Biblioteca
Unidad 16, Día 3: Juan 18–19


Unidad 16: Día 3

Juan 18–19

Introducción

Después de arrestar e interrogar a Jesús, los líderes judíos lo llevaron a Pilato para que fuera juzgado y condenado. Pilato consintió la crucifixión de Jesús, aun cuando llegó a convencerse de Su inocencia. Mientras estaba en la cruz, Jesús le pidió al apóstol Juan que cuidara de Su madre, María. Después que Jesús murió, pusieron Su cuerpo en un sepulcro.

Juan 18:1–32

Jesús es arrestado e interrogado por los líderes judíos, que luego lo llevan ante Pilato

¿Cuándo te resulta más difícil preocuparte por el bienestar de otras personas?

  1. En tu diario de estudio de las Escrituras, traza una línea en la mitad de una página para formar dos columnas. En una columna escribe Lo que preocupaba a Jesús y, en la otra, Lo que preocupaba a Pilato. Durante el arresto, el juicio y la crucifixión del Salvador, Jesús y el gobernador romano, Pilato, eligieron valorar, o dar prioridad, a cosas diferentes. A medida que estudias Juan 18–19, busca verdades que puedes aprender de los ejemplos de Jesús y Pilato y que te pueden ayudar a saber qué asuntos deben tener prioridad en tu vida. Escribe las verdades que descubras a lo largo de esta lección en la columna correspondiente en tu diario de estudio de las Escrituras.

En Juan 18:1–3 leemos que, después que Jesús sufrió en el Jardín de Getsemaní, Judas Iscariote llegó con un grupo de oficiales que habían ido a arrestar a Jesús. Si supieras que una banda de oficiales armados se aproxima para arrestarte y finalmente ejecutarte, ¿cómo reaccionarías?

Lee Juan 18:4–11 y Lucas 22:50–51 para saber cómo reaccionó Jesús cuando ese grupo llegó.

Las palabras éstos, en Juan 18:8, y los, en Juan 18:9, hacen referencia a los apóstoles que estaban con Jesús. Según esos versículos, ¿qué era lo que le preocupaba a Jesús?

Después de leer Juan 18:4–11 y Lucas 22:50–51, escribe en tu diario de estudio de las Escrituras, en la columna titulada “Lo que preocupaba a Jesús”, las cosas que le preocupaban al Salvador.

Imagen
Christ before Caiaphas

En Juan 18:12–32 leemos que Jesús permitió que los oficiales le arrestaran; luego le llevaron ante Anás, que había sido sumo sacerdote, el cual mandó a Jesús ante Caifás, su yerno, para que lo interrogaran (véase Juan 18:13). Caifás era el sumo sacerdote asignado en ese momento, y había estado tratando de dar muerte a Jesús (véase Juan 18:14). Pedro y otro discípulo siguieron a Jesús y vieron cómo Caifás lo interrogaba (véase Juan 18:15–16). Cuando tres personas diferentes preguntaron a Pedro si era uno de los discípulos de Jesús, Pedro negó conocerle cada vez (véase Juan 18:17, 25, 26–27). Después que Caifás interrogó a Jesús, los líderes judíos lo llevaron, temprano por la mañana, ante Pilato, el gobernador provincial romano de Judea, para que fuera juzgado y sentenciado (véase Juan 18:28–30). Solo los romanos tenían autoridad para dictar sentencia de muerte en Jerusalén (véase Juan 18:31).

Juan 18:33–19:16

Jesús es juzgado ante Pilato

Lee Juan 18:33–35 para averiguar lo que Pilato deseaba saber de Jesús.

Los líderes judíos acusaron a Jesús de declararse rey de los judíos porque, si Jesús afirmaba ser rey, se le podría hallar culpable de sedición, o traición, contra el gobierno romano (véase Juan 19:12), y podía por tanto ser condenado a muerte.

Lee Juan 18:36–37 para averiguar lo que Jesús le explicó a Pilato.

Lee Juan 18:38 para saber a qué conclusión llegó Pilato en cuanto a Jesús.

En Juan 18:39–19:5 aprendemos que Pilato propuso liberar a Jesús conforme a la costumbre judía de poner en libertad a un prisionero durante la festividad de la Pascua (véase Juan 18:39). En lugar de eso, los sacerdotes principales y los oficiales eligieron soltar a Barrabás, el ladrón (véase Juan 18:40) y exigieron que Jesús fuese crucificado (véase Juan 19:6). Pilato fustigó (azotó) a Jesús, y los soldados romanos pusieron una corona de espinas en Su cabeza y se burlaron de Él (véase Juan 19:1–2); luego Pilato llevó a Jesús ante el pueblo.

Lee Juan 19:4, 6 y averigua lo que Pilato dijo reiteradamente a los judíos.

¿Qué creía probablemente Pilato que era lo correcto hacer?

Según Juan 19:7, los líderes judíos dijeron a Pilato que Jesús declaraba ser el Hijo de Dios. Lee Juan 19:8–11 para conocer la respuesta de Pilato cuando escuchó que Jesús había dicho que Él era el Hijo de Dios. Busca también lo que Jesús le dijo a Pilato acerca de su poder como gobernador.

Si estuvieras en el lugar de Pilato, ¿cómo te sentirías tras escuchar a Jesús decir que no tendrías ninguna autoridad contra Él “si [esa autoridad] no te fuese dada de arriba” (Juan 19:11)?

La afirmación de Jesús en Juan 19:11 sobre los líderes judíos que tenían “mayor pecado”, indicaba que, si Pilato cedía a la petición de la multitud y ordenaba que Jesús fuera crucificado, Pilato sería culpable de pecado, aunque no al mismo nivel que aquellos que activamente procuraban la muerte de Jesús.

Lee Mateo 27:19 prestando atención a lo que la esposa de Pilato le aconsejó que hiciera. Después lee Juan 19:12–15 para saber lo que Pilato intentó hacer con Jesús y cómo reaccionaron los judíos que procuraban matar a Jesús.

Fíjate en Juan 19:12 cómo amenazaron los líderes judíos a Pilato cuando supieron que quería poner en libertad a Jesús.

A fin de presionar a Pilato, los judíos le recordaron que, si soltaba a Jesús, podía considerarse que estaba siendo desleal al César. Si los judíos informaban de tal deslealtad, probablemente César retiraría a Pilato de su posición y su poder como gobernador. En ese punto, Pilato tuvo que elegir entre proteger sus propios intereses y liberar a Jesús, el cual sabía que era inocente.

Lee Juan 19:16 para saber lo que Pilato decidió hacer.

Imagen
Christ and Pilate

¿Qué nos enseñan los hechos de Pilato en cuanto a las cosas que le preocupaban principalmente?

En tu diario de estudio de las Escrituras, en la columna titulada “Lo que preocupaba a Pilato”, escribe las cosas por las que Pilato estaba más preocupado.

De nuestro estudio de las preocupaciones de Pilato que se describen en Juan 18–19 aprendemos que anteponer nuestros propios intereses al hecho de hacer lo correcto nos conducirá al pecado. Escribe ese principio en tu diario de estudio de las Escrituras, en la columna titulada “Lo que preocupaba a Pilato”.

  1. Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Cuáles son algunas situaciones en las que podríamos sentirnos tentados a anteponer nuestros propios intereses al hecho de hacer lo que es correcto?

    2. ¿Cuáles son algunas cosas que puedes hacer para vencer la tentación de colocar tus propios intereses por encima de hacer lo que es correcto, aun cuando eso esté mal visto?

Juan 19:17–42

Jesús es crucificado y se coloca Su cuerpo en un sepulcro

En Juan 19:17–24 leemos que Jesús tomó Su cruz y se dirigió al Gólgota, en donde fue crucificado a la hora tercera (véase Marcos 15:25; eso habría sido la tercera hora después del amanecer). Lee Juan 19:25–27 para saber quién estaba cerca de la cruz cuando Jesús fue crucificado.

Mientras estaba en la cruz, ¿por quién estaba preocupado Jesús?

La expresión “[el] discípulo a quien [Jesús] amaba” (Juan 19:26) se refiere al apóstol Juan, también conocido como Juan el Amado. Cuando Jesús dijo a Juan “He ahí tu madre”, le estaba pidiendo que cuidase de María, Su madre, como si fuera la propia madre de Juan. En tu diario de estudio de las Escrituras, en la columna titulada “Lo que preocupaba a Jesucristo”, escribe por quién estaba preocupado Jesús según esos versículos.

De acuerdo con las preocupaciones que has reconocido durante tu estudio de Juan 18–19, ¿cómo describirías el carácter de Jesucristo en comparación con el de Pilato?

De nuestro estudio del carácter del Salvador que se describe en Juan 18–19, aprendemos que podemos seguir el ejemplo del Salvador al elegir ayudar a los demás aun cuando nosotros mismos estemos necesitados. Escribe este principio en tu diario de estudio de las Escrituras en la columna titulada “Lo que preocupaba a Jesucristo”.

Imagen
Elder David A. Bednar

El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “El carácter se pone de manifiesto… en la capacidad de percibir el sufrimiento de los demás cuando nosotros mismos estamos sufriendo; en la capacidad de advertir que otras personas tienen hambre cuando nosotros estamos hambrientos; y en la capacidad de tender una mano y mostrar compasión ante la agonía espiritual de otros cuando estamos en medio de nuestra propia aflicción espiritual. Así pues, el carácter se demuestra al mirar hacia afuera y tender la mano, cuando la reacción natural e instintiva es abstraerse y pensar en uno mismo. Si dicha capacidad es, en efecto, el criterio definitivo del carácter moral, entonces el Salvador del mundo es el ejemplo perfecto de ese carácter constante y caritativo” (“El carácter de Cristo” [Universidad Brigham Young–Idaho, simposio de religión, 25 de enero de 2003], byui.edu/devotionalsandspeeches).

  1. Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Cuándo has visto a alguien seguir el ejemplo del Salvador al elegir ayudar a otras personas aun estando él mismo o ella misma necesitados?

    2. ¿Cómo crees que podemos desarrollar ese tipo de carácter cristiano y procurar ayudar a los demás aun cuando nosotros mismos estemos necesitados?

    3. ¿Qué harás para seguir el ejemplo del Salvador al elegir ayudar a otras personas aun cuando tú mismo estés necesitado?

En Juan 19:28–42 aprendemos que después de que Jesús murió a la hora novena (véase Marcos 15:34), José de Arimatea pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. Entonces, José y Nicodemo prepararon el cuerpo del Salvador y lo pusieron en un sepulcro que José había donado.

  1. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Juan 18–19 y he terminado esta lección el (fecha).

    Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: