2017
El pesar y la esperanza: Cuando el cónyuge utiliza pornografía
Febrero de 2017


El pesar y la esperanza: Cuando el cónyuge utiliza pornografía

Siete maneras en las que el cónyuge de alguien que utiliza pornografía puede no solo sobrevivir al pesar, sino además ver la promesa de esperanza.

Imagen
Husband and wife

Detalle de That Which Is Lost They Will Find y Measurement from Memory, por Brian Kershisnik.

Amy tomó las decisiones que todo padre desea que tome un hijo o una hija. Se selló en el templo después de haber recibido una fuerte confirmación espiritual de casarse con su esposo.

Antes de la boda, su futuro esposo también tomó una valiente decisión al admitirle que había utilizado pornografía.

Apenas un año después, Amy se dio cuenta de que la lucha de él contra la pornografía no era algo del pasado. Después de tres años de casados —cuando tenían un bebé de ocho meses— Amy sufrió el inimaginable dolor de que su esposo tuviera una aventura amorosa y de que posteriormente fuera excomulgado de la Iglesia.

¿Cómo sobrevivió Amy al pesar? ¿Cómo sobreviven al dolor los muchos hombres y mujeres que se hallan en circunstancias semejantes?

Muchos cónyuges y otros familiares de personas que utilizan pornografía han descubierto conductas útiles y esperanzadoras que son comunes a su propio trayecto y al de los demás, y han compartido con valentía sus historias.

El sitio web de la Iglesia OvercomingPornography.org se refiere a siete de dichas conductas comunes como “conductas cruciales”. Esas conductas —que la persona experimenta a su propio ritmo y en su propio orden— han probado ser cruciales para muchos a fin de sanar emocional, mental y espiritualmente.

Conducta crucial 1: Abordar el trauma de la traición

Cómo aprender la forma de abordar el trauma, la autoinculpación y otras reacciones que la persona sufre al descubrir que el cónyuge utiliza pornografía.

Cuando Eva descubrió que su esposo utilizaba pornografía, sintió “dolor intenso, ira, pesar, depresión y obsesión”. La obsesión es, ciertamente, un sentimiento común para alguien que experimenta el trauma de la traición del uso de pornografía por parte del cónyuge; y la conducta de Eva en respuesta a esas emociones intensas tampoco es inusual. Eva empezó a obsesionarse en cuanto a su esposo y sus acciones. ¿Dónde estaba? ¿Con quién hablaba? ¿Qué hacía? La adicción de su esposo a la pornografía y al sexo llegó a ser el eje central de la vida de ella y deseaba curarlo con desesperación, creyendo que si conseguía que el problema quedara bajo control, serían felices.

Cuando Jamie se enteró de que su marido utilizaba pornografía, reaccionó con el comprensible deseo de controlar todo lo que pudiera. Pensaba que podría poner en orden la vida de Jon, su esposo, para que no buscara satisfacción instantánea mediante la pornografía, y que él, por consiguiente, no tendría más opción que escoger la rectitud. Escribió listas diarias que contenían lo que él podía hacer para entretenerse y las tareas que debía cumplir.

Un momento decisivo en el trayecto de Jamie ocurrió cuando el obispo se sintió inspirado a recalcarle: “Jamie, esto no es tu culpa. Nada de lo que haces lo lleva a ver pornografía; él escoge hacerlo”; y del mismo modo en que ella no era la causa de que él viera pornografía, tampoco podría ser ella la causa de que él dejara de hacerlo. En su mente, Jamie ya sabía lo que el obispo le dijo, pero comenta que después del recordatorio del obispo, “Ya no hubo listas. Desistí de tratar de controlar su comportamiento y de tratar de forzarlo a ser recto, y me concentré en mí misma”. En efecto, Jamie se permitió a sí misma sentir su propio pesar y ocuparse de su propia recuperación.

Después de que Jamie lo entendió, Jon luchó y recayó con frecuencia, pero asumió la responsabilidad de sus propias acciones; y conforme cada uno se ocupó de su propia sanación, Jon y Jamie descubrieron que podrían sanar mejor individualmente y como pareja.

Conducta crucial 2: La seguridad para hablar al respecto

Cómo hallar comprensión, apoyo y confianza al hablar al respecto adecuadamente.

Otro punto decisivo para Jamie y Jon sucedió cuando uno de sus hijos necesitaba una bendición. Llamaron al maestro orientador, quien, valientemente, explicó que se hallaba procurando ayuda para afrontar su propia lucha contra la pornografía. Se ofreció a buscar a otra persona que diera la bendición. Esa franqueza disminuyó la vergüenza que Jon y Jamie sentían en cuanto a su propia situación, y al final Jon se sintió lo suficientemente seguro como para hablar sobre su adicción con otra persona aparte de Jamie.

Cuando la esposa del maestro orientador se ofreció a hablar con Jamie, esta no vio razón alguna para ello, puesto que hablar con ella no sanaría a Jon y, en ese momento, su meta era curarlo. Sin embargo, después que ella y la esposa del maestro orientador hablaron, Jamie se sintió más aliviada. Nada había cambiado; Jon aún tenía dificultades, pero Jamie se tranquilizó al saber que otra persona sabía por lo que ella estaba atravesando y que no se le había venido el mundo encima.

Conducta crucial 3: Reconstruir la confianza espiritual

Cómo sentir y obedecer la inspiración del Espíritu Santo, y tener una confianza renovada en Dios.

Al afrontar la excomunión de su esposo, Amy sabía que el Salvador podía darle una respuesta a la abrumadora carga que sentía. Sin embargo, dice ella, no estaba segura de cómo “zanjar aquella brecha entre donde yo me encontraba y el poder sanador de Jesucristo”. Se preguntaba cómo sería posible hallar o acaso tender un puente.

Al principio, intentó calmar el dolor al velar atentamente por su esposo y suplicar al Señor que lo sanara. Pero cierto día, una impresión espiritual lo cambió todo: Amy comprendió que controlar el comportamiento de otra persona no es parte del plan de nuestro Padre Celestial y que no la ayudaba a acercarse más al Salvador. De modo que, dice ella, lo más importante que debía hacer era comenzar su propio camino de sanación, y devolverle a su esposo su propio camino. Llegó a comprender, mediante la inspiración del Espíritu, que tenía que dejar de vivir reaccionando a la pornografía, y confiar en el poder habilitador de Jesucristo y Su expiación para que la fortaleciera y bendijera.

Amy recuerda que en ningún momento hubo pesquisa ni investigación alguna en cuanto a su marido que le produjera algún sentimiento de paz. La vida “era una agitación continua”, dice. “Y la única paz que hallé fue al entender que nuestro Padre Celestial tenía un plan” para su esposo y para ella. Cuando empleó su propio albedrío para tornarse a Dios y procurar Su ayuda, “la ayuda llegó” y la brecha entre su dolor y la ayuda del Salvador no pareció tan amplia, ni el pesar tan abrumador.

Conducta crucial 4: Procurar ayuda

Cómo hallar la senda a la sanación mediante recursos tales como literatura, terapeutas cualificados, mentores o programas de probada eficacia para curar.

Imagen
Woman receiving angelic help

Detalle de ELLA ENCONTRARÁ LO QUE ESTÁ PERDIDO, por Brian Kershisnik.

Tras veinticinco años de matrimonio, Gina se enteró de que su esposo utilizaba pornografía y de su infidelidad. Gina, que se sentía traumatizada, llamó al obispo. Enseguida descubrió que él era una persona comprensiva que sabía escuchar, que le permitía llorar cuando necesitaba hacerlo, lo cual es una bendición que Gina reconoce que no tienen todos los cónyuges que están en su situación.

Gina recuerda que en una de sus primeras reuniones, el obispo le “aconsejó que de inmediato procurara ayuda de un terapeuta, no para mi matrimonio ni para mi marido, sino para que yo tuviera un apoyo firme al afrontar las dificultades venideras. Quería que me sintiera protegida, y sabía que él no contaba con la experiencia que sería necesaria. Vio mi depresión y ansiedad, y me aconsejó que hablara con mi médico en cuanto a la ayuda profesional que podría necesitar”.

Durante los años siguientes, Gina asistió con regularidad a grupos de ayuda y a terapia, y procuró el apoyo de la familia, a la que a veces llamaba para pedirles que oraran por ella en los días más difíciles. Dice que ha aprendido que “el Padre Celestial jamás me dejará en la oscuridad”.

Conducta crucial 5: Ser franco y sincero

Cómo hablar con los seres queridos con regularidad en cuanto a la travesía personal a la sanación y la recuperación, y hacerlo de manera abierta, franca y genuina.

Melissa decidió intentar una vez más salvar su matrimonio, el cual parecía distante y desunido. Fue entonces que Cameron, su esposo, le habló con sinceridad en cuanto a su uso de pornografía. Ante la insistencia de ella, accedió a decirle al obispo y, con el tiempo, ambos hablaron con sus padres. Sin embargo, según explica él, “requirió dos años ver finalmente que el arrepentimiento consistía en más que decirlo a algunas personas y hacer una oración”. Tuvo que aprender que no bastaba con no ver pornografía. Para hallarse en verdad en un estado de recuperación, debía volverse a Dios y buscar formas de afrontar el estrés, el temor, la vergüenza y la ansiedad que habían desencadenado su sed de ver pornografía.

Después de una recaída, Cameron accedió a asistir a un programa de recuperación de adicciones y, con el tiempo, ha llegado a comprender que el Salvador no se da por vencido con nosotros tan pronto como cometemos un error.

Además, gracias a que asistió a un programa de doce pasos, Melissa siente que su familia por fin tiene los instrumentos para avanzar; recuerda lo difícil que fueron las reuniones del programa al principio, pero se sintió motivada por un moderador que le sugirió: “Pruébenos noventa días; si no somos de su agrado, le devolveremos su desdicha”. Con el tiempo, Melissa se dio cuenta de que tal como ella recibía esperanza de las historias de otras personas, quizás podría ayudar a los demás a sentir esperanza al compartir sus experiencias.

Melissa solía creer que si permanecía casada, solo fingiría ser feliz. Su opinión cambió cuando entendió que el Salvador veía el potencial de ella, de Cameron y de todos los hijos del Padre Celestial. El Salvador dedicó todo lo que es —la Luz y la Vida del Mundo— a salvarnos y darnos otra oportunidad; gracias a Él, dice Melissa, ahora puede sonreír con sinceridad y de un modo que demuestra que está feliz de estar viva.

Conducta crucial 6: Establecer límites

Cómo definir los límites adecuados con la persona que utiliza pornografía y establecer una estructura que permita actuar y sanar.

Tras recorrer un buen tiempo su camino para vencer la pornografía, Jon y Jamie descubrieron cuán útil era establecer límites; y aún los tienen hoy en día —incluso después de un buen tiempo de estar recuperados— debido a la paz interior que brindan los límites. Jamie dice que cuando se hallaba más vulnerable, fijar límites “protegió mi corazón”.

Ella y Jon acordaron que había momentos y modos adecuados de tratar las dificultades con respecto a alguna recaída. Convinieron en no entablar “guerras de mensajes de texto”, sino más bien hablar en persona. Asimismo, acordaron que cuando la charla comenzara a tornarse en discusión, se detendrían y hablarían más tarde.

Muchos de los límites que Jon y Jamie establecieron se relacionan con la forma en que se comunican, pero algunos de los demás son enunciados del tipo “si… entonces…”, en los cuales estipulan que ciertas acciones conducirán a ciertas consecuencias. Eso, dice Jamie, permite que ambos sientan que la vida no es tan caótica.

Conducta crucial 7: Practicar el cuidado de uno mismo

Cómo participar de rutinas diarias que sanan y nutren la mente, el cuerpo y el espíritu.

Imagen
Woman mending a tear

Detalle de REMENDANDO, por Brian Kershisnik.

Gina recuerda que poco después de que se reunió con el obispo por primera vez, él le aconsejó hacer algunas cosas que parecían ser respuestas habituales. Dice: “Me instó con gentileza a ir al templo, leer las Escrituras y perseverar en la oración”.

En los difíciles años posteriores, Gina descubrió que las “respuestas habituales” fueron los medios para cuidar de sí misma. Las Escrituras llegaron a ser su santuario. Ella explica: “Leía un versículo, lo apuntaba e intentaba meditar en lo que significaba en cuanto a mi situación, y luego escribía esas ideas. Sabía que, más que nunca, tenía que oír la palabra del Señor y permitir que se arraigara profundamente en mi entendimiento. No comprendía casi nada del resto de mi mundo, pero en los momentos en que me hallaba en las Escrituras, podía comprender algo, un versículo a la vez”.

Del mismo modo, la oración y la asistencia al templo cobraron nuevo significado. Gina recuerda: “Cuando terminaba de orar con gran fervor, decía: ‘Padre Celestial, ahora es tu turno’”. Y aguardaba en silencio y escuchaba. “Incluso en los momentos más oscuros”, explica, se dio cuenta de que su “espíritu crecía”.

Vivir con esperanza

Ninguna travesía personal hacia la sanación es igual a la de otra persona, y todas son un proceso y no un destino. Sin embargo, es común en muchas historias llegar a darse cuenta de que ninguna cantidad de uso de pornografía está bien ni es normal. Por consiguiente, cuando alguien se involucra en cualquier frecuencia de uso o cualquier grado de participación, su cónyuge experimentará sentimientos de pesar, de traumas por traición, de rechazo, de vergüenza y se cuestionará su autoestima. El uso de la pornografía perjudica el vínculo, la confianza y la comunicación que es esencial para tener una relación sana, lo cual hace que sea crucial que el cónyuge busque esperanza y sanación.

También es común el descubrimiento reconfortante de que en esa amarga experiencia, los cónyuges pueden llegar a conocer lo dulce no solo hallándolo al final de sus pruebas, sino también al volverse con esperanza a Jesucristo en medio de ellas.

Hoy en día, Gina está divorciada y se centra en su sanación y en la de sus hijos, y con frecuencia tiende la mano para ayudar a mujeres que están en circunstancias semejantes a encontrar esperanza. Melissa y Cameron siguen casados y se esfuerzan por vivir en vías de recuperación. Asimismo con Jamie y Jon, quienes ayudan activamente a otras parejas a encontrar la sanación que ellos encontraron mediante el Salvador y Su expiación.

Eva está divorciada y asiste con regularidad a las reuniones del programa de los doce pasos, donde halla seguridad y confianza conforme se esfuerza para recuperarse. Ha llegado a comprender que, aunque una vez hizo de la adicción de su esposo el punto central de su vida, la sanación llega conforme hace del Salvador el centro de la vida y de sus esfuerzos.

Amy y su esposo aún están casados, aunque él continúa con recaídas. Sin embargo, Amy testifica que siente paz cuando mira la conferencia general y piensa: “¿Cómo puedo sanar mi pesar?”, en vez de “Espero que mi esposo oiga eso”. Sabe que el poder sanador de Jesucristo y su fe en la naturaleza infinita de la Expiación brindan esperanza, no solo para su esposo, sino también para ella.

Una hermana que se vio afectada por la pornografía puede hablar por todos nosotros al decir: “El Salvador no quiere que nos esforcemos con más ahínco; quiere que nos volvamos a Él más pronto”. Esas siete conductas cruciales ayudan a hombres y mujeres en sus esfuerzos para lograrlo.