemos la opción, pero lo que es más importante, tenemos la facultad para elegir.

Notas

  1. David A. Bednar, “To Sweep the Earth as with a Flood”, devocional de la Semana de la Educación de la Universidad Brigham Young, 19 de agosto de 2014, speeches.byu.edu.

  2. Joe Boggs y Dennis Petrie, The Art of Watching Films, 2004, pág. 43; cursiva agregada.

  3. Jeffrey R. Holland, “Santificaos”, Liahona, enero de 2001, pág. 48.

  4. Karen Dill, How Fantasy Becomes Reality: Seeing Through Media Influence, 2009, pág. 224.

  5. Véase de David B. Haight, “Moralidad personal”, Liahona, enero de 1985, pág. 57.

  6. C. S. Lewis, Christian Reflections, ed. Walter Hooper, 1967, pág. 33.

  7. Véase de M. Russell Ballard, “Que se escuche nuestra voz”, Liahona, noviembre de 2003, pág. 16.

  8. Susanna Wesley: The Complete Writings, 1997, pág. 109.