Seminario
Unidad 21: Día 4, Doctrina y Convenios 101:17–42


Unidad 21: Día 4

Doctrina y Convenios 101:17–42

Introducción

Entre el 16 y el 17 de diciembre de 1833, el profeta José Smith recibió una revelación concerniente a los santos en Misuri, quienes habían tenido que huir de su hogar debido a la intensa persecución. Muchos de ellos se vieron forzados a dejar atrás todas sus posesiones. La revelación que recibió el Profeta, registrada como Doctrina y Convenios 101, cubre tres lecciones. Esta segunda lección abarca la descripción del Señor de las condiciones que habrá durante el Milenio. Incluye también palabras de consuelo y guía para los santos de Misuri.

Doctrina y Convenios 101:17–34

El Señor describe las condiciones durante el Milenio

Piensa en algunos acontecimientos futuros para los que te estés preparando. ¿Por qué haces el esfuerzo de prepararte para esos acontecimientos?

Doctrina y Convenios 101 contiene instrucciones sobre cómo prepararse para la segunda venida de Jesucristo y el Milenio (el período de paz que comenzará cuando Jesús regrese a reinar personalmente en la tierra). En Doctrina y Convenios 101:17–21, aprendemos que la promesa del Señor de recoger a los santos en la ciudad de Sion en el condado de Jackson, Misuri, está temporalmente suspendida “mientras es santificado el pueblo para el gran don y las responsabilidades consiguientes. Mientras tanto, se están congregando los de corazón íntegro en los valles de los Montes Rocosos [y en estacas por todo el mundo]… se han erigido templos… Pero Sion aún será establecida en su sitio escogido” (James E. Talmage, Artículos de Fe, 1980, pág. 389).

Lee Doctrina y Convenios 101:22–23 y encuentra algo que dijo el Señor que los santos deben hacer para prepararse para Su segunda venida. (En el versículo 23, la frase “la revelación que ha de venir” se refiere a la segunda venida de Jesucristo. La referencia a que el velo será quitado está relacionada igualmente con la Segunda Venida, el tiempo en que todos los habitantes de la tierra verán al Salvador).

Imagen
Jesucristo resucitado

Completa la siguiente declaración basándote en Doctrina y Convenios 101:22–23: Podemos prepararnos para la segunda venida del Salvador si Su nombre, vivimos de acuerdo con los principios del Evangelio, nos y en lugares santos.

  1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Cuándo has sentido que te encontrabas en un lugar santo?

    2. ¿Cómo te prepara para la segunda venida del Señor el reunirte en lugares santos junto con otros Santos de los Últimos Días?

Doctrina y Convenios 101:24–34 se refiere a la destrucción de los inicuos al tiempo de la segunda venida de Jesucristo y a las condiciones que prevalecerán en la tierra durante el Milenio. Por ejemplo, en los versículos 32–34 leemos que el Señor revelará cosas ocultas acerca de la tierra, tales como su creación y también sobre los cielos. (La palabra enemistad en el versículo 26 se refiere al antagonismo o la hostilidad).

  1. En tu diario de estudio de las Escrituras, anota dos o tres de las condiciones descritas en Doctrina y Convenios 101:24–34 que en lo particular te gustaría vivir. Explica por qué serían significativas esas condiciones para ti.

Doctrina y Convenios 101:35–38

El Señor les asegura a los santos de Misuri que si perseveran con fe, finalmente serán partícipes de Su gloria

Cuando el Señor dio la revelación que está registrada en Doctrina y Convenios 101:24–34, los santos de Misuri habían sufrido grandes aflicciones, entre ellas el maltrato físico, la pérdida de su hogar y sus posesiones, y severas condiciones invernales.

Lee Doctrina y Convenios 101:35–38 y busca los principios y el consejo que el Señor dio a los santos de Misuri para consolarlos y fortalecerlos en sus pruebas.

  1. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras alguno de los consejos que el Señor dio a los santos en los versículos 35–38. Luego explica cómo ese consejo puede haber servido de consuelo para los santos de Misuri.

Completa el siguiente principio basándote en lo que aprendiste en Doctrina y Convenios 101:35: Y todos los que por el nombre del Salvador y participarán de la gloria de Dios.

Los verdaderos discípulos de Jesucristo siempre le siguen, aun cuando sean perseguidos por motivo de su fe. El presidente James E. Faust, de la Primera Presidencia, compartió el siguiente relato acerca de dos Santos de los Últimos Días que vivieron en México a principios de 1900. Ellos fueron capturados en 1915 por una banda de soldados violentos. Conforme leas este relato, observa cómo esos dos Santos de los Últimos Días fueron un ejemplo al soportar la persecución con fe.

Imagen
Presidente James E. Faust

“Rafael Monroy era el presidente de la pequeña Rama de San Marcos, México, y Vicente Morales era su primer consejero… se les dijo que serían liberados en cuanto entregaran sus armas y renunciaran a su extraña religión. El hermano Monroy les dijo a sus captores que no tenían armas y sacó una Biblia y un Libro de Mormón del bolsillo, y agregó: ‘Caballeros, estas son las únicas armas que llevo conmigo; son las armas de la verdad contra el error’.

“Al no encontrar arma alguna, ambos hermanos fueron cruelmente torturados para obligarlos a confesar dónde ocultaban las armas. Pero no las había. Fueron escoltados a las afueras del pueblo, donde sus captores los sujetaron a un fresno frente a un pelotón de fusilamiento. El oficial a cargo les ofreció la libertad si renunciaban a su religión y se unían a los zapatistas, a lo que el hermano Monroy contestó: ‘Mi religión vale para mí más que la vida, y no puedo renunciar a ella’.

“Se les comunicó que iban a ser fusilados y se les preguntó si tenían alguna petición. El hermano Rafael pidió que le permitieran orar antes de ser ejecutado. Allí mismo, en presencia de sus ejecutores, se arrodilló, y con una voz que todos pudieron oír, pidió a Dios que protegiera y bendijera a sus seres queridos, así como a su pequeña rama que iba a quedar sin su líder. Al término de la oración, empleó las palabras del Salvador cuando fue colgado en la cruz y rogó por sus ejecutores: ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen’ [Lucas 23:34]. Entonces el pelotón de fusilamiento disparó contra los hermanos Monroy y Morales” (“El discipulado”, Liahona, noviembre de 2006, págs. 21–22; basado en Rey L. Pratt, “A Latter-day Martyr”, Improvement Era, junio de 1918, págs. 720–726).

Piensa en las ocasiones que se te ha perseguido (te han hecho burla o te han acosado) por motivo de tu fe en Jesucristo y Su Iglesia.

  1. Responde la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: Cuando se persigue a las personas por su fe en Jesucristo y en Su Iglesia, ¿de qué manera pueden responder con fe?

Imagen
sal limpia

Piensa en algunos usos de la sal. Por ejemplo, se puede usar para dar sabor y para preservar los alimentos, además de usarla como desinfectante para sanar heridas. Lee Doctrina y Convenios 101:39 y busca a las personas que el Señor comparó con la sal.

¿Por qué se puede designar como “la sal de la tierra” a las personas que vienen al Evangelio y hacen convenios con el Señor? Medita en ello.

Observa que en el versículo 39 el Señor también llama a los miembros de la Iglesia: “el sabor de los hombres”. La palabra sabor se refiere a un gusto o calidad distintivos. ¿Qué crees que signifique ser el sabor de los hombres?

Imagen
Élder Carlos E. Asay

La siguiente declaración del élder Carlos E. Asay, de los Setenta, te permitirá profundizar tu comprensión de lo que significa ser el sabor de los hombres: “Al hablar el Señor del ‘sabor de los hombres’, se refería a aquellos que lo representan; se refería a aquellos que habiéndose arrepentido, han sido limpiados de sus pecados en las aguas del bautismo, y han hecho convenio con Él de tomar sobre sí Su nombre y Su causa. Además, se refería a aquellos que habían de compartir por convenio Su poder del sacerdocio. El se refería a ustedes y a mí” (véase “La sal de la tierra”, Liahona, julio de 1980, pág. 68).

Las frases “sal de la tierra” y “sabor de los hombres” enseñan que por ser miembros de la Iglesia de Jesucristo, tenemos la responsabilidad de ayudar a todas las personas de la tierra a recibir las bendiciones de Dios (véase Abraham 2:8–11).

Estudia Doctrina y Convenios 101:40–42 y busca las amonestaciones y las promesas del Señor.

Imagen
sal y tierra

Nota que en el versículo 40 se incluye la frase “si esa sal de la tierra pierde su sabor”. La sal no pierde su sabor con el paso del tiempo; lo pierde cuando se mezcla con otras substancias, contaminándose. El élder Asay enseñó: “El sabor y la virtud se apartan del hombre que contamina su mente con pensamientos impuros, que profana su boca al no ser totalmente verídico, que hace mal uso de su fuerza en actos inicuos” (véase “La sal de la tierra”, pág. 88).

Doctrina y Convenios 101:40–42 nos permite entender que para ayudar a las personas de la tierra a recibir las bendiciones de Dios, debemos arrepentirnos de nuestros pecados y ser humildes. Tal vez quieras escribir esta verdad en tus Escrituras.

  1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿De qué forma las enseñanzas que se encuentran en Doctrina y Convenios 101:39–42 te permiten entender lo que Él espera de ti?

    2. ¿Cuáles son algunos de los ejemplos de cómo el pecado impide que seamos una bendición para los pueblos de la tierra?

    3. ¿Qué harás para evitar ser contaminado por el pecado?

Reflexiona acerca de si hay pecados que puedan estar contaminando tu vida. Arrepiéntete de esos pecados para que puedas purificarte ante el Señor y así puedas ayudar mejor a otras personas a recibir Sus bendiciones.

  1. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Doctrina y Convenios 101:17–42 y he terminado esta lección el (fecha).

    Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: