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Capítulo 4: 1 Nefi 12–15


Capítulo 4

1 Nefi 12–15

Introducción

El presidente Boyd K. Packer, Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, habló sobre el deseo del Padre Celestial de otorgarnos los anhelos justos de nuestro corazón: “Ningún otro mensaje aparece en las Escrituras más veces y en más variedad que el que dice ‘Pedid, y recibiréis’” (Liahona, enero de 1992, pág. 23). Nefi aplicó la invitación de pedir para “conocer las cosas que [su] padre había visto… creyendo que el Señor podía hacér[selas] saber” (1 Nefi 11:1). A Nefi le fueron otorgados los deseos justos de su corazón, porque no sólo registró una información parecida a la que tenemos por escrito de la visión de Lehi, sino que también anotó una visión panorámica del mundo hasta el fin de los tiempos (véase 1 Nefi 14:18–30). Esta visión fue parecida a la de Juan en el libro de Apocalipsis en el Nuevo Testamento. Al estudiar la visión de Nefi, busque profecías específicas que se hayan cumplido o se vayan a cumplir mediante acontecimientos históricos. Los efectos de la Apostasía la consiguiente restauración del Evangelio y el triunfo final del bien son de especial importancia.

Comentario

1 Nefi 12:11. “Emblanquecidos en la sangre del Cordero”

  • El color blanco es símbolo de pureza, rectitud y santidad. Para ser como el Salvador, es necesario estar completamente limpios. El tener vestiduras blancas es un símbolo de que la persona está revestida de pureza, o que la pureza es un rasgo de esa persona. Dicha pureza únicamente es posible por medio del sacrificio expiatorio de Jesucristo, en el cual fue derramada Su sangre por nuestros pecados.

  • El presidente John Taylor (1808–1887) dijo que si deseamos tener la dignidad suficiente para comparecer ante nuestro Padre que está en los cielos es necesario ir más allá del sencillamente ser miembros de la Iglesia del Señor. “Hay algo que se extiende un poco más allá de lo que a veces pensamos, y eso es que, aun cuando profesemos ser discípulos del Señor, aun cuando profesemos haber recibido el Evangelio y ser gobernados por éste, ello no nos servirá de nada si no hemos lavado nuestras ropas y las hemos emblanquecido en la sangre del Cordero. No basta [con] estar relacionados con la Sión de Dios, puesto que la Sión de Dios debe estar constituida por personas que sean puras de corazón, puras de vida y sin mancha ante Dios; al menos eso es a lo que tenemos que llegar. No hemos llegado a ese punto todavía, pero tenemos que lograrlo antes de estar preparados para heredar la gloria y la exaltación. Por consiguiente, la apariencia de piedad no [le] servirá de nada a ninguno de nosotros… No basta con que aceptemos el Evangelio… y nos relacionemos con los del pueblo de Dios, ni con que asistamos a las reuniones [de la Iglesia], ni con que participemos de la Santa Cena del Señor, ni con que nos esforcemos por seguir adelante sin meternos en muchos líos, por motivo de que, a pesar de todo eso, si nuestro corazón no es recto, si no somos puros de corazón ante Dios, si no tenemos el corazón puro, ni la conciencia limpia, temiendo a Dios y guardando Sus mandamientos, no participaremos, a no ser que nos arrepintamos, de las bendiciones de que he hablado y de las cuales los profetas dan testimonio” (véase Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: John Taylor, 2001, pág. 128).

1 Nefi 12–14. Reseña

  • El siguiente cuadro nos ayuda a ver algunos sucesos importantes que llevaron al establecimiento del reino de Dios en la tierra:

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    Chart of Sequence of Events

    Sucesión de los hechos que llevaron al establecimiento del reino de Dios

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    Nephites’ last battle

    Destrucción de la nación nefita (véase 1 Nefi 12:19–23)

    Preservación de los anales nefitas (véase 1 Nefi 13:35, 40)

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    Columbus

    Los gentiles descubren la tierra de promisión (véase 1 Nefi 13:12)

    Los gentiles pueblan la tierra prometida (véase 1 Nefi 13:13–16)

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    Guerra de independencia

    © Comstock.com

    Guerra internacional en la tierra de promisión (Guerra de Independencia; véase 1 Nefi 13:16–19)

    Los gentiles que den oído al Señor podrán ser “contados entre los de la casa de Israel” (Restauración del Evangelio; véase 1 Nefi 14:1–2)

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    Joseph Smith and Oliver Cowdery translating

    Aparecen nuevas Escrituras (véase 1 Nefi 13:35–40; 14:7)

    Se restaura la Iglesia de Cristo (véase 1 Nefi 14:10–17)

1 Nefi 13:1–9. La iglesia grande y abominable

  • “Con respecto al reino de Dios, el diablo siempre establece su reino al mismo tiempo para oponerse a Dios” (José Smith, en History of the Church, tomo VI, pág. 364).

