2017
Un derramamiento del Espíritu
Marzo de 2017


Un derramamiento del Espíritu

LaRene Porter Gaunt, miembro del personal de revistas de la Iglesia, llevó a cabo esta entrevista. Cronología e información de los recuadros laterales por Kate Holbrook, del Departamento de Historia de la Iglesia.

Hablando con ternura y poder sobre el 175º aniversario de la Sociedad de Socorro, la Presidencia General comparte sus sentimientos, perspectiva y testimonio con nosotras, las hermanas de la Sociedad de Socorro.

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Relief Society pages 14-15
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Relief Society pages 16-17
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Young woman in sunlight

“Amamos a las hermanas de toda la Iglesia”, dice Linda K. Burton, Presidenta General de la Sociedad de Socorro, hablando por ella misma y por sus consejeras, Carole M. Stephens, Primera Consejera, y Linda S. Reeves, Segunda Consejera. “¿Qué más podríamos desear que ayudarnos unas a otras a lo largo del camino de convenios que conducen a la vida eterna? Dios reveló Su propósito en Moisés 1:39: ‘Porque, he aquí, esta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre [y la mujer]’. En la Sociedad de Socorro ayudamos a las mujeres a prepararse para las bendiciones de la vida eterna. Lo hacemos al aumentar la fe en el Padre Celestial y en Jesucristo y Su expiación, al fortalecer a las personas, las familias y los hogares mediante ordenanzas y convenios, y al trabajar en unidad para ayudar a los necesitados1.

“Al recordar y vivir de acuerdo con el propósito de la Sociedad de Socorro, nosotras como mujeres Santos de los Últimos Días seremos ‘diferentes —en forma positiva’2, y ejerceremos una influencia significativa para bien en todo el mundo. Eso es lo que queremos para nuestras hermanas de la Sociedad de Socorro”.

A continuación, en una entrevista con el personal de revistas de la Iglesia, las integrantes de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro responden a preguntas de interés actual y comparten su visión del futuro.

1. ¿Qué tiene la Sociedad de Socorro que une a mujeres de diferentes culturas y diversas circunstancias?

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Women talking

Hermana Burton: El conocer y vivir nuestro propósito nos une más allá de las culturas. El año pasado conocí a una hermana en Uruguay que me contó que la habían llamado como presidenta de la Sociedad de Socorro en el momento más lúgubre de su vida. Sintió la tentación de decir: “No puedo hacerlo ahora”. Sin embargo, debido a que había hecho convenios sagrados, dijo: “Haré lo que se me ha pedido que haga; tengo fe en el Padre Celestial y en Jesucristo. Sé que por medio de Su expiación puedo hacerlo”. Entonces me dijo: “Mi llamamiento trajo luz a mi vida mientras servía a mis hermanas. Puse mi confianza en el Señor, y Él me bendijo”.

En su historia reconozco el propósito de la Sociedad de Socorro. Su fe en el Padre Celestial y en Jesucristo y Su expiación la ayudó. Ella había hecho convenios sagrados y deseaba guardarlos. Al trabajar en unión con el obispo, ella cumplió con su llamamiento, y ahora tiene un testimonio de que el Señor nos bendice cuando confiamos en Él. Añado mi testimonio al de ella de que nuestro Salvador Jesucristo nos ayudará a atravesar todo desafío terrenal y todo lo que parece injusto en esta vida.

Hermana Stephens: Nuestra fe en el poder del sacrificio expiatorio del Salvador es lo que nos une. Nuestro amor por nuestro Padre Celestial y el conocimiento de Su gran plan de felicidad nos unen en nuestra búsqueda de la vida eterna. Nuestras hermanas son solteras, casadas con hijos o casadas sin hijos; las hay viudas y las hay quienes están divorciadas. Nuestra esperanza es que todas trabajemos en unidad y seamos una al llegar a comprender nuestra identidad, nuestra obra y nuestro propósito.

Hermana Reeves: La unidad nos da felicidad porque no hay contención y el amor de Dios mora en nuestros corazones (véase 4 Nefi 1:15). La unidad traspasa toda línea. ¡Cómo deseamos que nuestras hermanas sientan ese amor por el Salvador! ¡Cómo deseamos ser una al ayudar a que se cumplan Sus propósitos!

2. ¿Qué pueden hacer las mujeres si no sienten que son parte de la Sociedad de Socorro?

Hermana Stephens: El deseo de nuestros corazones como presidencia es que las hermanas comprendan su identidad eterna. Siempre hemos sido parte de la obra de Dios. Como mujeres, se nos ha investido con dones especiales para beneficiar a todos. En la vida preterrenal recibimos enseñanzas y capacitación sobre cuál sería nuestra obra. Estuvimos en aquel gran concilio de los cielos en que elegimos el plan de nuestro Padre Celestial, el cual incluía la expiación de Jesucristo. Exclamamos de gozo ante la perspectiva de tener un cuerpo mortal.

En la Tierra, comenzando con nuestra madre Eva, las mujeres siguen siendo parte de la obra de Dios. El profeta José Smith organizó a las mujeres según el modelo del sacerdocio —un modelo que siempre ha existido— cuando organizó la Sociedad de Socorro en 1842 en Nauvoo, Illinois.

El presidente Russell M. Nelson, Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles, nos ha aconsejado: “… sepan por ustedes mismos quiénes son en verdad. Pregunten a su Padre Celestial, en el nombre de Jesucristo, qué siente Él en cuanto a ustedes y su misión aquí en la tierra. Si piden con verdadera intención, con el tiempo, el Espíritu les susurrará la verdad que cambiará su vida. Anoten esas impresiones, léanlas a menudo y síganlas al pie de la letra.

“¡Les prometo que, al empezar a captar siquiera un destello del modo en que el Padre Celestial los ve y lo que Él confía que ustedes harán por Él, su vida jamás será la misma”3. ¡Vayan al templo y escuchen! Escuchen quiénes son y qué harán.

3. ¿Cómo pueden las mujeres que están sumamente ocupadas disfrutar aun así las bendiciones de la Sociedad de Socorro?

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Women walking with containers on heads

Hermana Stephens: Se trata de poner prioridades. Recientemente pasé tiempo en África Occidental, y vi a mujeres que todos los días llevaban agua de pozo sobre su cabeza y luego iban a trabajar para ayudar a proveer el sustento para sus familias. A veces me sentía abrumada por la pobreza. Luego, en las reuniones de capacitación, pasé tiempo con los miembros de la Iglesia, quienes asistían con sus camisas de brillante color blanco y sus coloridos vestidos hechos a mano.

Aprendí que esas personas son ricas en cuanto a las cosas que el dinero no puede comprar; aprendí que dan prioridad a las cosas más importantes. El Evangelio significaba todo para ellos. Me decían: “No necesito nada; tengo todo lo que necesito: tengo el Evangelio y a mi familia”. Cuando ponemos las cosas más importantes en primer lugar, otras cosas quedarán de manera natural eliminadas de nuestra vida.

4. ¿Qué ofrece la Sociedad de Socorro a las mujeres jóvenes?

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Young and older women

Hermana Burton: Las mujeres jóvenes tienen la oportunidad de ayudar a cumplir una profecía cuando continúan su progreso en la Sociedad de Socorro. En 1979, el presidente Spencer W. Kimball (1895–1985) profetizó que las buenas mujeres del mundo “… se sentirán atraídas a la Iglesia [en gran número]… si la gente las considera diferentes —en forma positiva— de las mujeres del mundo…”4. Necesitamos los dones, la perspectiva y los talentos singulares que las mujeres jóvenes aportan para ayudar a cumplir esta profecía.

Respecto a la profecía del presidente Kimball, en 2015 el presidente Russell M. Nelson dijo a las mujeres de todas las edades, entre ellas las mujeres jóvenes: “¡Ustedes son las mujeres que [el presidente Kimball] predijo!…

“… necesitamos mujeres que tengan un entendimiento sólido de la doctrina de Cristo… mujeres que sepan cómo acceder al poder que Dios pone a disposición de los que guardan sus convenios… Necesitamos mujeres que tengan la valentía y la visión de nuestra madre Eva…

“Les suplico que den cumplimiento a la profecía del presidente Kimball… Al hacerlo, ¡el Espíritu Santo magnificará su influencia de un modo sin precedentes!”5.

Hermana Reeves: Todas somos “hijas de un Padre Celestial que nos ama y nosotras lo amamos a Él”6. Una se da cuenta de que en la Sociedad de Socorro somos más parecidas que diferentes. Por ejemplo, todas estamos en un mundo con redes sociales, publicidad y modelos a seguir bastante mundanos. El mundo está definiendo el valor de la mujer. El compararnos con lo que vemos y escuchamos en el mundo puede hacernos sentir que así debemos ser. Ahora más que nunca, todas debemos recordar que nuestro valor proviene de ser hijas de Dios, no de lo que el mundo dice que debemos ser. Nuestra fortaleza proviene de nuestra relación con nuestro Padre Celestial, nuestro Salvador y cada una de nosotras como hermanas en el Evangelio. Apóyense en eso.

Hermana Stephens: Mujeres jóvenes, Dios las necesita y nosotras también. Ustedes son la nueva generación y han nacido con la fortaleza para permanecer firmes frente a los desafíos de estos últimos días. Únanse a nosotras para que seamos mujeres que comprenden a Jesucristo y Su expiación, mujeres que hacen y guardan convenios sagrados, mujeres que obran en unidad entre ellas y con los líderes del sacerdocio. Es una bendición ser una mujer de cualquier edad en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Compartamos nuestro testimonio de quiénes somos y quiénes estamos llegando a ser. ¡Compartamos nuestro mensaje de gozo, disfrutando el estar juntas!

5. ¿Por qué es importante que los poseedores del sacerdocio y las hermanas de la Sociedad de Socorro obren en unidad?

Hermana Burton: Los hombres y las mujeres tienen funciones complementarias. Cada uno de nosotros tiene dones y talentos únicos para contribuir a la obra del reino y para fortalecernos unos a otros. Las mujeres somos la mitad del almacén del Señor; somos vitales para la obra. Aportamos una perspectiva y el deseo de contribuir a la edificación del reino que comenzó con Eva, continuó con Sara, Rebeca, Ester, María, Elisabet, Emma, Eliza y otras valientes hermanas de esta última dispensación y de la antigüedad.

Cuando pensamos en el poder y la influencia, por lo general relacionamos el poder con el poder del sacerdocio. Sin embargo, la influencia de una mujer justa también conlleva un poder enorme. Las mismas virtudes que se mencionan en Doctrina y Convenios 121:41 y que invitan el poder del sacerdocio son las mismas cualidades que invitan el poder de la influencia de una mujer: “persuasión”, “longanimidad”, “benignidad”, “mansedumbre” y “amor sincero”. Estas cosas son inherentes a nuestra naturaleza divina, y en eso yace nuestra oportunidad de influir para bien de una manera poderosa.

Al obrar en unión con nuestros hermanos del sacerdocio, poco a poco nos convertimos en un pueblo más como Sion (véase Moisés 7:18).

Hermana Reeves: Cuando leemos “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, vemos que nuestro Padre Celestial utiliza las fortalezas del hombre y de la mujer según las funciones y responsabilidades que llevarán a un número óptimo de Sus hijos de regreso a Su presencia7. El propósito de la Sociedad de Socorro nos ayuda a hacer eso.

6. ¿Cómo es para ustedes, como presidencia, trabajar con los profetas?

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Linda K. Burton meeting Elder Holland

Hermana Burton: Tal como Jesucristo defendió a las mujeres en Su época, lo mismo hacen Sus apóstoles en nuestros días. Nuestros profetas son meticulosos en sus deliberaciones, y siempre procuran la opinión y la perspectiva de las hermanas de la Iglesia. Desearía que cada hermana de la Iglesia pudiera ver y escuchar y sentir lo que nosotras experimentamos al relacionarnos regularmente con los profetas, videntes y reveladores. Son verdaderos discípulos que dan su vida al Señor desinteresada y alegremente al procurar hacer Su voluntad y confiar en Su tiempo. A menudo testifican que esta Iglesia pertenece a Jesucristo y que Él la dirige y la guía.

Hermana Reeves: Cuando interactuamos con nuestros líderes, lo cual sucede a menudo, nos piden nuestra opinión cada vez más. Las Autoridades Generales que están en esos consejos escuchan y valoran lo que decimos, y trabajan con nosotras para lograr las metas que tenemos en común.

Hermana Stephens: La Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles son testigos especiales de Jesucristo. Lo conocen; están llegando a ser como Él. Así que, si desean entender la relación que las líderes mujeres tienen con estos testigos de Jesucristo, miren Su ejemplo en las Escrituras. Jesucristo defendió a las mujeres, las incluyó y las ennobleció. En los consejos que tenemos con las Autoridades Generales, a menudo los he visto y he pensado: “Esta es una pequeña porción de lo que se puede llegar a sentir en presencia del Salvador”.

7. ¿Cuál es la realción que existe entre el poder espiritual y nuestros convenios?

Hermana Stephens: Recibimos poder espiritual mediante los convenios que recibimos y los convenios que hacemos. También hay un poder espiritual que proviene de guardar nuestros convenios.

Recibimos poder espiritual cuando participamos dignamente de la Santa Cena los domingos. Es entonces que podemos renovar todos los convenios que hemos hecho con el Señor; tomamos Su nombre sobre nosotros, prometemos “recordarle siempre”, guardar Sus mandamientos y esforzarnos siempre por “tener su Espíritu [con nosotros]” (D. y C. 20:77, 79).

Hermana Burton: Con respecto a este poder espiritual, Nefi dijo: “… yo, Nefi, vi que el poder del Cordero de Dios descendió sobre los santos de la iglesia del Cordero…” (1 Nefi 14:14). El término santos, ¿no incluye a todos?

Nefi continúa diciendo en el mismo versículo que el poder del Cordero de Dios descendió “sobre el pueblo del convenio del Señor, que se hallaban dispersados sobre toda la superficie de la tierra; y tenían por armas su rectitud y el poder de Dios en gran gloria”. Como “pueblo del convenio”, nosotros —tanto hombres como mujeres—, podemos tener “por armas [nuestra] rectitud y el poder de Dios en gran gloria”. Ese es el destino divino de todos los hijos de Dios que guardan sus convenios.

Hermana Stephens: Para comprender el alcance de nuestro destino divino debemos responder dos preguntas: (1) ¿Sabemos quiénes somos? (2) ¿Sabemos lo que tenemos? Si comprendiéramos lo que tenemos, sabríamos que es todo lo que necesitamos. Mediante las ordenanzas y los convenios que hacemos en el templo, tenemos las bendiciones, el poder y la autoridad de todas las cosas que atañen al sacerdocio. No se nos ha ordenado; no sabemos por qué. La ordenación al sacerdocio de padre a hijo ha sido el orden de Dios desde los días de Adán y Eva.

Hermana Reeves: Tengo un testimonio de que las mujeres que guardan sus convenios reconocen que nuestro Padre nos ha dado todo lo que necesitamos para regresar a Su presencia al hacer y guardar convenios.

8. ¿Qué es lo más importante que quisieran que recordasen las hermanas de la Sociedad de Socorro?

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Mother and baby

Hermana Burton: En Doctrina y Convenios 45:3 dice: “Escuchad al que es vuestro intercesor con el Padre, que aboga por vuestra causa ante él”.

“por tanto, Padre, perdona a estos mis hermanos que creen en mi nombre, para que vengan a mí y tengan vida sempiterna” (versículo 5). Me encanta la ternura que Cristo tiene por nosotras. ¡Él aboga por nuestra causa porque nos ama! Él desea que vengamos a Él. Amemos y aumentemos nuestra fe en Jesucristo y en nuestro Padre Celestial.

Como hijas del convenio de Dios diseminadas sobre toda la faz de la tierra hoy en día, tenemos por armas la rectitud y el poder de Dios en gran gloria. Al recordar nuestro propósito, regocijarnos y guardar nuestros convenios, seremos “… diferentes —en forma positiva— de las mujeres del mundo…” y podremos ayudar a preparar al mundo para el regreso de nuestro Salvador Jesucristo.

Notas

  1. Véase Manual 2: Administración de la Iglesia, 2010, 9.1.1.

  2. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, 2006, pág. 247.

  3. Russell M. Nelson, “Vivan como verdaderos milénicos”, Liahona, octubre de 2016, pág. 49.

  4. Enseñanzas de los Presidentes: Spencer W. Kimball, 2006, pág. 247.

  5. Russell M. Nelson, “Una súplica a mis hermanas”, Liahona, noviembre de 2015, págs. 96, 97.

  6. Progreso Personal para las Mujeres Jóvenes, librito, 2009, pág. 3.

  7. Véase “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 129.

  8. Emma Smith, en el Libro de actas de la Sociedad de Socorro, 17 de marzo de 1842, pág. 13, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.

  9. José Smith, en el Libro de actas de la Sociedad de Socorro, 9 de junio de 1842, pág. 63.

  10. Véase Jill Mulvay Derr, Janath Russell Cannon y Maureen Ursenbach Beecher, Women of Covenant: The Story of Relief Society (Mujeres del convenio: historia de la Sociedad de Socorro), 1992, pág. 138.

  11. Zina D. H. Young, “First General Conference of the Relief Society”, Woman’s Exponent, 15 de abril de 1889, pág. 172.

  12. Julie B. Beck, “‘… hijas en mi reino’: La historia y la obra de la Sociedad de Socorro”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 114.