2018
Edificar puentes
Diciembre de 2018


Edificar puentes

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Presidente Russell M. Nelson
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President Nelson speaking at Be One celebration

Hace muchos siglos, un riguroso intérprete de la ley le preguntó al Señor:

“Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?

“Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente.

“Este es el primero y grande mandamiento.

“Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

“De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas”1.

De nuevo en 1831, se reveló esta instrucción al profeta José Smith, cuando el Señor le dijo: “… y estime cada hombre a su hermano como a sí mismo, y ponga en práctica la virtud y la santidad delante de mí”.

Luego, haciendo énfasis, dijo: “Y de nuevo os digo, estime cada hombre a su hermano como a sí mismo”2.

En el meridiano de los tiempos, y una vez más en los últimos días, el Señor ha hecho hincapié en Su doctrina esencial de igual oportunidad para Sus hijos. Y el presidente Oaks nos ha recordado esta enseñanza del Libro de Mormón: “[El Señor] a nadie de los que a él [van] desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres… todos son iguales ante Dios”3.

En todo continente y a través de las islas del mar, las personas fieles se están reuniendo en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Las diferencias culturales, de idioma, de sexo, de raza y de nacionalidad se vuelven insignificantes a medida que los fieles entran en el camino del convenio y van a nuestro amado Redentor.

En última instancia, nos damos cuenta de que solo al comprender la verdadera Paternidad de Dios podemos lograr una plena valoración de la genuina hermandad del hombre y la auténtica hermandad de la mujer. Ese entendimiento nos inspira con un deseo vehemente de edificar puentes de cooperación en vez de muros de segregación.

Es mi oración y bendición que dejo sobre todos los que están escuchando que podamos superar toda carga de prejuicio y caminar rectamente con Dios —y los unos con los otros— en perfecta paz y armonía. ◼