2017
Consolada después de un aborto espontáneo
Julio de 2017


Voces de los Santos de los Últimos Días

Consolada después de un aborto espontáneo

Imagen
crossed hands

Ilustración por Allen Garns.

Tenía dieciocho semanas de mi cuarto embarazo cuando me desperté con una pequeña hemorragia. Me preocupé cuando el sangrado no se detuvo, así que decidí ir a emergencias.

Durante el largo viaje al hospital, oraba con la esperanza de que todo estuviera bien. En el peor de los casos, pensé que el médico me prescribiría varios días de reposo.

Cuando fui admitida en el hospital, el personal realizó varias pruebas. Descubrieron que el corazón del bebé ya no latía. El diagnóstico fue “muerte fetal”. El médico no pudo hacer nada más en ese momento, así que me dio de alta del hospital.

Me fui a casa sintiéndome triste y asustada, y no pude dormir esa noche. Cuando me desperté a la mañana siguiente, sentí la necesidad de ir a una sesión de investidura en el templo.

Cerca del final de la sesión, centré mi vista en mis anillos de boda y de compromiso en mi dedo anular. Habían pertenecido a mi bisabuela cuyo nombre llevo. Ella falleció cuando yo tenía cinco años, y recientemente había estado leyendo la historia de su vida. Recordé que ella tuvo muchos abortos espontáneos cuando tenía veintitantos años.

Toda la mañana había estado aguantando lágrimas de tristeza y de miedo, pero en ese momento sentí una ola de paz y me sentí reconfortada. La bisabuela había pasado por pruebas similares en su vida, y el Salvador la había ayudado. Sentí la seguridad de que Él también me ayudaría.

“…y sus debilidades tomará él sobre sí, para que sus entrañas sean llenas de misericordia, según la carne, a fin de que según la carne sepa cómo socorrer a los de su pueblo, de acuerdo con las debilidades de ellos.” (Alma 7:12).

Estoy profundamente agradecida por la paz que viene de asistir al templo, por un legado de antepasados fieles y, sobre todo, por el sacrificio expiatorio del Salvador Jesucristo.