Seminario
Unidad 31: Día 1, Éter 13–15


Unidad 31: Día 1

Éter 13–15

Introducción

El profeta Éter profetizó en cuanto a la Nueva Jerusalén. También le advirtió a Coriántumr, un rey jaredita, que su pueblo sería destruido debido a la iniquidad y aconsejó a Coriántumr y a su casa que se arrepintieran. Cuando Coriántumr y su pueblo se rehusaron a arrepentirse, la guerra y la iniquidad fueron intensificándose a lo largo de muchos años, hasta que toda la nación jaredita fue destruida; únicamente Éter y Coriántumr sobrevivieron para presenciar el cumplimiento de la profecía de Éter.

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batalla jaredita

Éter 13:1–12

Moroni registra las profecías de Éter acerca de la Nueva Jerusalén y la Jerusalén de la antigüedad

Considera algunas ciudades de la actualidad que tienen nombres alternativos que indican una característica importante de la ciudad. Por ejemplo, París, Francia, se conoce también como la Ciudad de las Luces. Para empezar, trata de correlacionar las ciudades que figuran a continuación con sus nombres alternativos correctos (las respuestas se encuentran al final de la lección).

El Cairo, Egipto

La Ciudad de los Vientos

Manila, Filipinas

La Ciudad de los Mil Minaretes

Chicago, EE. UU.

La Ciudad Eterna

Ciudad de México, México

La Perla de Oriente

Roma, Italia

La Ciudad de los Palacios

La lección de hoy destaca dos ciudades importantes de los últimos días: (1) Jerusalén y (2) la Nueva Jerusalén. En los últimos días estas dos ciudades llegarán a ser conocidas por su rectitud. Éter enseñó a los jareditas que la tierra sobre la que vivían era el lugar donde se establecería una ciudad futura llamada la Nueva Jerusalén.

Lee Éter 13:2–8. El Señor le reveló al profeta José Smith que la Nueva Jerusalén que se menciona en Éter 13:6 se edificaría en el Condado de Jackson, Misuri, EE. UU. (véase D. y C. 57:1–4; 84:1–4). ¿Qué dijo Éter en cuanto a esas ciudades en Éter 13:3, 5? Medita en cuanto a lo que sería vivir en una ciudad así. Estudia Éter 13:10–11 y busca lo que las personas necesitarán hacer para vivir en las ciudades santas de la Nueva Jerusalén y Jerusalén de la antigüedad (que será santa cuando se vuelva a construir para el Señor; véase Éter 13:5).

Otro nombre para la Nueva Jerusalén es Sión (consulta Moisés 7:62; Artículos de Fe 1:10). Aun cuando no vivamos en Jerusalén o en la Nueva Jerusalén, todos los miembros de la Iglesia pueden procurar establecer Sión. Podemos prepararnos para morar en lugares santos, incluso el reino celestial de Dios, a medida que llegamos a ser limpios por medio de la expiación de Jesucristo.

Éter 13:13–15:34

Los jareditas rechazan a Éter y persisten en la iniquidad y la guerra hasta que son destruidos

Lee Éter 13:13–19 y busca las condiciones de la sociedad jaredita en la época de Éter. Estudia Éter 13:20–22 y busca el mensaje de Éter a Coriántumr y la forma en que Coriántumr y su pueblo respondieron.

  1. Responde las siguientes preguntas en el diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿De qué maneras has visto a personas de tu época endurecer su corazón y rechazar a los siervos del Señor?

    2. ¿Qué harás para mantenerte fuerte en la fe y prestar atención a las palabras de los profetas?

Tal como se registra en Éter 13:23–14:20, Coriántumr peleó batallas con varios hombres que trataron de quitarle el reino, incluso Shared, Gilead y Lib. Con el tiempo, toda la nación jaredita se sumió en la guerra. El último enemigo de Coriántumr fue un hombre llamado Shiz. La magnitud de la destrucción entre los jareditas a causa de las guerras se detalla en Éter 14:21–25 y Éter 15:1–2.

Lee Éter 15:3–6 y fíjate en lo que Coriántumr intentó hacer para salvar al resto del pueblo de la destrucción. Piensa en la razón por la que Shiz rechazó la propuesta de Coriántumr y por la que la gente de ambos ejércitos rehusó rendirse (consulta también Éter 14:24).

Lee Éter 15:12–17 y busca detalles en cuanto a la situación de los jareditas. ¿Qué te parece que es particularmente trágico o triste de su situación? Recuerda que Éter había pasado muchos años advirtiéndole al pueblo que debía arrepentirse (véase Éter 12:2–3; 13:20). Lee Éter 15:18–19 y determina cuáles son las consecuencias de rechazar las advertencias del Señor de arrepentirse. Con base en lo que leíste, completa la siguiente afirmación: Si rechazamos las advertencias del Señor de arrepentirnos, entonces .

En el espacio de arriba quizá anotaste un principio como el siguiente: Si rechazamos las advertencias del Señor de arrepentirnos, Su Espíritu se retira y Satanás obtiene poder sobre nuestro corazón.

