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Lección 7: Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios en la carne


Lección 7

Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios en la carne

Introducción

En la antigüedad, muchos declararon las buenas nuevas del nacimiento del Salvador: Dios había enviado a Su Hijo a redimir al mundo. “El Cristo Viviente: El Testimonio de los Apóstoles” declara que Jesús es “el Primogénito del Padre, el Hijo Unigénito en la carne, el Redentor del mundo” (Liahona, abril de 2000, págs. 2–3). En esta lección, los alumnos llegarán a saber por qué fue fundamental que Jesús naciera de una madre mortal y de un Padre inmortal.

Lectura preparatoria

Sugerencias para la enseñanza

Mateo 1:18–24; Lucas 1:26–35; Mosíah 3:7–8

“El Unigénito del Padre”

Para comenzar la lección, muestre el video “El Nacimiento” (2:59). (Descargue y pruebe el video antes de clase).

Después del video, pregunte:

  • ¿Qué aspectos del nacimiento del Salvador son importantes para ustedes y por qué?

Comunique a los alumnos que en esta lección analizarán un aspecto del nacimiento de Jesucristo que es esencial para comprender la capacidad del Salvador de cumplir Su papel en el plan del Padre.

Invite a un alumno a leer Mateo 1:18–19 en voz alta, y pida a la clase que visualice la situación que describen esos versículos. (Nota: El visualizar es una técnica de estudio que puede ayudarlos a hacer que los relatos de las Escrituras sean más vívidos y reales). Luego pregunte a los alumnos cómo se sentirían si se encontraran en una situación similar a la de José. Pida a los alumnos que lean Mateo 1:20–24 en silencio y que determinen por qué José decidió no “dejarla secretamente [a María]” (versículo 19), lo cual significaba anular en forma privada su compromiso de matrimonio con ella. (Nota: El definir palabras y frases difíciles ayuda a los alumnos a entender las Escrituras. Para esos versículos puede utilizar las siguientes explicaciones: (1) el nombre Jesús [Yeshua en arameo] significa “Jehová es salvación” o “Jehová salva”; (2) el pasaje de las Escrituras al que se hace referencia en Mateo 1:22–23 es Isaías 7:14; y (3) el nombre Emanuel significa “Dios con nosotros”).

Invite a un alumno a leer Lucas 1:26–30 en voz alta, y a la clase a seguir la lectura en silencio y a buscar lo que ese pasaje enseña acerca de María. Pida a los alumnos que expliquen lo que hayan encontrado. Luego invite a un alumno a leer en voz alta Lucas 1:31–35 mientras el resto de la clase sigue la lectura en silencio. Pregunte:

  • ¿De qué manera confirman esos versículos quién es el Padre de Jesús?

Trace el siguiente diagrama en la pizarra:

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diagrama, padres, tú

Haga las siguientes preguntas a un miembro de la clase:

  • ¿Qué rasgo físico heredaste de tu padre? ¿Qué rasgo físico heredaste de tu madre?

Escriba las respuestas del alumno en el diagrama (refiérase al ejemplo adjunto):

Imagen
diagrama, padres, atributos, tú

Borre el diagrama anterior y trace el siguiente en la pizarra:

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diagrama, María, Padre Celestial, Jesucristo

Muestre la siguiente declaración del élder James E. Talmage (1862–1933), del Quórum de los Doce Apóstoles, y pida a un alumno que la lea en voz alta:

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Élder James E. Talmage

“Ese Hijo que había de nacer de María fue engendrado por Elohim, el Padre Eterno, no contraviniendo las leyes naturales, sino de acuerdo con una manifestación superior de las mismas… En Su naturaleza habrían de combinarse los poderes de la divinidad, y la capacidad y posibilidades del estado mortal; y esto de acuerdo con la operación normal de la ley fundamental de la herencia —declarada por Dios, demostrada por la ciencia y admitida por la filosofía— de que los seres vivientes se han de propagar según su especie. El niño Jesús habría de heredar los rasgos físicos, mentales y espirituales, las tendencias y poderes que distinguían a Sus padres: uno inmortal y glorificado, a saber, Dios; el otro humano, una mujer” (véase Jesús el Cristo, 1964, pág. 85).

  • ¿Qué rasgos importantes heredó el Salvador de cada uno de Sus padres?

Mientras los alumnos responden, escriba en la pizarra, bajo “María”, los rasgos que Jesucristo heredó de Su madre (como su condición de ser mortal: la capacidad de sufrir dolor y morir físicamente). Bajo “Padre Celestial”, escriba los atributos que Jesús heredó de Su Padre (como los poderes de la divinidad: la inmortalidad o el poder de vivir para siempre; véase Juan 10:17–18).

