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Unidad 22, Día 3: 1 Corintios 11


Unidad 22: Día 3

1 Corintios 11

Introducción

El apóstol Pablo habló en cuanto a las disputas entre los santos de Corinto acerca de las costumbres religiosas. Destacó que los hombres y las mujeres tienen funciones divinas y que son esenciales para ambos en el plan del Señor. También enseñó a los miembros de la Iglesia en cuanto a la preparación apropiada de la Santa Cena.

1 Corintios 11:1–16

Pablo habla en cuanto a las disputas acerca de las costumbres religiosas

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couple walking toward Oquirrh Mountain Utah Temple

Lee las siguientes declaraciones y reflexiona en cuanto a cómo se sienten algunas personas acerca del matrimonio:

  • “El tener éxito en mi carrera profesional es muy importante para mí, y no quiero dividir mi atención entre las metas que tengo para mi carrera y el matrimonio”.

  • “No me quiero comprometer a una relación de largo plazo. Me preocupa tomar una decisión que lamentaré más adelante”.

  • “El matrimonio me ataría; no podría hacer lo que quisiera”.

  • “Sé que el matrimonio es la decisión más importante que tomaré jamás, y estoy ilusionado para tomarla”.

  1. Anota en tu diario de estudio de las Escrituras cómo te sientes en cuanto al matrimonio.

En 1 Corintios 11 leemos más sobre lo que el apóstol Pablo escribió como respuesta a las preocupaciones que tenían los miembros de Corinto. Lee 1 Corintios 11:3 para ver lo que Pablo enseñó acerca de las responsabilidades del esposo.

La frase “el varón es la cabeza de la mujer” significa que el esposo tiene la sagrada responsabilidad de presidir en el hogar. Presidir significa dirigir y guiar rectamente a los demás en asuntos espirituales y temporales.

Fíjate en el versículo 3 quién debe presidir al marido y guiarle a medida que él preside en su familia. ¿Por qué sería importante que un esposo y padre mirara a Cristo como su líder y su guía?

Cuando comprendemos cómo el Padre Celestial preside en Su reino, podemos ver que es un Dios de orden y no de confusión (véase D. y C. 132:8).

Como se encuentra escrito en 1 Corintios 11:4–16, Pablo habló en cuanto a las preguntas de los santos de Corinto acerca de las costumbres de los hombres y las mujeres cuando oraban y profetizaban durante los servicios de adoración. Esas costumbres incluían la práctica de que las mujeres se cubrieran la cabeza.

A veces, los lectores del Nuevo Testamento no entienden las enseñanzas de Pablo y piensan que la función del hombre es más importante que la de la mujer. El élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, aclaró esa idea equivocada:

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Elder M. Russell Ballard

“El hombre y la mujer son iguales a los ojos de Dios y a los ojos de la Iglesia, pero igual no significa que sean lo mismo. Las responsabilidades y los dones divinos de los hombres y las mujeres difieren en su naturaleza, pero no en su importancia ni influencia. La doctrina de nuestra Iglesia ubica a la mujer en una posición igual, y a la vez diferente, a la del hombre. Dios no considera a un sexo mejor o más importante que el otro…

“El hombre y la mujer tienen dones diferentes, distintos puntos fuertes, así como diferentes puntos de vista e inclinaciones. Esa es una de las razones fundamentales por las que nos necesitamos los unos a los otros” (“Men and Women in the Work of the Lord”, New Era, abril de 2014, pág. 4).

Lee 1 Corintios 11:11 para ver lo que Pablo enseñó acerca de la relación entre el esposo y la esposa. La frase “en el Señor” hace referencia al plan del Señor de ayudarnos a llegar a ser como Él y obtener la vida eterna.

De 1 Corintios 11:11 aprendemos la siguiente verdad: En el plan del Señor, los hombres y las mujeres no pueden obtener la vida eterna el uno sin el otro (véase D. y C. 131:1–4).

El matrimonio entre el hombre y la mujer es parte del plan de Dios. Piensa en las siguientes preguntas: ¿En qué forma el ser un padre o una madre rectos adelanta el plan de Dios ? ¿Cómo nos ayuda eso aun más a llegar a ser como el Padre Celestial?

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scissors
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one blade of scissors

Piensa en cómo funcionan las tijeras. ¿Cuán bien funcionarían las tijeras si las cuchillas estuvieran separadas e intentaras cortar papel o tela con solo una de las cuchillas? ¿Cómo podrían ser las tijeras como un esposo y una esposa que se esfuerzan por obtener la vida eterna?

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Elder David A. Bednar

Lee la siguiente declaración del élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y presta atención a cómo el esposo y la esposa están diseñados para trabajar en conjunto para obtener la vida eterna: “Por designio divino, se dispone que los hombres y las mujeres progresen juntos hacia la perfección y hacia una plenitud de gloria. A causa de sus temperamentos y facultades singulares, los hombres y las mujeres llevan a la relación matrimonial perspectivas y experiencias únicas. El hombre y la mujer contribuyen de forma diferente pero por igual a una totalidad y unidad que no se pueden lograr de ninguna otra manera. El hombre complementa y perfecciona a la mujer, y la mujer complementa y perfecciona al hombre, al aprender el uno del otro y al fortalecerse y bendecirse mutuamente” (“El matrimonio es esencial para Su plan eterno”, junio de 2006, págs. 51–52).

  1. En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe sobre algunas de las diferentes características y responsabilidades de los hombres y de las mujeres que se apoyan y se fortalecen mutuamente en una familia.

En “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles declararon: “Por designio divino, el padre debe presidir la familia con amor y rectitud y es responsable de proveer las cosas necesarias de la vida para su familia y de proporcionarle protección. La madre es principalmente responsable del cuidado de sus hijos. En estas sagradas responsabilidades, el padre y la madre, como compañeros iguales, están obligados a ayudarse el uno al otro. La discapacidad, la muerte u otras circunstancias pueden requerir una adaptación individual” (Liahona, noviembre de 2010, pág. 129).

  1. Piensa en las diferentes actitudes en cuanto al matrimonio que se reflejan en las diferentes declaraciones que leíste al comienzo de la lección. Después contesta la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: Después de estudiar 1 Corintios 11:1–16, ¿cómo responderías a alguien que no comprendiera la importancia del matrimonio en el plan de Dios?

1 Corintios 11:17–34

Pablo enseña a los santos de Corinto que no traten la Santa Cena ligeramente

¿Qué viene a tu mente cuando lees las siguientes frases?

  • “Una experiencia realmente espiritual”.

  • “Una renovación para el alma”.

  • “El momento culminante de mi día de reposo”.

Medita en cuanto a la experiencia más reciente que hayas tenido al participar de la Santa Cena, y piensa si esas frases describen tu experiencia.

Al estudiar 1 Corintios 11:17–34, busca verdades que te pueden servir para que el participar de la Santa Cena sea una experiencia más espiritual y más significativa.

En los tiempos de Pablo, los miembros de la Iglesia observaban una práctica parecida a la Última Cena. Periódicamente, se reunían a tomar una comida juntos y después participaban de la Santa Cena. El apóstol Pablo condenó tales reuniones porque los santos las habían convertido en comidas comunes en lugar de mantener la santidad que debería acompañar el participar de la Santa Cena. La Traducción de José Smith aclara la declaración de Pablo en cuanto al propósito que tenía reunirse: “Cuando, pues, os reunís en común, ¿no es para comer la cena del Señor?” (Traducción de José Smith, 1 Corintios 11:20 [en la nota a al pie de página de 1 Corintios 11:20]).

Aunque esas reuniones tenían como propósito incrementar la hermandad y la unidad, a menudo se tornaban contenciosas. Como está registrado en 1 Corintios 11:17–22, Pablo condenó la contención que existía entre los santos corintios durante esas comidas.

Lee 1 Corintios 11:23–26 para ver lo que Pablo alentó que recordaran los miembros de la Iglesia sobre la Santa Cena. La palabra anunciáis en el versículo 26, en griego se tradujo para también querer decir proclamar o testificar.

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Last Supper

Lee 1 Corintios 11:27–30 para descubrir la advertencia que Pablo dio a los santos corintios sobre la Santa Cena.

De esos versículos aprendemos que aquellos que participan de la Santa Cena indignamente acarrean sobre sí condenación y maldición.

Esa verdad se confirma en el Libro de Mormón, donde Jesucristo advirtió que aquellos que participaran de la Santa Cena indignamente, comían y bebían condenación para su alma (véase 3 Nefi 18:29). Además, el Salvador dijo a los líderes del sacerdocio que no debían permitir que los que fueran indignos participaran de la Santa Cena (véase 3 Nefi 18:29). Si tienes alguna duda en cuanto a tu dignidad para tomar la Santa Cena, deberías hablar con tu obispo o presidente de rama.

