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Unidad 18, Día 3: Hechos 9


Unidad 18: Día 3

Hechos 9

Introducción

Jesús se apareció a Saulo (que más adelante se llamaría Pablo) al viajar a Damasco, después de lo cual Saulo fue ciego. Después de que Ananías lo sanó, Saulo se bautizó y comenzó a predicar en Damasco. Más adelante, Saulo fue a Jerusalén y allí se unió a los discípulos; pero cuando los griegos judíos de Jerusalén amenazaron la vida de Saulo, los apóstoles lo enviaron a Tarso. Pedro hizo milagros en Lida y en Jope.

Hechos 9:1–9

Jesús se aparece a Saulo en el camino a Damasco

El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente acerca de nuestra necesidad de perdonar:

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Elder Jeffrey R. Holland

“Hay algo en muchos de nosotros que particularmente falla a la hora de perdonar y olvidar los errores tempranos de la vida, ya sean los nuestros propios o los de otras personas. No es bueno, no es cristiano. Es terriblemente opuesto a la grandeza y majestuosidad de la expiación de Jesucristo…

Permitan que las personas se arrepientan. Dejen que las personas crezcan. Crean que la gente puede cambiar y mejorar. ¿Es eso fe? ¡Sí! ¿Es eso esperanza? ¡Sí! ¿Es eso caridad? ¡Sí! Por encima de todo, es caridad, el amor puro de Cristo” (“The Best Is Yet to Be”, Ensign, enero de 2010, págs. 25–26).

  1. Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Cuáles son algunas situaciones en las que sería importante que permitieras a otras personas cambiar y mejorar y creer que lo pueden hacer?

    2. ¿Por qué es importante para ti creer que puedes cambiar y mejorar?

Al estudiar Hechos 9, busca verdades que podemos aprender de la experiencia de alguien que cambió y mejoró.

La mayor parte del texto de Hechos 9 se centra en las experiencias de un hombre llamado Saulo. “Saulo nació en Tarso, una ciudad griega en Cicilia (véase Hechos 21:39). Era ciudadano romano por nacimiento (véase Hechos 16:37) y hablaba una ‘lengua hebrea’ (seguramente arameo) y griego (Hechos 21:37–40). Era judío del linaje de Benjamín (véase Romanos 11:1) y un fariseo devoto (véase Hechos 23:6) que fervientemente perseguía y atormentaba a los seguidores de Jesucristo (véase Hechos 9:1–2). Más adelante se le conoció por su nombre latino, Pablo [véase Hechos 13:9]” (Nuevo Testamento, Manual para el alumno [Manual del Sistema Educativo de la Iglesia, 2014], pág. 294). Saulo fue educado en Jerusalén por Gamaliel (véase Hechos 22:3), un fariseo bien conocido y un respetado maestro de la ley judía (véase Hechos 5:34–40).

Leemos acerca de Saulo por primera vez en Hechos 7, que describe el apedreamiento del discípulo Esteban. Es probable que recuerdes que los que apedrearon a Esteban pusieron su ropa a los pies de Saulo (véase Hechos 7:58–59).

Lee Hechos 8:1–3; 9:1–2, para ver cómo Saulo trataba a los seguidores de Jesucristo.

Lee Hechos 9:3–6 para ver lo que experimentó Saulo al viajar a Damasco para arrestar a los discípulos de Jesucristo que vivían allí.

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goad

Observa la frase “dar coces contra el aguijón” en Hechos 9:5. “Un ‘aguijón’ es una lanza o un palo afilado que se usa para pinchar a los animales para que avancen. En lugar de avanzar, a veces los animales testarudos dan patadas para contraatacar, literalmente dando coces ‘contra el aguijón’. Ese tipo de reacción solamente añade angustia a medida que el animal provoca más incitación dolorosa por parte de su amo. El Salvador está dejando claro que si Saulo continúa luchando contra Él, solo traerá angustia sobre sí mismo. En la literatura griega, ‘dar coces contra el aguijón’ era una conocida metáfora para oponerse a la deidad” (Nuevo Testamento, Manual del alumno, pág. 295).

