2018
Una sonrisa de aprobación
Octubre de 2018


Una sonrisa de aprobación

Franklin Romero

Manabí, Ecuador

Cierta noche, nuestro barrio realizó una actividad que habíamos preparado durante horas. Después de la actividad, un joven investigador se despidió de mí, pero algunos minutos después regresó y preguntó: “Obispo, ¿cuándo debo volver?”. Le dije que el domingo, a lo que el joven replicó rápidamente: “¿No hay otra actividad?”. Lo había pasado tan bien con los jóvenes de nuestro barrio que quería regresar.

Además, conversé con un matrimonio que había asistido a la actividad y les pregunté qué les había parecido. El esposo dijo: “Desde que llegamos, hemos sentido paz y tranquilidad”, mientras su esposa confirmaba sus palabras asintiendo con la cabeza. Aquello me sorprendió, puesto que cuando recién llegaron, había muchas personas que hablaban y hacían ruido. No obstante, el marido prosiguió; me miró y preguntó: “Eso es el Espíritu Santo, ¿verdad?”. Aunque sorprendido, no pude hacer más que confirmar que sí.

Había habido mucho que hacer en preparación para la actividad, de modo que esa noche, cuando todo terminó, lo único que deseaba hacer era ir a casa y dormir. Debido a lo cansado que me hallaba, no había podido reflexionar en las conversaciones que había mantenido con los investigadores. Al llegar a casa, ofrecí mis oraciones y me recosté, aunque no podía dormir. En la mente, imaginaba al Señor sonriendo; era una sonrisa de aprobación. En aquel momento, empecé a recordar todo lo maravilloso que había sucedido en la actividad.

Comprendí que la diligencia y el amor de los miembros del barrio habían hecho posible que se conmoviera el corazón de esos tres investigadores. Entendí que la sonrisa de aprobación era por lo que estábamos haciendo. No pude refrenar las lágrimas y me sentí muy agradecido por el don que el Señor nos había dado; nos había dado una sonrisa de aprobación. Testifico que las palabras del Señor son verdaderas; que cuando traemos aunque sea una sola alma a Él, grande será nuestro gozo en el reino del Padre (véase D. y C. 18:15).