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2017

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Septiembre de 2017

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Las bendiciones de seminario

Durante mi segundo año en Seminario, había solamente tres alumnos en nuestra clase, pero teníamos un maestro increíble que disfrutaba compartir el Evangelio con nosotros. En una clase aprendimos acerca de cuántas personas pensaban que la Iglesia se desintegraría después de la muerte de José Smith y su hermano Hyrum. Pero otros de los primeros miembros de la Iglesia recordaron que esta es la Iglesia de Dios, no del hombre. Nuestro maestro nos enseñó que la Iglesia no fracasaría porque es la Iglesia de Jesucristo.

No hay duda de que nuestra vida cambió gracias a esa lección. Esa tarde, tomamos la decisión de que serviríamos al Señor con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza. Nos preparamos para servir en misiones de tiempo completo. Yo continué asistiendo a Seminario.

Durante los dos años siguientes, pude ver cómo mi vida estaba siendo bendecida por asistir a Seminario, además de cómo el prepararme para servir al Señor nutría mi testimonio y mi deseo de servir.

La asistencia a Seminario me confirmó lo especial que soy para nuestro Padre Celestial. Me ha ayudado a poner en práctica el Evangelio en mi vida, y sobre todo me ha ayudado a comprender que el Evangelio no es algo que vivimos solamente los domingos. Seminario confirmó mi deseo de cumplir una misión. No hay duda en mi mente de que las bendiciones de Seminario permanecen presentes en mi vida. Nadie dijo que sería fácil, pero si decidimos asistir a Seminario, el Señor nos bendecirá y nos dará la fortaleza necesaria para cumplir los deseos de nuestro corazón.

Begoña C., Guayaquil, Ecuador