Fíjate en la pregunta de Saulo en Hechos 9:6. ¿Qué podría enseñarte esa pregunta en cuanto a Saulo?

De acuerdo con la Traducción de José Smith de Hechos 9:7, los que viajaban con Saulo vieron la luz pero no oyeron la voz de Jesús cuando le habló a Saulo (véase la Traducción de José Smith, Hechos 9:7 [en la nota a al pie de página de Hechos 9:7]; véase también Hechos 22:9).

Después de la visión, Saulo quedó físicamente ciego. Se le llevó a Damasco, y no comió ni bebió durante tres días.

Imagínate que eres Saulo. Si hubieras perseguido agresivamente a los discípulos de Jesucristo, ¿qué podrías estar pensando y sintiendo durante esos momentos?

Hechos 9:10–22

Saulo es sanado por Ananías de Damasco, se bautiza y predica acerca de Jesucristo

Lee Hechos 9:10–12 para saber lo que el Señor mandó que hiciera Ananías, un miembro justo de la Iglesia en Damasco.

Recuerda que el propósito original de Saulo era ir a Damasco para arrestar a personas como Ananías. Si fueras Ananías y conocieras la reputación de Saulo, ¿qué podrías haber pensado después de recibir ese mandato del Señor?

Lee Hechos 9:13–16 para ver lo que el Señor le enseñó a Ananías acerca de Saulo.

¿En qué difería la opinión que el Señor tenía de Saulo de la opinión que Ananías tenía de Saulo?

En Hechos 9:15 fíjate en la obra específica que el Señor había escogido a Saulo que hiciera. Con lo que sabes del pasado de Saulo, ¿qué lo habría preparado para predicar a “los gentiles, y… reyes y… los hijos de Israel”? (Podrías mirar la descripción de Saulo que leíste anteriormente en esta lección).

De acuerdo con Hechos 9:16, ¿qué más dijo el Señor que le sucedería a Pablo, aunque llegara a ser un vaso escogido ante gentiles y reyes?

Dos verdades que aprendemos de Hechos 9:13–16 son que el Señor nos ve como lo que podemos llegar a ser y el Señor ve nuestro potencial para ayudarlo en Su obra.

  1. Al pensar en esas verdades, imagínate la forma en la que te ve Dios. En el diario de estudio de las Escrituras, haz un dibujo sencillo de ti mismo y haz una lista de algunas habilidades y rasgos de carácter que piensas que el Señor puede utilizar para que lo ayudes en Su obra.

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Saul and Ananias

Ananías bendijo a Saulo para que recibiera la vista.

Fíjate en Hechos 9:17 que Ananías bendijo a Saulo para que recobrara la vista y fuera lleno del Espíritu Santo. Según Hechos 9:18–20, cuando Dios le restauró la vista a Saulo, ¿en qué difería la forma en la que Saulo veía al Señor de la forma en la que lo veía ahora?

El arrepentimiento, el bautismo y la predicación de Saulo demuestran su fe en Jesucristo y su sumisión a la voluntad del Señor.

Lee Hechos 9:21–22 y observa cómo reaccionaron las personas a la predicación de Saulo.

La pregunta que Saulo le hizo al Señor en Hechos 9:6 demostró su humildad y su deseo de someterse a la voluntad del Señor. Al igual que Saulo, si nos sometemos a la voluntad del Señor, entonces podemos cambiar y cumplir el potencial que Él ve en nosotros.

Para ayudarte a comprender lo que significa ser sumiso a la voluntad del Señor, imagina que tienes un trozo de arcilla blanda y un trozo que ya está duro. ¿Cómo sería la experiencia de intentar esculpir algo usando la arcilla blanda diferente de intentar esculpir algo usando la arcilla dura?

  1. Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Cómo pueden los dos tipos diferentes de arcilla compararse con la sumisión de una persona a la voluntad del Señor?

    2. ¿Cómo te ha ayudado a ti o a otros someterte a la voluntad del Señor para cambiar y cumplir el potencial que el Señor ve en ti o en ellos?

Medita en la pregunta de Saulo: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”. (Hechos 9:6) para ver cómo se aplica en tu propia vida.

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President Ezra Taft Benson

El presidente Ezra Taft Benson enseñó: “No hay pregunta más importante que una [persona] pueda hacer en su vida que la que formuló Pablo: ‘Señor, qué quieres que yo haga?’. Una [persona] no puede tomar un paso más grande que el de procurar el camino que lo llevará a contestar esa pregunta, y después llevar a cabo esa respuesta” (“Listen to a Prophet’s Voice”, Ensign, enero de 1973, pág. 57).

Sigue orando fervientemente y buscando respuesta a esa pregunta, y actúa de acuerdo con la inspiración que recibas.

Hechos 9:23–31

Se amenaza la vida de Saulo en Damasco y después en Jerusalén, y los apóstoles lo mandan a Tarso

En Hechos 9:23–26, leemos que los judíos de Damasco conspiraron para matar a Saulo, pero los miembros de la Iglesia le ayudaron a escapar de la ciudad. También leemos que Saulo fue a Jerusalén, donde “intentaba reunirse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo” (Hechos 9:26).

¿Por qué piensas que los miembros de la Iglesia estaban reacios a creer que Saulo había llegado a ser un discípulo de Jesucristo?

En Hechos 9:27–31 leemos que Bernabé, un miembro de la Iglesia (véase Hechos 4:36–37, llevó a Saulo ante los apóstoles y les contó sobre la visión de este y de su valiente predicación en Damasco. Entonces los miembros de la Iglesia recibieron a Saulo entre ellos. Cuando los griegos judíos de Jerusalén procuraron matar a Saulo, los líderes de la Iglesia lo mandaron a Tarso. En Hechos 9:31 también aprendemos que la Iglesia experimentó paz y crecimiento en Judea, Galilea y Samaria.

Hechos 9:32–43

Pedro hace milagros en Lida y en Jope

Piensa en alguien que te gustaría ayudar para que se vuelva al Señor y crea en Él. Al estudiar el resto de Hechos 9, busca una manera en la que podrías ayudar a esa persona y a otras a volverse al Señor.

Hechos 9:32–35 y Hechos 9:36–42 describen milagros que Pedro efectuó en Lida y en Jope. Al leer esos versículos, busca los milagros que Pedro efectuó y cómo reaccionaron las personas. La siguiente explicación te podría ser útil: La Traducción de José Smith de Hechos 9:32 (solo disponible en inglés) dice que “a medida que Pedro pasaba por todas esas regiones” (cursiva agregada). Limosnas (Hechos 9:36) son las ofrendas que se dan a los pobres.

¿Cómo reaccionó el pueblo de Lida y el de Jope a la forma en que Pedro ministraba? Un principio que podemos aprender del ejemplo de Pedro es que al ministrar a los demás, podemos ayudar a la gente a volverse al Señor y creer en Él.

Dar bendiciones del sacerdocio es una manera de ministrar a los demás. El ejemplo de Tabita (o Dorcas) en Hechos 9:36, 39 ilustra otra manera en la que podemos ministrar a otras personas. Abundar “en buenas obras” (Hechos 9:36 y servir a los demás puede ser de ayuda para que otras personas se vuelvan al Señor.

  1. Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Cuándo las buenas obras de alguien te han ayudado a ti o a otras personas a volverse al Señor y creer en Él?

    2. ¿Cuáles son algunas de las formas en las que tú puedes ministrar a los demás? (Sé específico y escribe dos o tres ideas).

  2. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras, al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Hechos 9 y he terminado esta lección el (fecha).

    Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: