2018
¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? ¡Sí lo soy!
August 2018


Voces de los Santos de los Últimos Días

¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? ¡Sí lo soy!

Esta pregunta tan importante en la historia de la humanidad debería motivarnos a trabajar en la obra misional. Nos permite pensar que como guarda de nuestro hermano debemos rescatarlo, ampararlo y sostenerlo.

José, un joven de 13 años, miembro de la Iglesia, le dio un nuevo significado a esta pregunta. En una ocasión uno de sus líderes hizo la siguiente declaración: “Imaginen a sus amigos del colegio viviendo las experiencias de ser miembro de la Iglesia”. José inmediatamente pensó en Erick, su compañero de primer año de secundaria. Lo imaginó asistiendo a las mutuales, bailes, reuniones dominicales y disfrutando de todo lo bueno.

A partir de ese día José empezó a invitar a su compañero a diferentes actividades de la Iglesia; sin embargo, Erick no aceptaba; a pesar de que sentía algo de curiosidad por la forma de vestir y costumbres de su amigo.

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1). Pasaron tres años sin la respuesta tan ansiada para José. Sin embargo, un domingo Erick se despertó temprano, recordó las constantes invitaciones de su amigo y ese día sintió el deseo de asistir. Llamó a José y le dijo que quería acompañarlo a la Iglesia. José, asombrado y feliz, accedió.

Erick menciona que la primera visita a la Iglesia fue una experiencia maravillosa. Todos lo trataron bien y le llamó la atención el orden y el propósito implícito en cada actividad. José en todo momento estuvo a su lado, pendiente de que su amigo se sintiera cómodo.

Los jóvenes del barrio lo aceptaron como uno más de ellos. Empezó a asistir a la Iglesia y a todas las actividades. El joven aún no había sido bautizado, pero esto no fue impedimento para que recibiera todo el apoyo de su obispo, quien aprovechó una actividad de visitas con los jóvenes para conversar con la madre de Erick y obtener el permiso para que fuera bautizado.

El día de su bautismo, Erick tuvo la oportunidad de vivir su primera experiencia como miembro rodeado de los jóvenes del barrio, su fiel obispo y su amigo incondicional José, quien con la debida autoridad del sacerdocio tuvo el privilegio de bautizarlo y poder sentir en parte el gozo que se promete en D. y C. 18:15:

“Y si acontece que trabajáis todos vuestros días proclamando el arrepentimiento a este pueblo y me traéis aun cuando fuere una sola alma, ¡cuán grande será vuestro gozo con ella en el reino de mi Padre!”

Estos dos jóvenes hoy con 18 años disfrutan juntos de las experiencias de ser miembros de la Iglesia y sirven como consejeros de la presidencia de Hombres Jóvenes de su barrio, con su testimonio fortalecen y motivan a los demás.

Ante la pregunta ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Ambos declaran con firmeza “SÍ LO SOY”.