  • El élder Bruce R. McConkie (1915–1985), del Quórum de los Doce Apóstoles, definió de la siguiente manera la iglesia grande y abominable: “Los títulos iglesia del diablo y grande y abominable iglesia se usan para señalar a todas las… organizaciones, sea cual fuere su nombre o su naturaleza, ya sean políticas, filosóficas, educativas, económicas, sociales, fraternales, cívicas o religiosas, que estén diseñadas con el fin de conducir a los hombres por un sendero que se aleja de Dios y de Sus leyes, y por tanto de la salvación en el reino de Dios” (Mormon Doctrine, segunda edición, 1966, págs. 137–138).

  • Un comentarista de la Escrituras explicó que la grande y abominable iglesia está compuesta por más de una entidad:

    “En realidad no se conoce la existencia en la historia de una sola iglesia, confesión o grupo de creyentes que cumpla todos los requisitos para ser la grande y abominable iglesia: tiene que haber surgido entre los gentiles; tiene que haber revisado las Escrituras y controlado la distribución de ellas; tiene que haber matado a los santos de Dios, entre ellos a los apóstoles y los profetas; tiene que estar confabulada con los gobiernos civiles y valerse del poder policial de éstos para imponer sus opiniones religiosas; tiene que tener dominio sobre toda la tierra; tiene que procurar inmensas riquezas e inmoralidad sexual, y tiene que perdurar hasta casi el fin del mundo. No existe confesión alguna ni sistema de creencias que encaje plenamente con esa descripción. Más bien, el papel de Babilonia lo han desempeñado muchos organismos, ideologías e iglesias distintos en muchos momentos diferentes…

    “¿Estamos en condición, entonces, de determinar cuál fue la organización que fungió de grande y abominable iglesia a principios del cristianismo? Tal organización tendría que haberse originado en la segunda mitad del siglo I y gran parte de su obra estaría concluida para mediados del siglo II.

    “A este periodo le podríamos llamar el punto ciego de la historia del cristianismo, ya que es el periodo del cual se ha preservado la menor cantidad de fuentes primarias históricas. Contamos con fuentes buenas relativas al cristianismo del Nuevo Testamento, pero después se apagan las luces, por así decirlo, y escuchamos los sonidos silenciados de una gran lucha. Cuando se vuelven a encender las luces, unos cien años después, descubrimos que alguien ha cambiado de lugar todos los muebles y que el cristianismo se ha convertido en algo muy distinto a lo que era en un principio” (Stephen E. Robinson, “Warring against the Saints of God”, Ensign, enero de 1988, págs. 38–39).

1 Nefi 13:12. “Vi entre los gentiles a un hombre”

  • El presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) señaló que este hombre entre los gentiles era Cristóbal Colón:

    “Dios inspiró ‘entre los gentiles a un hombre’ (1 Nefi 13:12) que, por el Espíritu de Dios, fue guiado a redescubrir la tierra llamada América y de ese modo hizo que la gente de Europa estuviera al tanto de esta tierra nueva y rica. Ese hombre, por supuesto, era Cristóbal Colón, que dio testimonio de que fue inspirado en lo que hizo.

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    Cristóbal Colón en la cubierta de un barco

    © 1992 Robert Barrett

    “‘Nuestro Señor’, dijo Colón, ‘abrió mi mente, me envió a la mar y me infundió el fuerte deseo de lograr esa hazaña. Los que oyeron de mi empresa la llamaron insensata, se burlaron y se rieron, mas ¿quién puede dudar que me inspiró el Espíritu Santo?’ (Jacob Wasserman, Columbus, Don Quixote of the Seas, págs. 19–20)” (The Teachings of Ezra Taft Benson, 1988, pág. 577).

