2016
El milagro del fuego mediano
Octubre de 2016


El milagro del fuego mediano

¿Lo quieres ahora o lo quieres bien hecho?

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burnt grilled cheese sandwich

Imaginen a un jovencito que está solo en su casa y tiene hambre (sí, es algo inverosímil, pero traten de imaginarlo). Ahora, imaginen que él decide tratar de hacer un sándwich de queso fundido por primera vez1. Imaginen que los padres de ese jovencito nunca le enseñaron cómo hacer un sándwich de queso fundido y que nunca los observó atentamente cuando ellos lo hacían.

Digamos que, ese jovencito usa todos los ingredientes correctos: pan, queso, un poco de mantequilla en la parte exterior del pan (y un poco de mayonesa adentro, ¡porque él es brillante!). Después, saca la sartén y la pone sobre la estufa o cocina (también estamos suponiendo que no tiene una plancha ni otro electrodoméstico para hacer el sándwich).

Ahora imaginen que se le ocurre una idea, una idea que muchas personas han sido lo bastante ingenuas (o temporalmente insensatas) para pensar: “Si aumento la temperatura, se hará más rápido”.

Imaginen lo que sucede (o quizás ustedes no tengan que imaginarlo).

Él logrará tener o el pan perfectamente crujiente y tostado o el queso derretido perfectamente blando, pero no ambos. Lo más probable es que el pan se vea y se sienta (y quizás también su sabor sea) como piedra volcánica con el queso semiderretido, lo cual no será muy sabroso.

Su problema, como pueden ver, fue una combinación de ignorancia (la cual es excusable) e impaciencia (la cual es comprensible, pero menos excusable). Si repitiera ese error la próxima vez, sería aún menos excusable, ya que no se podría culpar a la ignorancia sino que sería el resultado casi totalmente de la impaciencia.

Para hacerlo bien, él tendría que descubrir el milagro del fuego mediano.

Mediano no es tedioso

La temperatura media de una cocina (estufa) es perfecta para hacer un sándwich de queso fundido y muchos otros platillos, porque permite que la comida se cocine bien por dentro, sin quemarse por fuera. La única desventaja es que eso requiere más tiempo y atención, lo cual requiere paciencia.

El Señor ha dicho, “continuad con paciencia hasta perfeccionaros” (D. y C. 67:13). Aquí está hablando del tipo de perfección que va más allá de hacer sándwiches de queso fundido perfectos; Él quiere que lleguemos a ser más semejantes a Él. Jesucristo es el mayor ejemplo de paciencia; y parte de seguir Su ejemplo supone aumentar nuestra perspectiva, mirar más allá de las cosas del momento y ver la mayor recompensa que proviene de la autodisciplina, la fe, la obediencia, el esfuerzo constante y consistente, la longanimidad y el amor; en otras palabras: de tener paciencia.

Por definición, la paciencia implica esperar, lo cual puede resultar aburrido; pero como el presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, nos ha enseñado, es mucho más que simplemente esperar: “Ser paciente significa esperar y perseverar de forma activa. Significa persistir en algo y hacer todo cuanto podamos: trabajar, tener esperanza, ejercer la fe y enfrentar las dificultades con fortaleza, incluso cuando los deseos de nuestro corazón se ven demorados. ¡[Tener] paciencia no es simplemente sobrellevar las cosas, sino hacerlo bien!”2.

No es solo poner el sándwich de queso en la sartén y olvidarse de él; es vigilarlo y darlo vuelta en el momento correcto.

No es simplemente estar presente en la escuela, Seminario o la Iglesia; es aprender o adorar de forma activa.

No es solo esperar que se te otorgue un testimonio del Libro de Mormón porque lo pediste, sino continuamente leer, estudiar, meditar, orar y vivir de acuerdo con los preceptos de ese libro.

No se trata solo de no responder cuando tus amigos se burlan de tu religión, sino de orar por ellos, desear realmente que tengan un cambio de corazón y hacer lo que puedas para que ese cambio suceda.

No es simplemente esperar hasta los dieciséis años para salir con jóvenes del sexo opuesto; es aprender a amar la obediencia y tratar de entender cómo el seguir los consejos de los profetas te bendecirá.

Bajar el fuego

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grilled cheese sandwich

La paciencia y la templanza, o el autocontrol, son ambos parte del “fruto del Espíritu” (véase Gálatas 5:22–23). Aunque hay cosas urgentes que requieren una acción inmediata o una respuesta rápida (al igual que hay algunos alimentos que necesitan de fuego intenso), debes verte a ti mismo con una tendencia a tener mayor paciencia y autocontrol. Si sientes que es así, es una señal de la influencia del Espíritu en tu vida.

El milagro del fuego mediano puede brindarte un perfecto sándwich de queso fundido, hamburguesas que no parezcan carbón y a la vez estén crudas por dentro, papas doradas en vez de papas quemadas, arroz suave y esponjoso en lugar de arroz duro y seco; pero la paciencia efectuará su “obra perfecta” (Santiago 1:4) en tu vida al ayudarte a seguir adelante para llegar a ser más como Jesucristo, al brindarte la influencia del Espíritu Santo y, finalmente, conducirte a la vida eterna.

Cuando te des cuenta de las cosas que causan que te vuelvas impaciente, piensa en ese sándwich de queso fundido (o cualquier otro platillo que tenga sentido para ti) y lo que probablemente sacrifiques si dejas que la impaciencia guíe tus acciones. Si eres culpable de ceder a la impaciencia con demasiada frecuencia, ¡bienvenido al club! Puedes arrepentirte e intentar otra vez seguir el ejemplo y las enseñanzas de Jesucristo. Hay más de un sándwich de queso fundido que hacer, y nunca es demasiado tarde para aprender sobre la perfección que se puede lograr mediante la paciencia.

Notas

  1. Es obvio que este es un joven estadounidense. Bien podría ser de otro lugar y estar haciendo una fritada, crepés, kartoffelpuffer, albóndigas suecas, panqueques, tortillas o arroz por primera vez. La idea sería la misma.

  2. Véase de Dieter F. Uchtdorf, “Continuemos con paciencia”, Liahona, mayo de 2010, pág. 57.