2018
Nuestro espacio
Junio de 2018


Nuestro espacio

Conmovido por las palabras de un profeta viviente

Imagen
seeing the prophet

Ilustraciones por J. Beth Jepson

Cuando tenía quince años de edad, vi a dos misioneros frente a un supermercado. Uno de ellos me invitó a ir a la Iglesia. No me interesaba mucho, así que le dije: “Tal vez lo haga algún día”, y me fui de ahí.

Al siguiente día, mi tía llamó y le pidió a mi madre que fuera a su casa para escuchar un mensaje especial. Mi madre y yo fuimos, ¡y vimos a los mismos misioneros que yo había visto el día anterior sentados en la casa de mi tía! A mi madre le interesó su mensaje, y yo también comencé a escucharlos. Sin embargo, cuando los misioneros me preguntaron si yo creía en un profeta viviente, les respondí con un rotundo no. Uno de los élderes sostuvo una fotografía de Thomas S. Monson y testificó que el presidente Monson era un profeta. Me invitaron a ir a la conferencia general al día siguiente y a decidirlo por mí mismo. Curioso, accedí a ir.

Al día siguiente, llegamos a la capilla justo cuando acababan de hacer la primera oración. Al entrar al salón, vi que el presidente Monson aparecía en la pantalla. Sonrió y dijo: “Mis queridos hermanos y hermanas, sean bienvenidos …”.

En el momento en el que el presidente Monson abrió la boca, tuve un fuerte sentimiento que me confirmó que él era un profeta de Dios. Al final de la conferencia, les dije a los misioneros: “Quiero bautizarme”. Desde entonces he servido una misión y he enseñado las maravillosas verdades del Evangelio restaurado a muchas otras personas.

Sé que Dios nos ha bendecido al llamar nuevamente a profetas. Dios nos ama y nos habla mediante los profetas modernos.

Maicon B., São Paulo, Brasil

No me avergüenzo

Imagen
holding a Book of Mormon

Mientras estudiaba en un internado, viví en un hostal con otros alumnos. Trataba lo mejor que podía de vivir los principios del Evangelio al orar y estudiar las Escrituras con regularidad.

Un día una compañera de clase se dio cuenta de que yo estaba estudiando el Libro de Mormón en mi cama. Muy molesta, comenzó a nombrar maneras en las que ella pensaba que mi Iglesia era falsa. Después contó a todos en el hostal acerca de mis “extrañas” creencias. Algunos compañeros de clase empezaron a burlarse de mí y de mi religión, otros solamente me evitaron. Finalmente escondí mi Libro de Mormón debajo de una caja que tenía mi ropa y solo estudié la Biblia, para que mis compañeros dejaran de burlarse de mí.

Seguí estudiando la Biblia hasta que encontré Romanos 1:16, que proclama: Debemos tener confianza, como el apóstol Pablo cuando dijo: “Porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo; porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. Me di cuenta de que, al esconder el Libro de Mormón, yo estaba mostrando a mis compañeros que me avergonzaba de mis creencias. Rescaté mi Libro de Mormón y pedí al Padre Celestial que me perdonara. Después fui con mis compañeros y les compartí mi testimonio del Evangelio restaurado. La mayoría de ellos dejó de insultarme y volvieron a ser mis amigos.

Sé que Dios entiende las dificultades por las que atravesamos. Si defendemos nuestras creencias y mostramos que “no [nos avergonzamos] del evangelio de Cristo”, Él nos da Su poder, protección y dirección.

Pamela O., Abuja, Nigeria

Servicio mediante el lenguaje de señas

Imagen
service through signing

Cuando tenía seis meses de edad, mi primera seña fue “leche” y varias semanas después, dije verbalmente “panda”. Puedo oír; sin embargo, mi primer idioma fue el lenguaje de señas estadounidense. Mi mamá había servido como misionera en lenguaje de señas estadounidense y después continuó estudiándolo en la escuela; ella quería que yo también lo supiera.

El lenguaje de señas ha sido una bendición muy grande en mi vida. Me ha permitido ver y aprender mucho más de lo que habría aprendido sin conocerlo. Hace que las personas se acerquen. Me gusta poder enseñar a las personas lo que sé por medio de la enseñanza individual y presentaciones en la escuela y en la Iglesia. También es muy divertido ver con mi mamá la conferencia general y otros videos de la Iglesia en lenguaje de señas.

El tener el lenguaje de señas en mi vida ha sido una increíble manera de edificar mi testimonio. Puedo conocer a más hijos de Dios de lo que podría sin saberlo, y también es una gran herramienta para dar servicio a los demás. Estoy agradecido por esta bendición en mi vida y por las maravillosas personas que he podido conocer, de las cuales puedo aprender.

Israel H., Oregón, EE. UU.