Escuela Dominical: Doctrina del Evangelio
‘A causa de mi transgresión se han abierto mis ojos’


Lección 4

“A causa de mi transgresión se han abierto mis ojos”

Moisés 4; 5:1–15; 6:48–62

Objetivo

Que los miembros de la clase comprendan que la Caída fue una parte necesaria del plan que nuestro Padre Celestial tiene para nosotros.

Preparación

  1. Estudie los siguientes pasajes de las Escrituras y ore al respecto:

    1. Moisés 4; 5:10–11; 6:48–49, 55–56. Satanás va al Jardín de Edén y procura engañar a Eva. Eva y Adán participan del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal (4:5–12). Por haber caído, a Adán y a Eva se les expulsa del jardín (4:13–31). Adán y Eva se regocijan más tarde por las bendiciones de la Caída (5:10–11). Enoc enseña las consecuencias de la Caída (6:48–49, 55–56).

    2. Moisés 5:14–15; 6:50–54, 57–62. Por la expiación de Jesucristo, los seres mortales se salvan de la muerte física por medio de la Resurrección y pueden salvarse de la muerte espiritual mediante la fe, el arrepentimiento, el bautismo, el don del Espíritu Santo y la obediencia a los mandamientos.

    3. Moisés 5:1–9, 12. Adán y Eva comienzan su vida como seres mortales; tienen hijos y les enseñan las verdades que han aprendido (5:1–4, 12). Adán ofrece sacrificios en semejanza del sacrificio del Unigénito (5:5–9).

  2. Lectura complementaria: Génesis 2–3; 1 Corintios 15:20–22; 2 Nefi 2:5–30; 2 Nefi 9:3–10; Helamán 14:15–18; Doctrina y Convenios 19:15–19; 29:34–44; Artículo de Fe N° 2; “Caída de Adán y Eva”, Guía para el Estudio de las Escrituras, págs. 28–29.

  3. Si lo desea, pida a un miembro de la clase que prepare un resumen del relato de la caída de Adán y Eva (Moisés 4:6–31) y a otro, un resumen del relato de la ofrenda de sacrificios de Adán (Moisés 5:5–9).

  4. Si lo cree conveniente y tiene a su disposición el siguiente material audiovisual, utilícelo como parte de la lección:

    1. “La Caída”, un segmento de seis minutos de duración de las Presentaciones en video sobre el Antiguo Testamento (53224 002).

    2. La lámina Adán y Eva (62461; Las bellas artes del Evangelio 101).

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Actividad para despertar la atención

Si lo desea, utilice la actividad siguiente (o una de su preferencia) para comenzar la lección.

Dibuje en la pizarra la ilustración que se encuentra en la pág. 14 y diga a la clase que el élder Bruce R. McConkie dijo que nuestra salvación se hace posible debido a “tres acontecimientos divinos: tres pilares de la eternidad” (A New Witness for the Articles of Faith, 1985, pág. 81). Luego haga la siguiente pregunta:

• ¿Cuáles son algunos de los acontecimientos de tanta importancia como para ser los “pilares de la eternidad” que hacen posible la salvación? (El élder McConkie dice que esos pilares son la Creación, la Caída y la Expiación, los cuales son parte del plan de Dios para nuestra salvación. Escriba las palabras Creación, Caída y Expiación en los tres pilares que haya dibujado en la pizarra.)

Imagen
three pillars of salvation

Explique que esta lección nos ayuda a comprender por qué fue la Caída una parte necesaria del plan de nuestro Padre Celestial para llevar a cabo nuestra inmortalidad y vida eterna (Moisés 1:39).

Análisis de las Escrituras y conceptos para poner en práctica

Al enseñar los siguientes pasajes de las Escrituras, analice la forma en que se podrían poner en práctica en el diario vivir. Aliente a los miembros de la clase a relatar experiencias que se relacionen con los principios de las Escrituras.

1. La caída de Adán y Eva y las consecuencias que tuvo en ellos y en nosotros

Enseñe Moisés 4; 5:10–11; 6:48–49, 55–56, y analícelo con la clase.

En el Jardín de Edén, Dios mandó a Adán y Eva: “Fructificad y multiplicaos, henchid la tierra…” (Moisés 2:28). También les mandó no comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal (Moisés 3:17). Mientras no comieran del fruto prohibido, permanecerían en el jardín y no morirían; sin embargo, tampoco podrían obedecer el mandamiento de multiplicarse (Moisés 5:11; 2 Nefi 2:23). El Padre Celestial les dio el albedrío de escoger entre dos mandamientos.

En forma breve, repase el relato de la Caída de Adán y Eva que se registra en Moisés 4:6–31 o pida que lo haga el miembro de la clase a quien se lo haya asignado con anterioridad.

• ¿Qué consecuencias tuvo la Caída para Adán y Eva? ¿Qué consecuencias tiene para nosotros? (Véase Moisés 4:22–29; 5:10–11; 6:48–49, 55–56; 2 Nefi 2:22–23; 9:6; Génesis 3:16–23.) Si lo cree conveniente, anote en la pizarra algunas de esas consecuencias. Indique que, por medio del profeta José Smith, se restauraron muchos principios verdaderos sobre la Caída, que por lo general el mundo desconoce.

  1. Adán y Eva pudieron tener hijos, lo cual hizo posible que viniéramos a la tierra y recibiéramos un cuerpo mortal (Moisés 5:11; 6:48; 2 Nefi 2:23, 25).

  2. Pasamos por la muerte física, o sea, la separación del cuerpo físico y el espíritu (Moisés 4:25; 6:48; 2 Nefi 9:6).

  3. Pasamos por la muerte espiritual, o sea, la separación de la presencia de Dios (Moisés 4:29; 6:49; 2 Nefi 9:6).

  4. Somos partícipes de miseria y de angustia (Moisés 6:48; Génesis 3:16–17).

  5. Somos capaces de pecar (Moisés 6:49, 55; 2 Nefi 2:22–23).

  6. La tierra está maldita, lo que implica que tenemos que trabajar (Moisés 4:23–25; Génesis 3:17–19).

  7. Aprendemos a reconocer el bien y el mal (Moisés 4:28; 6:55–56; 2 Nefi 2:23; Génesis 3:22).

  8. Podemos tener gozo en esta vida (Moisés 5:10; 2 Nefi 2:23, 25).

  9. Podemos conocer el gozo de nuestra redención (Moisés 5:11).

  10. Podemos obtener la vida eterna (Moisés 5:11).

Al analizar las consecuencias de la Caída, haga hincapié en la forma en que ésta nos beneficia. Las revelaciones de los últimos días aclaran que, aun antes de la Creación, nuestro Padre Celestial tenía el propósito de que nuestra vida en la tierra fuera una época de probación, para que de ese modo pudiéramos llegar a ser semejantes a Él (Abraham 3:24–26). Eso nos exigía que fuéramos mortales, capaces de aprender a escoger entre el bien y el mal, lo cual fue posible por medio de la Caída.

• El tener una comprensión correcta de la Caída, ¿cómo nos ayuda durante nuestra vida terrenal?

• ¿Por qué es importante comprender que Dios vio de antemano la Caída y que ésta fue necesaria para llevar a cabo Su plan para nuestra salvación?

• Satanás esperaba que si conseguía que Adán y Eva comieran del fruto prohibido, frustraría el plan de Dios (Moisés 4:6). ¿Qué nos enseña el relato de la Caída sobre la probabilidad de que Satanás sea capaz de frustrar los propósitos de Dios? (Véase D. y C. 3:1–2.)

2. La expiación de Jesucristo nos salva de la muerte física y de la muerte espiritual.

Enseñe Moisés 5:14–15; 6:50–54, 57–62, y analícelo con la clase.

La caída de Adán y Eva trajo la muerte física y la muerte espiritual al mundo. La muerte física es la separación del cuerpo y el espíritu, que sucede al final de nuestra vida terrenal. La muerte espiritual es la separación de la presencia de Dios, lo cual tuvo lugar cuando se expulsó a Adán y Eva del jardín. Explique que no podemos vencer la muerte nosotros solos; por esa razón, nuestro Padre Celestial envió a su Hijo Unigénito para redimirnos de la muerte por medio de Su sacrificio expiatorio (Alma 22:14).

• Al enseñar los Profetas sobre la caída de Adán y Eva, muchas veces enseñan también acerca de la expiación de Jesucristo (Moisés 5:10–15; 6:48–62; 2 Nefi 9:6–10). ¿Por qué es importante enseñar la Expiación junto con la Caída? (En el plan de Dios para nuestra salvación, la Caída hizo que fuera necesaria la Expiación. El enseñar la Expiación junto con la Caída nos ayuda a entender cómo se nos redime de la muerte física y de la muerte espiritual.)

El presidente Ezra Taft Benson dijo: “…el plan de redención debía empezar con el relato de la caída de Adán. Según las palabras de Moroni: ‘Por Adán vino la caída del hombre. Y por causa de la caída del hombre, vino Jesucristo… y a causa de Jesucristo vino la redención del hombre’ (Mormón 9:12). De la misma manera que un hombre realmente no desea comida hasta que sienta hambre, del mismo modo no desea la salvación de Cristo hasta que comprenda la razón por la que necesita a Cristo. Nadie sabe en forma adecuada y precisa la razón por la que necesita a Cristo hasta que comprenda y acepte la doctrina de la Caída y su efecto sobre la humanidad” (“El Libro de Mormón y Doctrina y Convenios”, Liahona, julio de 1987, págs. 86–87).

• ¿Cómo nos salvamos de la muerte física? (Véase 1 Corintios 15:20–22; 2 Nefi 2:8; 9:6. Mediante la expiación de Jesucristo, todos resucitaremos.)

• ¿Cómo nos salvamos de la muerte espiritual? (Véase Moisés 5:14–15; 6:50–52, 59; Helamán 14:15–18; D. y C. 19:15–19. Debido a la Expiación y, mediante la fe en Jesucristo, el arrepentimiento, el bautismo, el don del Espíritu Santo y la obediencia a los mandamientos, nos es posible quedar puros y dignos de morar con Dios.)

Jacob, un Profeta del Libro de Mormón, se regocijó por la redención de la muerte que se obtiene por medio del sacrificio expiatorio del Salvador (2 Nefi 9:10). Si lo desea, lea este pasaje de las Escrituras y exprese su testimonio y sentimientos sobre las bendiciones que recibimos por medio de la Expiación. Invite a los miembros de la clase a testificar o decir lo que piensen al respecto.

3. Adán y Eva comienzan su vida como seres mortales, tienen hijos, les enseñan el Evangelio, y adoran y obedecen a Dios.

Enseñe Moisés 5:1–9, 12, y analícelo con la clase.

• ¿Qué hicieron Adán y Eva después que se les expulsó del Jardín de Edén? (Véase Moisés 5:1–5, 12.) ¿En qué formas es parecida la vida de Adán y Eva a la nuestra en la actualidad? ¿Qué aprendemos de Moisés 5:1–9 y 12 acerca de los propósitos que tiene nuestra vida terrenal?

• Repase el relato que se encuentra en Moisés 5:5–9 o pida que lo haga al miembro de la clase al que haya asignado de antemano. ¿Qué mandamiento le dio el Señor a Adán? (Véase Moisés 5:5.) ¿Por qué ofreció sacrificios Adán sin saber la razón por la cual lo hacía? (Véase Moisés 5:6.)

El profeta José Smith dijo: “Todo cuanto Dios requiere es justo… aunque no podamos ver la razón por ello sino hasta mucho después que se hayan verificado los hechos” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 312).

• ¿Por qué es importante obedecer los mandamientos del Señor aun cuando no comprendamos las razones por las que los dio? ¿En qué forma los ha bendecido el guardar un mandamiento que no hayan comprendido completamente?

• ¿Qué propósito tuvieron los sacrificios que ofreció Adán? (Véase Moisés 5:7–9. Fueron una semejanza o un simbolismo del sacrificio que nuestro Padre Celestial haría de Su Hijo Unigénito. El ofrecer esos sacrificios era para Adán y su posteridad un recordatorio de que por medio de la expiación de Jesucristo, todos los seres mortales serían redimidos de la Caída.) ¿Qué otros símbolos recordatorios se nos han dado de esa doctrina? ¿Cómo podemos demostrar nuestra gratitud por la Caída y la Expiación?

Conclusión

Vuelva a leer el testimonio de Eva acerca de las bendiciones de la Caída (Moisés 5:11). Exprese agradecimiento por lo que hicieron Adán y Eva, por la Caída y por la expiación de Jesucristo.

Otros conceptos didácticos

El siguiente material complementa las sugerencias para el desarrollo de la lección. Si lo desea, utilice uno o más de estos conceptos como parte de la lección.

1. Comer el fruto prohibido no fue un pecado

Con el fin de explicar mejor que Adán y Eva no pecaron cuando comieron el fruto prohibido, lea la siguiente declaración del élder Dallin H. Oaks:

“Eva fue quien traspasó los límites establecidos en el Edén a fin de iniciar las condiciones de la vida terrenal; su acción, fuera la que fuera, fue oficialmente una transgresión, pero en la perspectiva eterna fue un glorioso requisito para abrirnos los portales hacia la vida eterna. Adán demostró sabiduría haciendo lo mismo…

“…celebramos el acto de Eva y honramos la sabiduría y el valor que demostró en ese gran episodio que llamamos la Caída… Y el presidente Joseph Fielding Smith dijo: ‘Cuando me refiero a la parte que le correspondió a Eva en la Caída, nunca la califico de pecado, ni tampoco acuso de pecado a Adán… Esta fue una transgresión de la ley, pero no un pecado’…

“Este contraste que se indica entre un pecado y una transgresión nos recuerda las claras palabras del segundo Artículo de Fe: ‘Creemos que los hombres serán castigados por sus propios pecados, y no por la transgresión de Adán’ (cursiva agregada). También se asemeja a una distinción que se hace en la ley y que nos es bien conocida: Algunos actos, como el asesinato, son delitos porque son en sí de naturaleza mala; otros, como manejar un vehículo sin licencia de conducir, son delitos sólo por estar prohibidos por la ley. De acuerdo con esas distinciones, el hecho que dio como resultado la Caída no fue un pecado —o sea, algo de naturaleza mala— sino una transgresión, algo que era malo por estar prohibido. Estas palabras no siempre se emplean para denotar algo diferente, pero esta diferencia parecería propia si la aplicamos a las circunstancias de la Caída” (“El gran plan de salvación”, Liahona, enero de 1994, págs. 85–86).

2. La diferencia que existe entre las consecuencias de la Caída y el ser responsable de ella.

Toda la posteridad de Adán y Eva heredó las consecuencias de la Caída, incluso la muerte física y la espiritual, pero no el hecho de ser responsable de ella. El Artículo de Fe N° 2 explica que “los hombres serán castigados por sus propios pecados, y no por la transgresión de Adán”. Véase también Moroni 8:5–23.

3. “Tu deseo será para tu marido”

La siguiente cita podría ayudar a los miembros de la clase a comprender la declaración que el Señor hizo a Eva cuando le dijo: “…tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Moisés 4:22).

El presidente Spencer W. Kimball explicó: “Pienso que la palabra enseñoreará da una impresión equivocada; yo preferiría usar presidirá porque describe mejor lo que el esposo debe hacer. Un esposo digno preside en su hogar” (citado en 32489 002 El Antiguo Testamento, Manual para el alumno, Génesis–2 Samuel, págs. 21–22).

El élder M. Russell Ballard dijo: “…Dios ha revelado por medio de Sus profetas, que los hombres deben recibir el sacerdocio, ser padres y, con mansedumbre y amor sinceros, guiar a sus familias con rectitud como el Salvador guía a la Iglesia (véase Efesios 5:23)” (“La igualdad a pesar de las diferencias”, Liahona, enero de 1994, pág. 106).