2017
Valientes en el testimonio de Jesús
Diciembre de 2017


Hasta que nos volvamos a ver

Valientes en la causa de Jesús

De Enseñanza de los Presidentes de la Iglesia: José Smith (2011), págs. 375–378.

Nunca se puede ser demasiado bueno

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Soy un amante de la causa de Cristo, y de la virtud, de la castidad, de un curso de conducta recto y constante, y de un andar santo.

Creo en llevar una vida virtuosa, recta y santa ante Dios, y siento que tengo el deber de persuadir a todos los hombres, en todo lo que me sea posible, a que hagan lo mismo, a que cesen de hacer lo malo y aprendan a hacer lo bueno, y se deshagan de sus pecados por medio de la rectitud.

Al fortalecer nuestra fe, añadiendo toda buena cualidad que engalana a los hijos del bendito Jesús, podemos orar cuando sea tiempo de orar; podemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y ser fieles en la tribulación, sabiendo que el galardón de los que así obran es mayor en el reino de los cielos. ¡Qué consuelo! ¡Qué gozo! ¡Concédase que yo lleve la vida de los justos, y sea mi galardón como el de ellos!…

Como quien desea fervientemente la salvación de los hombres, permítanme recordarles a todos que deben luchar con piadoso celo por la virtud, la santidad y los mandamientos del Señor. Sean buenos, prudentes, justos y generosos; y, sobre todo, sean caritativos, abundando siempre en toda buena obra.…

“Sean mansos y humildes, íntegros y puros; devuelvan bien por mal… Sean humildes y pacientes en todas las circunstancias de la vida; entonces nuestro triunfo será más glorioso.

Sentimos que debemos exhortar francamente a nuestros hermanos [y hermanas] a ser humildes y orar, a andar ciertamente como hijos de la luz y del día, a fin de que reciban gracia para resistir toda tentación y para vencer todo mal en el digno nombre de nuestro Señor Jesucristo.

El concepto de que cada cual recibirá de acuerdo con la diligencia y perseverancia que tenga, mientras obre en la viña, debería inspirar a todo aquel que sea llamado para ser ministro de estas gratas nuevas…

Tenemos depositada nuestra confianza en Dios y estamos resueltos, con la ayuda de Su gracia, a defender la causa y permanecer fieles hasta el fin, para que se nos premie con coronas de gloria celestial y entremos en ese reposo que se ha preparado para los hijos de Dios…

Nunca se puede ser demasiado bueno. La paciencia es celestial, la obediencia es noble, el perdón es misericordioso y la exaltación, divina; y el que se mantenga fiel hasta el final, de ninguna manera perderá su recompensa. Una persona buena lo soportará todo por honrar a Cristo.