2017
Llevando en auto y compartiendo el Evangelio
Julio de 2017


Voces de los Santos de los Últimos Días

Llevando en auto y compartiendo el Evangelio

Imagen
drive through English countryside

Ilustración por Alan Baker.

El camino a la capilla a través de la campiña inglesa un domingo por la mañana era tranquilo y pacífico. En el camino vi a una señora mayor al lado de la carretera. Tuve que decidir rápidamente si debía detenerme y ver si necesitaba ayuda;

sentí que debía detenerme. Me dijo que su nombre era Mary y que acababa de llegar a ese lugar. Me di cuenta de que, si ella hubiera llegado unos segundos más tarde o yo unos segundos antes, no nos habríamos encontrado. ¡Fue el momento perfecto!

Me dijo hacia dónde se dirigía, y era cerca de la capilla. Le mencioné que iba camino de la capilla y le pregunté si había oído hablar de la Iglesia; ella me dijo que tenía fe en el Salvador, pero sabía poco de los Santos de los Últimos Días. En el camino hacia allá compartí el Evangelio con ella.

Cuando dejé a Mary, le dije que podía llevarla nuevamente una vez que terminara la reunión; ella aceptó y quedamos en encontrarnos en la capilla. Cuando entré en la capilla, encontré a los misioneros y les pedí un ejemplar del Libro de Mormón para dárselo a mi nueva amiga. Más tarde, cuando llegó a la capilla, los miembros fueron muy amables y compartieron sus testimonios con ella.

En el camino de regreso le dije a Mary que ella podía aprender más acerca de Jesucristo leyendo el Libro de Mormón; también le dije que buscara el relato de la aparición del Salvador a los nefitas. Aunque su experiencia con los Santos de los Últimos Días había sido breve, supe que había sentido algo. Dejé a Mary donde nos habíamos conocido; no esperaba volver a verla.

Al día siguiente, cuando estaba yo regresando a casa del trabajo, un desvío hizo que pasara por una calle por la cual normalmente no viajo. ¡Para mi sorpresa vi a Mary otra vez! Cuando me vio, sonrió. Me sentí feliz de poder ayudarla nuevamente.

No he visto a Mary desde ese entonces, pero al recordar esta experiencia, estoy agradecido de que el Señor me brindara una oportunidad para compartir el Evangelio. Sé que el Señor nos bendice con Su tiempo perfecto.