Seminario
Unidad 32: Día 3, Apresurar la obra de salvación


Unidad 32: Día 3

Apresurar la obra de salvación

Introducción

Desde el principio de la Restauración, la obra del Señor se ha expandido por todo el mundo. Vivimos en una época en que el Señor está apresurando Su obra. Tú tienes muchos recursos y oportunidades para contribuir a apresurar la obra del Señor.

El Señor está apresurando Su obra

¿Cuáles son algunas razones por las que alguien querría apresurar o acelerar el ritmo para hacer una tarea? Lee Doctrina y Convenios 88:73 y fíjate en lo que el Señor dijo que Él iba a apresurar (véase también Jacob 5:61–62, 70–71).

Refiriéndose a Doctrina y Convenios 88:73, el élder Russell M. Nelson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo: “Ese tiempo de apresuramiento ha llegado” (“Porque así se llamará mi Iglesia”, Liahona, julio de 1990, pág. 19).

Vivimos en una época en que el Señor está apresurando Su obra. Al apresurar Su obra, el Señor está acelerando y adelantando Sus esfuerzos por llevar a cabo la salvación del hombre.

  1. Responde la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Cuáles son algunas de las maneras en que has visto que el Señor apresura Su obra?

Durante el servicio del presidente Spencer W. Kimball como Presidente de la Iglesia, el Señor apresuró Su obra. Por ejemplo, la obra misional se expandió y la Iglesia publicó nuevas ediciones de las Escrituras. Al tiempo que instaba a los miembros de la Iglesia a seguir adelante, el presidente Kimball dijo que nosotros, como Iglesia, “nos hemos detenido suficientemente en algunas de nuestras etapas. Dispongámonos a retomar nuestro movimiento para avanzar y elevarnos” (“Continuemos avanzando y elevándonos”, Liahona, agosto de 1979, pág. 118). Además enseñó: “Debemos alargar el paso y debemos hacerlo ahora mismo” (“Always a Convert Church: Some Lessons to Learn and Apply This Year”, Ensign, septiembre de 1975, pág. 3).

Cuando los miembros de la Iglesia “alargan el paso”, ellos redoblan sus esfuerzos para participar en la obra del Señor. Por ejemplo, se afanan con más diligencia por compartir el Evangelio, estudiar las Escrituras y hacer la obra del templo y la historia familiar.

Apresurar la obra misional

El presidente Spencer W. Kimball dijo a los santos que el Señor estaba listo para abrirles las puertas para que ellos compartieran el Evangelio, incluso en las naciones que no permitían la obra misional. Sin embargo, él también dijo que los santos debían prepararse para recibir esas oportunidades. El presidente Kimball también testificó que si cada hombre joven se preparaba para servir en una misión de tiempo completo, el Señor abriría las puertas y proveería una manera para que la obra misional llegase a todo el mundo:

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Presidente Spencer W. Kimball

“Pienso en las numerosas naciones a las cuales la palabra aún no ha llegado. Sé que tienen las cortinas [restricciones contra las influencias externas], como la cortina de hierro y la cortina de bambú. Sé cuán difícil es puesto que hemos hecho algunos esfuerzos…

“Mas no existe ninguna razón por la cual el Señor deba abrir puertas si no estamos preparados para pasar por ellas. ¿Por qué debe romper la cortina de hierro o la cortina de bambú o cualquier otra cortina si no estamos aún preparados para entrar?” (véase “Id por todo el mundo”, Liahona, noviembre de 1974, pág. 3).

Los miembros de la Iglesia siguieron el consejo del presidente Kimball y se prepararon para compartir el Evangelio. Durante el tiempo de su presidencia, la cantidad de misioneros de tiempo completo aumentó más del cincuenta por ciento. En la década de 1980 y a comienzos de la década de 1990, los gobiernos de Alemania Oriental, las naciones dentro de la antigua Unión Soviética y otras naciones donde la obra misional había sido restringida comenzaron a permitir que los misioneros compartieran el Evangelio en esos países. Se cumplió la profecía del presidente Kimball, y continúa cumpliéndose a medida que la obra misional se expande.

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Presidente Spencer W. Kimball

Al tiempo que el presidente Kimball instaba a los miembros de la Iglesia a alargar el paso, aclaró la responsabilidad de cada hombre joven en la Iglesia: “Frecuentemente surge la pregunta: ‘¿Debe todo joven servir una misión?’. La respuesta la ha dado el Señor, y es ‘Sí’. Todo hombre joven ha de cumplir una misión” (véase “Id por todo el mundo”, pág. 4).

Desde entonces, los profetas han continuado instando a todo joven digno y capaz a servir en una misión de tiempo completo. Los profetas también han dado la bienvenida a las mujeres jóvenes para servir en misiones de tiempo completo, si así lo desean. En octubre de 2012, el presidente Thomas S. Monson anunció un cambio inspirado en los requisitos de la edad misional, permitiendo que los hombres jóvenes comiencen su servicio misional a los 18 años y las mujeres jóvenes a los 19. Todo joven debe prepararse para servir en una misión de tiempo completo y mantenerse digno para servir.

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hombre joven leyendo las Escrituras
  1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Por qué debe prepararse cada hombre joven para servir en una misión de tiempo completo?

    2. El prepararte ahora para la misión, ¿cómo te permite contribuir a la obra del Señor?

    3. ¿Cómo crees que el cambio inspirado en el requisito de la edad para misioneros de tiempo completo haya contribuido a apresurar la obra del Señor?

Nuevas ediciones de las Escrituras

¿Qué dirías si un amigo cercano te dijera: “Quiero acercarme más a Dios. ¿Qué debo hacer?”.

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Presidente Spencer W. Kimball

Lee la siguiente declaración del presidente Spencer W. Kimball: “Me doy cuenta de que cuando tomo a la ligera mi relación con la divinidad y cuando me parece que no hay oído divino que me escuche ni voz divina que me hable, es porque yo estoy lejos, muy lejos. Si me sumerjo en las Escrituras, la distancia se acorta y vuelve la espiritualidad” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, 2006, pág. 75).

Lee Doctrina y Convenios 1:6, 24–30 y determina por qué el Señor quería que los líderes de la Iglesia publicaran las revelaciones. ¿De qué forma nos ayudan las Escrituras a alargar el paso y contribuyen a apresurar la obra del Señor?

En la década de 1970, los líderes de la Iglesia reconocieron la necesidad de que los miembros de la Iglesia se familiarizaran más con las Escrituras y que hubiera una edición estándar de la Biblia para el estudio y la enseñanza. En 1979, después de años de labor inspirada y diligente, la Iglesia publicó la edición oficial en inglés de la versión del rey Santiago de la Biblia en inglés. Esa edición de la Biblia contenía amplias ayudas para el estudio que no estaban disponibles anteriormente, entre ellas, unas notas al pie de página más amplias, pasajes correlacionados y otras ayudas como encabezamientos mejorados; extractos de la traducción de José Smith, una guía temática y el diccionario de la Biblia. En 1981, la Iglesia publicó una nueva edición de la combinación triple en inglés, que contiene el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio, e incluía notas al pie de página mejoradas, encabezamientos de capítulos, mapas y un índice. En 2009, la Iglesia publicó la edición SUD de la versión Reina-Valera de la Biblia en español.

Lee la siguiente declaración del presidente Boyd K. Packer, del Cuórum de los Doce Apóstoles, hecha un año después de la publicación de la combinación triple de 1981 en inglés. Observa cómo él concibió que esas nuevas ediciones de las Escrituras bendecirían a las personas y harían avanzar la obra de Dios.

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Presidente Boyd K. Packer

“Con el transcurso de los años, estas Escrituras producirán generaciones sucesivas de cristianos fieles que conocerán a Jesucristo y estarán dispuestos a obedecer Su voluntad…

“[Podrán] gozar de la claridad de las revelaciones como nunca nadie lo ha podido hacer en la historia del mundo… adquirirán un conocimiento del Evangelio mucho más amplio que el que sus antepasados pudieron lograr. Tendrán el testimonio de que Jesús es el Cristo y la capacidad de proclamarlo y defenderlo” (véase “Las Escrituras”, Liahona, enero de 1983, pág. 101).

Las Escrituras testifican que Jesús es el Cristo. Estudiar las Escrituras nos ayuda a recibir un testimonio de Jesucristo y a llenar nuestra vida con el Santo Espíritu. Se han hecho y se continúan haciendo grandes esfuerzos por proporcionar a los miembros de la Iglesia las Escrituras en su idioma natal, junto con valiosas ayudas para el estudio.

  1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Por qué es importante estudiar diariamente las Escrituras?

    2. ¿Cómo te ha ayudado tu estudio personal de las Escrituras a contribuir en la obra del Señor?

Apresurar la obra del templo y de historia familiar

La construcción de templos aumentó en forma significativa bajo la dirección del presidente Gordon B. Hinckley. En 1995, cuando había menos de 50 templos en funcionamiento en todo el mundo, él dijo: “Tengo el ferviente deseo de que haya un templo de acceso razonable para todo Santo de los Últimos Días, en todo el mundo. La obra se mueve con toda la rapidez con que nos es posible. Constantemente suplico que se pueda apresurar de algún modo a fin de que más de los de nuestro pueblo accedan con mayor facilidad a la sagrada Casa del Señor” (véase “Misiones, templos y responsabilidades”, Liahona, enero de 1996, pág. 63).

Lee Doctrina y Convenios 128:15, 17 y busca la responsabilidad que tenemos para con nuestros antepasados. El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, declaró el siguiente principio: “Tenemos la responsabilidad, adquirida por convenio, de buscar a nuestros antepasados y proporcionarles las ordenanzas salvadoras del Evangelio” (“El corazón de los hijos se volverá”, Liahona, noviembre de 2011, pág. 25).

La construcción de templos y los avances en la obra de historia familiar son evidencia de que Dios está acelerando Su obra del otro lado del velo.

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Élder David A. Bednar

Lee la siguiente declaración del élder Bednar, y determina cómo puedes tú contribuir a la obra del Señor: “No es una coincidencia que FamilySearch y otros recursos hayan salido a la luz en una época en la que los jóvenes estén tan familiarizados con una gran variedad de tecnologías de la información y la comunicación. Ustedes tienen los dedos amaestrados para textear y twitear [a fin de] acelerar y adelantar la obra del Señor, y no solo para comunicarse rápidamente con sus amigos. Las destrezas y la aptitud que se manifiestan entre muchos jóvenes actualmente son una preparación para contribuir a la obra de salvación” (“El corazón de los hijos”, pág. 26).

  1. Responde la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Qué experiencias positivas has tenido al hacer la obra de historia familiar o al ir al templo para participar en las ordenanzas por los muertos?

Nuestra responsabilidad de hacer avanzar la obra

Al leer la siguiente declaración del élder David B. Haight, del Cuórum de los Doce Apóstoles, marca una bendición que está a disposición de cada uno de nosotros:

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Élder David B. Haight

“Hermanos y hermanas, el Señor está abriendo el camino y expandiendo Su obra a través del mundo, y ¡qué bendecidos somos al participar en esta obra, cada uno a su propia manera!…

¿Quién, sino los profetas de Dios, podrían prever el milagro de la expansión tan rápida de la obra del Señor? En verdad, como lo predijo el Señor en la sección 88 de Doctrina y Convenios, Él apresurará Su obra en Su tiempo (véase D. y C. 88:73)” (“La obra misional: Nuestra responsabilidad”, Liahona, enero de 1994, pág. 72).

Podemos recibir la bendición de participar en el apresuramiento de la obra del Señor. Considera las oportunidades que tienes para contribuir a apresurar la obra del Señor.

  1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Cuáles son algunas formas en que puedes contribuir a apresurar la obra del Señor?

    2. ¿Qué experiencias has tenido al haber participado en el apresuramiento de la obra del Señor?

  2. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado la lección “Apresurar la obra de salvación” y la he terminado el (fecha).

    Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: