2017
Star brilla
Abril de 2017


Star brilla

La autora vive en Colorado, EE. UU.

“Qué lindo es estar contigo aquí en la Primaria” (Children’s Songbook, pág. 254).

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Star Shines

Star se alisó la ropa. Todavía le resultaba extraño llevar un vestido para ir a la capilla. En su antigua iglesia, las niñas llevaban pantalones largos o cortos los domingos, pero no en su nueva Iglesia. Ella y su mamá se acababan de bautizar en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Star suspiró al mirarse en el espejo. Estaba ilusionada con ir a la Iglesia por primera vez como miembro oficial, pero también estaba nerviosa. Antes, se quedaba con su mamá durante todo el tiempo en la Iglesia, pero esta vez iba a ir a la Primaria.

Star pestañeó al pensarlo. ¿Y si no encajaba en el grupo? ¿Y si no era del agrado de los otros niños?

“¿Star? ¿Estás lista?”, le llamó su mamá.

Star bajó las escaleras. “¿Me veo bien?”, preguntó ella.

Su mamá sonrió. “Estás hermosa”.

Star hizo una mueca. “Eso es lo que tienes que decir porque eres mi mamá”.

“Tienes razón. tengo que decirlo, porque es verdad”.

Star sonrió levemente. Su mamá siempre sabía la manera de hacerla sentir mejor, pero aún seguía sintiendo mariposas en el estómago. ¿Y si los otros niños no querían hablar con ella? Tenía amigos en la escuela, pero no eran miembros de su nueva Iglesia. Deseaba tener aunque fuera una amiga que la acompañara a la iglesia.

“Acabo de recordar que tengo que hacer una cosa”, le dijo a su mamá.

Subió las escaleras corriendo y se arrodilló junto a la cama. “Querido Padre Celestial, por favor ayúdame a hacer amigos. Creo que lo que los misioneros nos enseñaron es verdad, pero tengo miedo”.

Star se mantuvo de rodillas y escuchó. Después de un momento, tuvo un dulce sentimiento de paz, y dejó de sentirse nerviosa.

En la Iglesia, Star y su mamá se sentaron con una familia con tres niñas pequeñas. Los padres se presentaron y comenzaron a hablar con su mamá antes de que comenzara la reunión. Star ayudó a las niñas a colorear una lámina de Jesús.

El obispo Andrews se acercó a ellas. “¡Hermana Cunningham! ¡Star! ¡Qué gusto verlas hoy!”. A cada una dio una cálida sonrisa y un apretón de manos. Star se había olvidado lo amable que eran todos en la Iglesia. Quizás sí haría amigos después de todo.

Después de la reunión sacramental, Star fue a la Primaria. Algo nerviosa, miró a los otros niños mientras se sentaba; se hablaban unos a otros y no parecían notar su presencia. A Star se le cayó el alma al suelo. Después de todo, estaría sola.

En ese momento, entró en el salón una niña de la edad de Star. “También parece estar nerviosa”, pensó Star. “Podría ir y hablar con ella”.

Star respiró profundamente y se acercó a la niña. “Hola, me llamo Star, y soy nueva. ¿Te gustaría sentarte conmigo?”. Star contuvo la respiración. ¿Querría la niña ser su amiga?

En la boca de la niña se dibujó una sonrisa a medias. “Soy Sarah, y también soy nueva. Mi familia se acaba de mudar aquí de Ontario”.

“Mi mamá y yo nos bautizamos hace dos semanas”, dijo Star. “No estoy segura de lo que se supone que tengo que hacer”.

La sonrisa de Sarah se hizo más amplia. “Lo podemos ir descubriendo juntas”.

Star y Sarah se sentaron con su clase. A veces Star y Sarah se miraban; Star le sonreía y Sarah le devolvía la sonrisa. Star se sentía tranquila y feliz. Sabía que el Padre Celestial había contestado su oración y le había ayudado a encontrar una amiga.

En la clase, la maestra pidió a Star y a Sarah que se presentaran.

Star se puso de pie. “Me llamo Star Cunningham. Mi mamá y yo nos bautizamos hace dos semanas”. Hizo una pausa, y empezó a sonreír mientras miraba a su nueva amiga. “Y ella es mi amiga Sarah”.