Luego invite a un alumno a leer en voz alta Mosíah 3:7–8. Pregunte:

  • ¿Por qué necesitaba el Salvador los poderes tanto de la mortalidad como de la inmortalidad para llevar a cabo la Expiación? (Conforme los alumnos respondan, asegúrese de que comprendan la siguiente verdad: Como el Hijo Unigénito de Dios en la carne, Jesucristo pudo realizar el sacrificio expiatorio, el cual requirió que Él padeciera más de lo que una persona mortal podría soportar, para así cumplir Su función en el plan del Padre. Además, a causa de que Jesucristo tenía poder sobre la muerte, tenía la capacidad de levantarse de entre los muertos. Asegúrese de que los alumnos entiendan que si Jesucristo hubiera nacido de dos padres mortales, no podría haber vencido la muerte ni soportado el dolor infinito y el sufrimiento de la Expiación. Si hubiera nacido de dos padres inmortales, no habría estado sujeto al sufrimiento físico ni a la muerte).

Para hacer mayor hincapié en esa doctrina fundamental, entregue a cada alumno una copia de la siguiente declaración del élder Robert E. Wells, de los Setenta, y concédales tiempo para que la lean y la mediten:

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Élder Robert E. Wells

“…la naturaleza divina de Jesucristo como Hijo de Dios… es esencial para comprender el plan de salvación en su totalidad. Él es el Primogénito del Padre en la existencia preterrenal y el Unigénito del Padre en la Tierra. Dios, el Padre Eterno, es el progenitor literal de nuestro Señor y Salvador Jesucristo y de todos Sus otros hijos espirituales…

“La ‘naturaleza divina de Jesucristo como Hijo de Dios’ también se refiere a su designación como el ‘Unigénito en la carne’… Este título significa que el cuerpo físico de Jesús era progenie de una madre mortal y un Padre Eterno inmortal, un hecho verídico que fue esencial para la Expiación, ese acto supremo que ningún hombre común podría haber realizado. Cristo tenía el poder para dar Su vida y volverla a tomar, porque había heredado la naturaleza inmortal de Su Padre Celestial. De María, Su madre terrenal, heredó Su condición de ser mortal, o sea, la facultad de morir.

“Conjuntamente, esta expiación infinita de Cristo y Su naturaleza divina como Hijo de Dios constituyen la doctrina más importante del cristianismo” (“Nuestro mensaje al mundo”, Liahona, enero de 1996, págs. 73, 74).

Finalice esta parte de la lección haciendo las siguientes preguntas:

  • ¿En qué forma el reconocer los atributos que Jesús heredó de María nos ayuda a confiar y a tener fe en el Salvador?

  • ¿De qué manera el reconocer los atributos que Jesús heredó del Padre Celestial nos ayuda a confiar y a tener fe en el Salvador?

1 Nefi 11:13–21

Nefi vio la condescendencia de Dios

Diga a los alumnos que en el Libro de Mormón aprendemos que Nefi tuvo una visión en la que adquirió conocimiento sobre el linaje de Jesucristo. Podemos aprender verdades adicionales por medio de esa visión. Pida a algunos alumnos que se turnen para leer en voz alta 1 Nefi 11:13–21, y al resto de la clase que siga la lectura en silencio y que encuentre doctrinas importantes que se enseñan en ese pasaje. Explique que, en este contexto, la palabra condescender significa descender de una condición mayor a una menor, o asumir un estado inferior.

  • Según lo que Nefi aprendió, ¿quiénes serían los padres de Jesucristo? (Los alumnos deben reconocer la siguiente doctrina: Dios, el Padre Eterno, y María son los padres del Jesucristo terrenal).

  • Tomando en cuenta las lecciones de este curso que hasta aquí hemos tenido, ¿por qué razón el nacimiento de Jesucristo se consideraría parte de Su condescendencia?

Muestre la siguiente declaración del hermano Tad R. Callister, Presidente General de la Escuela Dominical, y pida a un alumno que la lea en voz alta:

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Tad R. Callister

“Dios el Hijo cambió Su hogar celestial con todo su esplendor divino por una morada terrenal con todos sus ornamentos primitivos. Él, ‘el Rey del cielo’ (Alma 5:50), ‘el Señor Omnipotente que reina’ (Mosíah 3:5), abandonó un trono para heredar un pesebre. Intercambió el dominio de un dios por la dependencia de un bebé… Fue un cambio de dimensiones inigualables… El gran Jehová, creador de incontables mundos, infinito en virtud y en poder, vino a este mundo en pañales y en un pesebre” (The Infinite Atonement, 2000, pág. 64).

Para ayudar a los alumnos a entender por qué el nacimiento terrenal de Jesucristo también fue parte de la condescendencia de Dios el Padre, lea en voz alta la siguiente declaración del élder Bruce R. McConkie (1915–1985), del Quórum de los Doce Apóstoles:

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Élder Bruce R. McConkie

“La condescendencia de Dios (el Padre) es que aun siendo un Personaje exaltado, perfecto y glorificado, llegó a ser el Padre personal y literal de un Hijo nacido de madre mortal” (Mormon Doctrine, segunda edición, 1966, pág. 155).

Para terminar la lección, pregunte a los alumnos cuáles son sus pensamientos y sentimientos por el Salvador al pensar en Su condescendencia y en la naturaleza milagrosa de Su nacimiento. Pregunte si a alguien le gustaría compartir su testimonio del Salvador para concluir la lección de hoy.

Material de lectura para el alumno