  1. Valiéndote de Éter 15:19 y del principio que aprendemos allí, explica por qué una o más de las siguientes excusas que alguien dé en la actualidad para rehusarse a arrepentirse son erróneas:

    1. Sé que las películas que veo no están en armonía con las normas de la Iglesia, pero no parecen tener efecto alguno en mí.

    2. Tomar alcohol con mis amigos no está tan mal. Solo nos estamos divirtiendo.

    3. Es sólo un poquito de pornografía. No es como salir de parranda y hacer cosas inmorales. Además, puedo detenerme cuando quiera.

    4. No hace falta que me arrepienta ahora. Puedo esperar hasta que esté por irme a la misión o por casarme en el templo.

Éter 15:20–32 relata cómo los dos ejércitos jareditas pelearon entre sí hasta que solamente quedaron sus líderes, Coriántumr y Shiz; entonces Coriántumr mató a Shiz.

La historia de los jareditas brinda un ejemplo vívido de lo que le sucede a un pueblo cuando en forma colectiva rechaza los esfuerzos reiterados de Dios por convencerlo de que se arrepienta. Aun cuando no enfrentemos la destrucción física inmediata cuando rehusamos arrepentirnos, tendremos sentimientos de culpa si rechazamos las advertencias del Señor de arrepentirnos.

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hombres muertos en el campo de batalla
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Élder Neil L. Andersen

Reflexiona en cuanto a las siguientes palabras del élder Neil L. Andersen, del Quórum de los Doce Apóstoles: “Testifico que el Salvador puede perdonar nuestros pecados y que está ansioso de hacerlo. Con la excepción de aquellos que han optado por la vía de la perdición luego de haber conocido la plenitud, no hay pecado que no pueda ser perdonado. Qué privilegio maravilloso es para cada uno de nosotros apartarnos de nuestros pecados y venir a Cristo. El perdón divino es uno de los frutos más dulces del Evangelio, pues quita el remordimiento y el pesar de nuestro corazón y lo reemplaza con regocijo y tranquilidad de conciencia” (véase “[Arrepentíos]… para que yo os sane”, Liahona, noviembre de 2009, pág. 40).

Examina cualquier cosa que pudieras estar haciendo que esté interfiriendo con la influencia del Espíritu Santo en tu vida. Considera la forma en que podrías aprovechar el poder de la expiación de Jesucristo para hacer los cambios necesarios que te ayudarán a recibir el Espíritu y a resistir el poder de Satanás.

En Éter 13–15 aprendemos que la ira y la venganza nos llevan a tomar decisiones que nos lastiman a nosotros y a los demás. Lee o vuelve a leer los siguientes pasajes, y marca las palabras o frases que enseñen esa verdad: Éter 13:27; 14:24; 15:6, 22, 28.

Medita en las consecuencias que la ira descontrolada puede tener en una familia o en otras relaciones. Piensa en una situación de tu vida en la que debas dejar de lado los sentimientos de ira o de venganza.

A medida que leas las siguientes palabras del élder David E. Sorensen, miembro emérito de los Setenta, busca lo que puedes hacer para superar los sentimientos de ira o el deseo de vengarte: “Cuando alguien nos ha lastimado a nosotros o a aquellos que amamos, el dolor puede ser casi insoportable. [Parece] que el dolor o la injusticia es lo más importante del mundo y que no hay otro remedio más que la venganza. Sin embargo, Cristo, el Príncipe de Paz, nos enseña algo mejor. Podría resultar muy difícil perdonar a alguien el daño que nos haya hecho, pero cuando lo hacemos, nos encaminamos hacia un futuro mejor. El mal que nos haya hecho otra persona deja de controlar el curso de nuestra vida. El perdonar a los demás nos libera para escoger cómo viviremos. El perdonar significa que los problemas del pasado no marcarán más nuestro destino y podremos concentrarnos en el futuro con el amor de Dios en el corazón” (“El perdón transformará el resentimiento en amor”, Liahona, mayo de 2003, pág. 12).

  1. Responde la siguiente pregunta en el diario de estudio de las Escrituras: ¿En qué ocasión tú o alguien que conoces ha experimentado sanación y libertad después de decidir perdonar?

Puedes superar cualquier sentimiento de ira o de venganza si te vuelves a Jesucristo y recibes el poder del perdón y el consuelo mediante Su expiación. Recuerda acudir al Señor en oración para pedir la ayuda que pudieras necesitar en esas situaciones.

  1. Escribe lo siguiente en el diario de estudio de las Escrituras, al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Éter 13–15 y he terminado esta lección el (fecha).

    Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro:

  • Respuestas a la actividad de emparejamiento del principio de la lección: El Cairo, Egipto (La Ciudad de los Mil Minaretes); Manila, Filipinas (La Perla del Oriente); Chicago, EE. UU. (La Ciudad de los Vientos); Ciudad de México, México (La Ciudad de los Palacios); Roma, Italia (La Ciudad Eterna).