2017
Los muchos milagros de Cristina
Agosto de 2017


Voces de los Santos de los Últimos Días

Los muchos milagros de Cristina

Nuestra familia ha presenciado muchos milagros gracias a mi hermana, Cristina, quien nació con un grave defecto cardíaco. Cuando los médicos la examinaron, informaron a mis padres que probablemente no sobreviviría. Sin embargo, ellos sostuvieron en sus brazos a esa frágil bebita y depositaron su confianza en el Señor. El hecho de que Cristina sobrevivió fue un milagro.

Pasaron los años, y Cristina se convirtió en una joven fuerte, inteligente, alegre y hermosa. Cuando tenía 12 años, fue necesario que la operaran para colocarle una válvula artificial en el corazón. Nos preocupaba que no soportara la cirugía, pero con mucha entereza y valor, se despidió de nosotros y entró en la sala de operaciones.

Cristina sobrevivió a la operación y regresó a casa. Siempre parecía feliz y le agradecía a nuestro Padre Celestial estar viva y tener la oportunidad de aprender y progresar. Sus amistades nunca se imaginaban que tuviera un defecto en el corazón, ya que era muy activa.

Después de recuperarse de un derrame cerebral cuando tenía 16 años, le pidieron que ayudara a enseñar seminario; animó a muchos estudiantes mientras memorizaban las Escrituras y aprendían del Libro de Mormón. Cristina también tocaba el piano y le encantaba cantar; no se le escapaba un compás cuando la invitaron a dirigir un coro de 60 voces para una conferencia de barrio.

Cuando tenía 22 años, se casó con un joven en el templo por la eternidad. Poco después de contraer matrimonio, la llamaron a ser la presidenta de las Mujeres Jóvenes de su barrio.

Cuando tenía 26 años, su salud empeoró rápidamente, por lo que tuvo que ir a São Paulo a hacerse algunas pruebas. Allí se enteró de que necesitaba otra cirugía. Durante la operación, sufrió un ataque cardíaco que le causó daño cerebral. Pasaron los meses, y no mejoró. Como familia, nos unimos para ayunar y orar por su recuperación, pero no mejoró. Decidimos volver a ayunar, pero esta vez pedimos ayuda para aceptar la voluntad de nuestro Padre Celestial. Cristina falleció al día siguiente.

No era lo que esperábamos, pero nos dimos cuenta de que eso era también un milagro. Cristina ya no tenía que sufrir. El Evangelio nos dio alegría y paz, incluso en momentos de profunda tristeza. Gracias a que hemos sido sellados, sabemos que podemos estar con Cristina de nuevo.