En 1 Corintios 11:29, la palabra griega que se traduce como “juicio” también podría ser “condenación” (véase la nota a al pie de página de 1 Corintios 11:29). Condenación significa “ser juzgados por Dios, ser hallados culpables” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Condenación”, scriptures.lds.org). Juicio quiere decir “Evaluar el comportamiento con relación a los principios del evangelio; decidir; discernir entre el bien y el mal” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Juicio, juzgar”, scriptures.lds.org).

Recuerda: “No tienes que ser perfecto a fin de tomar la Santa Cena, pero debes tener en el corazón un espíritu de humildad y arrepentimiento” (Leales a la fe: Una referencia del Evangelio, 2004, pág. 178). Si participamos de la Santa Cena con un corazón que no esté arrepentido y no tenemos deseos de recordar al Salvador y seguirlo, estamos participando de la Santa Cena indignamente.

Piensa en por qué el participar de la Santa Cena indignamente puede traer condenación a nuestra alma.

Vuelve a leer 1 Corintios 11:28 para ver lo que Pablo aconsejó a los miembros de la Iglesia que hicieran mientras participaban de la Santa Cena. Podrías marcar lo que encuentres.

De ese versículo aprendemos que deberíamos examinar nuestra vida al participar de la Santa Cena.

¿De qué formas piensas que deberíamos examinar nuestra vida?

El propósito de examinar nuestra vida no es solo para determinar si somos dignos de participar de la Santa Cena, sino también para pensar en cuán bien nos estamos esforzando por guardar nuestros convenios con Dios y cómo podemos procurar arrepentirnos y mejorar.

Lee las siguientes declaraciones y piensa en formas en las que podrías examinar tu vida al participar de la Santa Cena.

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President Howard W. Hunter

Al describir una experiencia que tuvo mientras participaba de la Santa Cena, el presidente Howard W. Hunter dijo: “Me pregunté. ‘¿Pongo al Señor sobre todas las cosas y guardo todos Sus mandamientos?’, tras lo cual reflexioné y tomé una resolución. Hacer convenio con el Señor de guardar siempre Sus mandamientos es una seria obligación, y renovar ese convenio al participar de la Santa Cena tiene la misma seriedad. Los solemnes momentos de meditación mientras se reparte la Santa Cena tienen gran significado; son momentos de autoevaluación, introspección y autodiscernimiento; momentos de reflexionar y tomar resoluciones” (“Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Howard W. Hunter”, pág. 214).

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Tad R. Callister

Tad R. Callister, Presidente General de la Escuela Dominical, mientras era miembro de los Setenta, enseñó que la Santa Cena es un momento de reflexión y autoevaluación: “La Santa Cena… constituye un momento de profunda introspección y autoexaminación… La Santa Cena es un momento en el que no solo recordamos al Salvador, sino que también comparamos nuestra vida con la del Gran Ejemplo [Jesucristo]. Es un momento para dejar de lado todo autoengaño; es un tiempo de verdad sublime y absoluta. Todas las excusas, todas las fachadas deben quedar de lado, permitiendo que nuestro espíritu, tal y como verdaderamente es, esté en comunión espíritu con Espíritu con el Padre. En ese momento, nos convertimos en nuestro propio juez, viendo cómo es en verdad nuestra vida, y cómo debería ser en realidad” (The Infinite Atonement, 2000, pág. 291).

Una manera de poner en práctica ese principio de examinar nuestra vida al participar de la Santa Cena es pensar en preguntas que considerarías al prepararte para tomar la Santa Cena. Por ejemplo, podrías preguntarte: “¿Cómo puedo ser un mejor discípulo de Jesucristo?”. “¿Cómo es mi vida como la del Salvador, y cómo no lo es?” “¿Con qué debilidades estoy luchando que me impiden crecer espiritualmente?” “¿Qué puedo hacer esta semana para llegar a ser un poco mejor?”

  1. En tu diario de estudio de las Escrituras, enumera algunas preguntas adicionales que te podrías hacer antes de la Santa Cena y durante la misma.

  2. En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe un plan sobre lo que harás para prepararte mejor para tu siguiente oportunidad de participar de la Santa Cena.

Al examinar tu vida antes de la Santa Cena y durante la misma, el Señor te puede ayudar a saber cómo podrías cumplir mejor tus convenios y ser digno de recibir las bendiciones que Él desea para ti. Comprométete a seguir cualquier impresión que recibas.

En 1 Corintios 11:33–34, leemos la instrucción adicional que Pablo dio a los santos corintios en cuanto a la comida que tomaban cuando se reunían para participar de la Santa Cena. Dijo a los santos que pensaran los unos en los otros y que evitaran la contención.

  1. Escribe lo siguiente en el diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado 1 Corintios 11 y he terminado esta lección el (fecha).

    Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: