La familia

"La familia," Para la Fortaleza de la Juventud: Cumplir nuestro deber a Dios, (2001)


El ser parte de una familia es una gran bendición. Tu familia te puede proporcionar compañía y felicidad; te puede ayudar a aprender principios correctos en un ambiente de cariño, y a prepararte para la vida eterna. No todas las familias son iguales, pero cada una de ellas es importante en el plan de nuestro Padre Celestial.

Haz lo que esté de tu parte para crear un ambiente feliz en el hogar; sé alegre, servicial y considerado o considerada para con los demás. Muchos de los problemas que surgen en el hogar resultan porque los miembros de la familia dicen palabras hirientes y actúan de manera egoísta; ocúpate de las necesidades de los demás miembros de la familia; trata de ser un pacificador o una pacificadora en vez de fastidiar, pelear y discutir. Ten presente que la familia es la unidad más sagrada de la Iglesia.

Demuestra amor y respeto por tus padres y sé obediente a fin de honrarles; está dispuesto o dispuesta a ayudar en el hogar con las tareas que se tengan que llevar a cabo; participa en actividades y tradiciones familiares, entre las que se encuentran la oración familiar, las noches de hogar para la familia y la lectura de las Escrituras en familia. Esas tradiciones fortalecen y unen a las familias. Da un buen ejemplo a los demás miembros de tu familia.

Fortalece las relaciones con tus hermanos y hermanas; ellos pueden llegar a ser tus mejores amigos. Dales tu apoyo en sus actividades y ayúdales en las dificultades que puedan tener.

Efesios 6:1–3