  • El presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) expresó respeto por Colón, a quien consideraba inspirado por el Señor: “Muchos lo han criticado [a Cristóbal Colón]. Yo no discuto que hubo otros que [llegaron a este hemisferio occidental] antes que él. Pero él fue el que con fe encendió una lámpara para buscar una ruta más corta para llegar a China, y en el camino descubrió América. La de él fue una aventura asombrosa: navegar hacia el oeste por el mar desconocido, más allá de lo que ninguno de su época había llegado. Él, a pesar del temor a lo desconocido y de las quejas y la rebelión de sus tripulantes, que estaban a punto de amotinarse, siguió el viaje orando con frecuencia al Todopoderoso para que lo guiara. En sus informes a los reyes de España, Colón afirmó una y otra vez que su viaje era para la gloria de Dios y la expansión de la fe cristiana. Le tributamos merecida honra por su inmutable fortaleza ante la incertidumbre y el peligro” (véase Liahona, enero de 1993, pág. 61).

1 Nefi 13:12–19. La mano del Señor en la historia de Estados Unidos de América

  • El presidente Joseph F. Smith (1838–1918) relacionó el establecimiento de los Estados Unidos de América con la restauración del Evangelio: “El Todopoderoso levantó esta gran nación americana por el poder de Su mano omnipotente, a fin de que fuera posible establecer el reino de Dios sobre la tierra en los últimos días. Si el Señor no hubiese preparado el camino estableciendo los fundamentos de esta nación gloriosa, habría sido imposible (bajo las leyes estrictas y el fanatismo de los gobiernos monárquicos del mundo) haber puesto los cimientos para la venida de Su gran reino. El Señor ha hecho esto” (Doctrina del Evangelio, quinta edición, 1939, pág. 402).

  • El élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles, habló de la forma en que Dios, a modo de preparación para la restauración del Evangelio, inspiró a los fundadores de los Estados Unidos a establecer una nación nueva en la que hubiese libertad de credo para todos: “Más de un siglo después [tras el descubrimiento de América], ese mismo sentimiento religioso guió a los fundadores de una nueva nación que surgió en el continente americano. Guiados por la mano de Dios, consiguieron la libertad religiosa para todo ciudadano mediante la inspirada Declaración de Derechos. Catorce años más tarde, el 23 de diciembre de 1805, nació el profeta José Smith. La preparación ya casi estaba lista para la Restauración” (Liahona, noviembre de 2005, pág. 90).

1 Nefi 13:20–29. Las cosas claras y preciosas que fueron quitadas de la Biblia

  • El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó qué significa la frase “claras y preciosas”: “Los elementos… desaparecidos de la Biblia eran ‘partes… claras y sumamente preciosas’. Eran claras por su sencillez y exactitud, fáciles al ‘entendimiento de los… hombres’; eran preciosas por su pureza y profundo valor, por su significado salvador y su importancia eterna para los hijos de Dios” (Christ and the New Covenant, 1997, pág. 5).

  • Un educador sugirió lo siguiente como explicación sobre el porqué se hicieron cambios en las Escrituras:

    “Aparentemente, los manuscritos originales de la Biblia desaparecieron desde muy temprano. Éste parece ser especialmente el caso del Nuevo Testamento. Sir Frederic Kenyon, uno de los mayores eruditos especializados en textos de principios del siglo XX comentó lo siguiente: ‘Los originales de los distintos libros han desaparecido desde hace mucho tiempo. Deben de haberse perdido en la infancia misma de la Iglesia, puesto que ningún escritor cristiano hace alusión a ellos’. El pronunciamiento de Kenyon tiene una importancia especial para nosotros, porque quiere decir que hace siglos que no hay un manuscrito original de la Biblia que sirva de guía para el lector. Aun en las primeras décadas de la iglesia cristiana original, parece que los textos originales ya habían desaparecido…

    “El ángel [en 1 Nefi 13:21–29] deja bien en claro que no está hablando de que sutiles errores de la mano y el ojo llevaron a que se perdiesen unas pocas letras o palabras, es decir, errores no previstos de copistas. Marcadamente responsabiliza de estos cambios a la labor editorial de hombres conspiradores [véase 1 Nefi 13:27–28]…

    “Al leer las palabras del ángel, descubrimos que el mundo jamás ha tenido una Biblia completa, porque fue corrompida de forma masiva — incluso cataclísmica— antes de que se la distribuyese. Por supuesto, además de ese importante y alevoso corrompimiento de la Biblia a principios de la era cristiana, los manuscritos también han seguido sufriendo cambios graduales y relativamente moderados por causa de los errores de la mano y el ojo, de los cuales hablan los eruditos. Por lo tanto, ocurrieron dos procesos: (1) una corrupción seria, súbita e intencionada del texto y (2) una propagación gradual de variantes que ha sucedido como consecuencia natural de las copias y traducciones” (Robert J. Matthews, A Bible! A Bible!, 1990, págs. 74–75).

    José Smith enseñó que “se habían quitado de la Biblia muchos puntos importantes tocantes a la salvación del hombre, o se habían perdido antes de su compilación” (History of the Church, tomo I, pág. 245). También dijo que la Biblia era correcta “cuando salió de la pluma de sus escritores originales”, pero que “los traductores ignorantes, los escribientes descuidados y los sacerdotes intrigantes y corruptos han cometido muchos errores” (History of the Church, tomo V, pág. 57).

1 Nefi 13:32–40. Las cosas claras y preciosas restauradas

  • El presidente James E. Faust (1920–2007), de la Primera Presidencia, habló sobre cómo los libros canónicos de la Iglesia han constituido el medio principal mediante el cual se han restaurado verdades perdidas:

    “El apóstol Juan vio en una visión la época en que un ángel descendería a la tierra como parte de la restauración del Evangelio. Ese ángel fue Moroni, quien se le apareció a José Smith y le indicó dónde se hallaban unas planchas de oro con escritos antiguos. José Smith procedió a traducir esas planchas por el don y el poder de Dios, y todo ello se publicó bajo el nombre del Libro de Mormón. Éste es un registro de dos grupos de personas que vivieron hace siglos en el continente americano. Poco se sabía de ellos antes de la publicación del Libro de Mormón, pero lo realmente importante es que el Libro de Mormón es otro testamento de Jesucristo que ha restaurado preciadas verdades relativas a la Caída, a la Expiación, a la Resurrección y a la vida después de la muerte.

    “Antes de la Restauración, los cielos habían estado cerrados durante siglos, pero, con los profetas y apóstoles otra vez sobre la tierra, los cielos se abrieron de nuevo con visiones y revelaciones. Muchas de las revelaciones que recibió José Smith se publicaron en un libro que llegó a conocerse como Doctrina y Convenios, el cual arroja mayor luz sobre los principios y las ordenanzas, y constituye una valiosa fuente de consulta sobre la estructura del sacerdocio. Además, tenemos otro libro de Escrituras: la Perla de Gran Precio. Éste incluye el libro de Moisés, que José Smith recibió por revelación, y el libro de Abraham, que tradujo de un papiro egipcio que había adquirido. Aparte de obtener mucha más información sobre Moisés, Abraham, Enoc y otros profetas, de ambos documentos aprendemos muchos detalles adicionales sobre la Creación. Aprendemos que el Evangelio de Jesucristo se enseñó a todos los profetas desde el principio, incluso desde la época de Adán” (Liahona, mayo de 2006, págs. 67–68).

  • La Traducción de José Smith de la Biblia también ayuda a restaurar muchas verdades claras y preciosas. Esta Traducción de José Smith es “una revisión o traducción de la versión de la Biblia en inglés conocida como la Versión del rey Santiago, que inició el profeta José Smith en junio de 1830. Dios le mandó hacer la traducción, la cual consideró como parte de su llamamiento como profeta…

    “Esta traducción ha restaurado algunas de las cosas claras y preciosas que se han perdido de la Biblia (1 Nefi 13). Aunque no es la Biblia oficial de la Iglesia, gracias a dicha traducción, hay muchos conceptos que se ven con más claridad. Además, es de gran valor ya que nos brinda una mayor comprensión de la Biblia. A la vez, es un testimonio del llamamiento y ministerio divinos del profeta José Smith” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Traducción de José Smith”; véase también 2 Nefi 3:11; History of the Church, tomo I, pág. 238).

    Dado que la Iglesia del Señor recibe revelación continua, el proceso de llevar la doctrina y los principios claros y preciosos a las personas por todo el mundo es un proceso constante. Los discursos de la conferencia general y otros escritos inspirados de los apóstoles y profetas del Señor son esenciales para comprender las verdades claras y preciosas del Evangelio.

1 Nefi 14:7. “Una obra grande y maravillosa”

  • Las Escrituras describen la restauración del Evangelio y la organización de la Iglesia como “una obra grande y maravillosa” (1 Nefi 14:7; 3 Nefi 21:9). En esta frase, la palabra obra se refiere a un hecho o un logro sempiterno. La palabra grande quiere decir importante y significativa, mientras que la palabra maravillosa significa admirable e incomprensible.

    El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó que la importancia de la Iglesia tiene doble aspecto: “Esta Iglesia, esta gran organización que es el cuerpo de Cristo, es una obra maravillosa y un prodigio, no sólo por lo que hace por los fieles, sino por lo que los fieles hacen por ella. Sus vidas son el corazón mismo de esa maravilla. Ustedes son la prueba de cuán maravillosa es” (véase Liahona, enero de 1995, pág. 36).

1 Nefi 14:14. Armados de rectitud y poder

  • El élder Neal A. Maxwell (1926–2004), del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó que el poder del pueblo del Señor será la rectitud: “Por tanto, volvamos la mirada a nosotros mismos. Para la Iglesia, las Escrituras indican una presta separación de justos e injustos, y un presto progreso numérico y espiritual: todo eso precederá a los días en que el pueblo de Dios tendrá ‘por armas su rectitud’ —no armas de guerra— y en que la gloria del Señor se derramará sobre ellos (1 Nefi 14:14; véase también 1 Pedro 4:17; D. y C. 112:25). El Señor ha dispuesto que los de Su pueblo sean probados y sean puros (véase D. y C. 100:16; 101:4; 136:31), y ‘no hay nada que el Señor tu Dios disponga en su corazón hacer que él no haga’ (Abraham 3:17)” (véase Liahona, julio de 1988, pág. 8).

  • El élder Maxwell además explicó que es vital que honremos nuestros convenios para recibir esta promesa: “Los miembros de la Iglesia tenemos una profecía especial que cumplir, hermanos y hermanas. Nefi la contempló; dijo que, en una época futura, los del pueblo del convenio de Jesús, dispersos ‘sobre toda la superficie de la tierra’ tendrán ‘por armas su rectitud y el poder de Dios en gran gloria’ (1 Nefi 14:14). Eso se cumplirá, pero sólo después de que más miembros lleguen a ser más santos y a tener una conducta más consagrada” (véase Liahona, enero de 1992, págs. 36–37).

1 Nefi 14:18–30. El registro de Juan el revelador

  • Los versículos 18–30 de 1 Nefi 14 tratan del libro de Apocalipsis, el último del Nuevo Testamento, escrito por el apóstol Juan. Nefi vio los acontecimientos de nuestros días, pero se le prohibió escribirlos porque ésa era la responsabilidad de Juan. El versículo 26 puede referirse a la parte del Libro de Mormón que fue sellada. (Para obtener más información sobre la parte sellada, véanse 2 Nefi 27:7; 3 Nefi 26:7–11; Éter 4:7.)

1 Nefi 15:2–11. “Duros de corazón”

  • El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, analizó la manera en que el corazón endurecido limita nuestra espiritualidad:

    “Nefi intentó enseñarles a sus hermanos que ellos también podían conocer el significado de las palabras proféticas de su padre, ‘que eran difíciles de comprender, a menos que uno recurriera al Señor’ (1 Ne. 15:3). Nefi les dijo que si no endurecían sus corazones y si guardaban los mandamientos y le pedían al Señor con fe, ‘de seguro les serían manifestadas estas cosas’ (véase 1 Ne. 15:11).

    “Si endurecemos nuestros corazones, rechazamos la revelación continua y limitamos nuestro aprendizaje a lo que podamos lograr mediante el estudio y el razonamiento según el lenguaje preciso del canon actual de Escrituras, y nuestra comprensión se limitará a lo que Alma llamó ‘la menor porción de la palabra’ (Alma 12:11). Si procuramos obtener y aceptar revelación e inspiración con el fin de aumentar nuestro entendimiento de las Escrituras, veremos cumplida la promesa inspirada de Nefi de que los que busquen con diligencia verán ‘los misterios de Dios… descubiertos por el poder del Espíritu Santo’ (1 Ne. 10:19)” (“Scripture Reading and Revelation”, Ensign, enero de 1995, pág. 7).

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    Misioneros en el CCM
  • El profeta José Smith explicó que Lamán y Lemuel podían saber las cosas que Nefi y su padre sabían, y que ese principio se aplica también a nosotros: “Si todos pudiésemos ser de un corazón y ánimo, con fe perfecta, el velo bien podría partirse hoy o la semana entrante o en cualquier otro momento” (véase Enseñanzas del Profeta José Smith, comp. de Joseph Fielding Smith, 1954, pág. 3).

    “Dios no ha revelado nada a José que no hará saber a los Doce, y aun el menor de los santos podrá saber todas las cosas tan pronto como pueda soportarlas” (History of the Church, tomo III, pág. 380).

1 Nefi 15:12–13. Judíos y gentiles

  • Con frecuencia leemos en el Libro de Mormón sobre los judíos y los gentiles, y a veces se hace difícil entender a quiénes se les está hablando en el texto. El élder Bruce R. McConkie, del Quórum de los Doce Apóstoles, nos brindó ayuda en esta dificultad: “Tanto Lehi como Nefi dividen a todos los hombres en dos tipos: judíos y gentiles. Los judíos eran los ciudadanos del reino de Judá o sus descendientes, y todos los demás eran gentiles. Por lo tanto, los gentiles, de quienes hablan las Escrituras, han recibido la plenitud del Evangelio y deben llevarla a los lamanitas, que son judíos, debido a que sus padres vinieron de Jerusalén y del reino de Judá” (A New Witness for the Articles of Faith, 1985, pág. 556).

    El élder McConkie señaló además a un gentil que sería de gran ayuda en la Restauración: “José Smith… fue el gentil por cuya mano salió a la luz el Libro de Mormón, y miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días… representan a los gentiles que llevan la salvación a los lamanitas y los judíos” (The Millennial Messiah, 1982, pág. 233).

1 Nefi 15:13–16. La restauración del Evangelio en los últimos días

  • El presidente Gordon B. Hinckley explicó el impacto de la Restauración en la historia: “Hermanos y hermanas, ¿se dan cuenta de lo que poseemos? ¿Reconocen el lugar que ocupamos en el gran drama de la historia humana? Lo que ocurre ahora es el punto central de todo lo que ha ocurrido antes. Éste es el tiempo de restitución. Éstos son los días de la restauración. Éste es el tiempo en que los hombres de la tierra vienen a la montaña de la casa del Señor para buscar y aprender Sus vías y para andar en Sus senderos. Éste es el resumen de todos los siglos de tiempo desde el nacimiento de Cristo hasta el día actual y maravilloso” (Liahona, enero de 2000, pág. 89).

1 Nefi 15:12–20. El recogimiento de Israel

1 Nefi 15:24. La palabra de Dios y los ardientes dardos

  • El presidente Ezra Taft Benson habló sobre la bendición de tener la palabra de Dios, palabra que no sólo nos llevará a recibir otras grandes bendiciones, sino que nos da la fuerza para enfrentar con firmeza la tentación: “En su sueño, Lehi vio una barra de hierro que [atravesaba] los vapores de tinieblas. Vio que, si la gente se aferraba a esa barra, podía evitar los ríos de la inmundicia, permanecer lejos de los senderos prohibidos y dejar de caminar en los senderos extraños que conducen a la destrucción. Más tarde, su hijo Nefi explicó claramente el simbolismo de la barra de hierro. Cuando Lamán y Lemuel preguntaron: ‘¿Qué significa la barra de hierro?’, Nefi contestó ‘que era la palabra de Dios; y [fíjense en esta promesa] que quienes escucharan la palabra de Dios y se aferraran a ella, no perecerían jamás; ni los vencerían las tentaciones ni los ardientes dardos del adversario para cegarlos y llevarlos hasta la destrucción’. (1 Nefi 15:23–24; cursiva agregada.) La palabra de Dios no solamente nos guiará hacia el fruto que es más deseable que todos los demás, sino que en la palabra de Dios, y por medio de ella, podemos encontrar el poder para resistir la tentación, el poder para frustrar la obra de Satanás y de sus emisarios” (véase “El poder de la palabra”, Liahona, julio de 1986, pág. 73).

1 Nefi 15:32–35. “Juzgados por sus obras”

  • El élder Dallin H. Oaks habló de cómo nuestras obras definen quiénes somos. Lo que lleguemos a ser mediante nuestras obras establecerá el juicio que recibiremos:

    “Muchos pasajes de la Biblia y de las Escrituras modernas hablan de un juicio final en el que todas las personas serán recompensadas según sus hechos u obras y los deseos de sus corazones. Pero otros pasajes se extienden sobre el tema aludiendo que seremos juzgados según la condición que hayamos logrado.

    “El profeta Nefi describe el juicio final en términos de lo que lleguemos a ser: ‘Y si sus obras han sido inmundicia, por fuerza ellos son inmundos; y si son inmundos, por fuerza ellos no pueden morar en el reino de Dios’ (1 Nefi 15:33, cursiva agregada). Moroni declara: ‘El que es impuro continuará siendo impuro; y el que es justo continuará siendo justo’ (Mormón 9:14; cursiva agregada; véase también Apocalipsis 22:11–12; 2 Nefi 9:16; D. y C. 88:35). Lo mismo ocurriría con ‘egoísta’, o ‘desobediente’ o cualquier atributo personal contrario a los requisitos de Dios. Refiriéndose al ‘estado’ de los malvados en el juicio final, Alma explica que si somos condenados debido a nuestras palabras, nuestras obras y nuestros pensamientos, ‘no nos hallaremos sin mancha… Y en esta terrible condición no nos atreveremos a mirar a nuestro Dios’ (Alma 12:14).

    “De tales enseñanzas concluimos que el juicio final no se trata simplemente de una evaluación de la suma total de las obras buenas y malas, o sea, de lo que hayamos hecho. Es un reconocimiento del efecto final que tienen nuestros hechos y pensamientos, o sea, lo que hemos llegado a ser. No es suficiente que [una persona] tan sólo actúe mecánicamente. Los mandamientos, las ordenanzas y los convenios del Evangelio no son una lista de depósitos que tenemos que hacer en alguna cuenta celestial. El Evangelio de Jesucristo es un plan que nos muestra cómo llegar a ser lo que nuestro Padre Celestial desea que lleguemos a ser” (véase Liahona, enero de 2001, pág. 40).

1 Nefi 15:34–35. El estado final de las almas

  • Existe una marcada diferencia entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, el reino de Dios y el reino del diablo. El infierno es el lugar preparado para los impíos que siguen a Satanás, y los rectos que han seguido a Dios disfrutan de paz y gloria en Su reino. ¿Pero cómo se puede dividir el estado final de todas las personas en apenas dos grupos, el de los que morarán “en el reino de Dios” y el de los que serán “expulsados”? (1 Nefi 15:35).

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    La segunda venida de Cristo

    La clave para responder a tal pregunta se encuentra en Doctrina y Convenios 76:43, pasaje que resume la obra de Jesucristo con las siguientes palabras: “Él glorifica al Padre y salva todas las obras de sus manos, menos a esos hijos de perdición que niegan al Hijo después que el Padre lo ha revelado”. Por tanto el estado final agrupará a las personas que estén salvas y a las que no: los hijos de perdición. Las personas salvas serán aquellas a quienes se les permita entrar en un grado de gloria. Doctrina y Convenios 76 menciona tres grados de gloria —celestial, terrestre y telestial— y presenta información sobre las personas que son dignas de cada uno de estos lugares en el reino de Dios. Por ende, la salvación en el reino de Dios se da en cada uno de los tres grados de gloria, mientras que los que no reúnen los requisitos son hijos de perdición.

Para meditar

  • ¿Cómo puede valerse usted del ejemplo de Nefi de preguntarle al Señor a fin de que la inspiración y la revelación sean una parte más importante de su vida?

  • ¿En qué formas hizo preparativos el Señor para la restauración del Evangelio en esta dispensación?

  • ¿Cómo definiría la frase “los ardientes dardos del adversario”? ¿Qué ardientes dardos en particular afligen su vida? ¿Qué debe hacer para estar en mejor condición de vencer los ardientes dardos que frenan su crecimiento espiritual?

Tareas sugeridas

  • Redacte un ensayo breve que conteste una de las siguientes preguntas:

    1. ¿De qué maneras está usted avanzando hacia el árbol de la vida?

    2. ¿Qué representa la iglesia grande y abominable?

    3. ¿Qué relación tiene 1 Nefi 13 con el Artículo de Fe N° 8?