Seminario
Lección 111; Salmos, Parte 2


Lección 111

Salmos, Parte 2

Introducción

Ésta es la segunda de tres lecciones sobre el libro de Salmos y se centra en Salmos 24, 33 y51. En Salmos 24 se enseña lo que debemos hacer para ser dignos de entrar en la casa del Señor y morar en Su presencia eternamente; en Salmos 33 se declara que la Tierra está llena de la misericordia de Jehová; y Salmos 51 contiene los ruegos de David por el perdón de sus pecados.

Sugerencias para la enseñanza

Salmos 24

El Salmista enseña lo que debemos hacer para morar en la presencia del Señor.

Pregunte a los alumnos lo que piensan que se requiera para ganarse la entrada a los siguientes lugares: Una sala de cine, un edificio con sistema de seguridad, un evento deportivo público y una prestigiosa universidad.

  • ¿Por qué existen requisitos para entrar a esos y a otros lugares?

Invite a un alumno a leer Salmos 24:3 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio en busca de otro lugar en el que podamos entrar sólo después de haber reunido ciertos requisitos.

  • ¿A qué piensas que se refieren las frases “el monte de Jehová” y “su lugar santo”? (El templo o la presencia de Jehová. Si lo desea, explique que el templo de Jerusalén se construyó en la cima de un monte).

Pida a un alumno que lea Salmos 24:4-5 en voz alta, e invite a la clase a seguir la lectura en silencio para saber lo que debemos hacer para ser merecedores de adorar en la casa del Señor y para estar preparados para morar en Su presencia.

  • De acuerdo con el versículo 4, ¿qué debemos hacer para ser merecedores de adorar en la casa del Señor y para estar preparados para morar en Su presencia? (Use las palabras de los alumnos para escribir un principio similar al siguiente en la pizarra: Para ser dignos de adorar en la casa del Señor y para estar preparados para morar en Su presencia, debemos tener manos limpias y un corazón puro).

  • ¿Qué piensan que significa tener manos limpias y un corazón puro?

  • ¿De qué maneras pueden las influencias malas dificultar el que tengamos manos limpias y un corazón puro?

Asegure a los alumnos que aunque sea difícil para nosotros mantener manos limpias y el corazón puro por causa de las malas influencias que a menudo nos rodean, es posible hacerlo por causa de nuestro Salvador, Jesucristo.

Invite a un alumno a leer en voz alta las siguientes palabras del élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles. (Si lo desea, entregue a cada alumno una copia de esa cita). Aliente a los alumnos a encontrar y marcar las frases que los ayuden a comprender el papel del Salvador para ayudarnos a tener manos limpias y un corazón puro.

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Elder David A. Bednar

“Permítanme sugerir que las manos se limpian mediante el proceso de despojarnos del hombre natural y de vencer el pecado y las malas influencias de nuestra vida por medio de la expiación del Salvador. El corazón se purifica al recibir Su poder fortalecedor para hacer el bien y llegar a ser mejores. Todos nuestros deseos dignos y buenas obras, aunque son muy necesarios, no producen manos limpias y un corazón puro. La expiación de Jesucristo es la que proporciona tanto el poder limpiador y redentor que nos ayuda a vencer el pecado como el poder santificador y fortalecedor que nos ayuda a ser mejores de lo que seríamos si dependiésemos sólo de nuestra propia fuerza” (“Limpios de manos y puros de corazón”, Liahona, noviembre de 2007, página 82).

  • ¿Qué frases de esa declaración les permiten comprender lo que debemos hacer para tener manos limpias y un corazón puro?

  • ¿Cómo nos ayuda el Salvador en ese proceso?

Invite a los alumnos a leer Salmos 24:3-5 nuevamente en silencio y a meditar en lo bien que estén reuniendo los requisitos del Señor para entrar en Su templo y finalmente morar en Su presencia. Testifique del papel del Salvador para ayudarnos a ser dignos de morar con Él y con nuestro Padre Celestial. Aliente a los alumnos a hacer lo que sea necesario para que puedan comparecer ante el Señor con manos limpias y un corazón puro.

Salmos 33

La Tierra está llena de la misericordia de Jehová

Pida a los alumnos que hablen de alguna ocasión en la que se hayan sentido asombrados de la belleza o la enormidad de las creaciones de Dios. Si lo desea, también podría compartir una experiencia personal. Si tiene usted una lámina o fotografía que ilustre su experiencia, podría también mostrarla.

Explique que parte de Salmos 33 es un canto que alaba a Jehová por Su poder y misericordia, los cuales se manifiestan en Sus creaciones. Invite a los alumnos a leer Salmos 33:1–3 en silencio, para ver lo que el escritor de ese salmo quiere que hagamos.

  • ¿Qué quiere el escritor de ese salmo que hagamos?

Invite a un alumno a leer Salmos 33:4–9 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para aprender las razones por las cuales la gente de la Tierra debe alabar a Jehová y cantarle. Pida a los alumnos que den un informe de lo que encuentren.

  • ¿Qué creen que signifiquen las frases “Tema a Jehová” y “tiemblen delante de él”, en el versículo 8? (En ese contexto, “temer a Jehová” significa respetarlo o venerarlo, a Él y Su poder. “Temblar delante de Él” implica que debemos alabarlo y admirarlo, a Él y Sus creaciones).

Escriba la siguiente declaración incompleta en la pizarra: Meditar acerca del Señor y Sus creaciones puede llevarnos a…

  • Basándose en lo que han leído en Salmos 33, ¿cómo completarían esa declaración? (La siguiente es una forma en que los alumnos podrían completar el principio: El meditar acerca del Señor y Sus creaciones puede llevarnos a alabarle y venerarle. Usando las palabras de los alumnos, complete la declaración en la pizarra).

Dé a los alumnos algunos minutos para reflexionar acerca del Señor y lo que Él ha creado para ellos. Considere cantar como clase un himno o canto de alabanza tal como “Por la belleza terrenal” (Himnos, Nº 43) o “Mi Padre Celestial Me Ama” (Canciones para los niños, Nº 16). Invite a los alumnos a expresar por qué están agradecidos por el Señor y Sus creaciones.

Salmos 51

David ruega por el perdón y la ayuda de Jehová

Muestre a los alumnos una imagen de David enfrentando a Goliat, tal como David mata a Goliat (Bellas artes del Evangelio, 2009, Nº 19; véase también LDS.org). Luego haga las siguientes preguntas:

  • ¿Cuáles son algunas de las cosas excepcionales que David hizo en su vida?

  • ¿Cuáles son algunas de las cosas pecaminosas que David hizo en su vida?

Invite a los alumnos a imaginarse cómo debe haberse sentido David acerca de sus pecados con Betsabé y Urías. Explique que el sincero remordimiento de David por esos pecados está registrado en Salmos 51. Aunque David “ha caído de su exaltación” porque planeó la muerte de Urías (D. y C. 132:39), recibió una promesa que su alma no se dejaría en el infierno (véase Salmos 16:8–10; History of the Church, tomo VI, pág. 253). La humildad de David y su sincero deseo de ser restaurado a la gracia y aceptación de Dios son ejemplos de los verdaderos principios del arrepentimiento. (Véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “David”). Mientras los alumnos estudian Salmos 51, invítelos a considerar qué lecciones pueden aprender acerca del arrepentimiento y acerca del Señor por causa de los ruegos de David para ser perdonado.

Divida los alumnos en grupos de cuatro personas. Pida a cada grupo que asigne a una persona del grupo a buscar las respuestas a una de las preguntas siguientes (si lo desea, entregue a cada grupo una copia de las siguientes preguntas o escríbalas en la pizarra). Invite a los alumnos a leer Salmos 51 en voz alta en sus grupos, y pida que marquen en su ejemplar de las Escrituras o escriban en una hoja de papel las palabras o frases que ayuden a responder las siguientes preguntas:

  1. ¿Cómo se siente pecar sin arrepentirse?

  2. ¿Cómo se siente el arrepentimiento?

  3. ¿Cómo se siente el perdón?

  4. ¿Cuáles son algunas de las características de Dios?

Después de que los alumnos hayan leído el salmo, invítelos a compartir con los demás alumnos de su grupo las respuestas a sus preguntas individuales. Si lo desea, sugiérales que marquen en su ejemplar de las Escrituras o que escriban en sus hojas de papel las palabras y frases que compartan los otros integrantes del grupo, Luego pregunte a la clase:

  • ¿Qué doctrinas y principios podemos aprender de Salmos 51? (Escriba en la pizarra las doctrinas y los principios que los alumnos descubran. Es posible que sus respuestas cubran principios como los siguientes: Si reconocemos nuestros pecados y le ofrecemos al Salvador un corazón quebrantado y un espíritu contrito, entonces Él puede hacernos limpios. Cuando comprendamos el carácter misericordioso de Dios, tendremos la confianza de volvernos a Él para buscar el perdón de nuestros pecados y ayuda con nuestras dificultades).

  • ¿Qué significa ofrecer al Salvador un corazón quebrantado y un espíritu contrito?

Si es posible, proporcione a los alumnos copias de las siguientes palabras del élder Bruce D. Porter, de los Setenta. Invite a un alumno a leer las palabras en voz alta, y pida a la clase que busque y marque lo que enseña el élder Porter acerca de tener un corazón quebrantado y un espíritu contrito.

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Elder Bruce D. Porter

“…Los que tienen un corazón quebrantado y un espíritu contrito están dispuestos a hacer todo lo que Dios les pida, sin oposición ni resentimiento. Dejamos de hacer las cosas a nuestra manera y aprendemos a hacerlas según la manera de Dios. Al llegar a ese punto de sumisión, la Expiación surte su efecto y tiene lugar el arrepentimiento verdadero” (“Un corazón quebrantado y un espíritu contrito”, Liahona, noviembre de 2007, pág. 32).

  • ¿Qué podemos hacer para recibir un corazón más quebrantado y un espíritu más contrito?

Comparta su testimonio de que el Señor puede hacernos limpios si reconocemos nuestros pecados y venimos ante Él con un corazón quebrantado y un espíritu contrito.

Invite a los alumnos a considerar lo que harán para ofrecer al Señor un corazón quebrantado y un espíritu contrito. Aliéntelos a volverse al Señor y a confiar en que Él les perdonará los pecados y los ayudará con sus dificultades.

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scripture mastery icon
Dominio de las Escrituras: Salmos 24:3-4

Para ayudar a los alumnos a memorizar Salmos 24:3-4, divida los alumnos en pares y pida a cada par que lea los versículos juntos tres veces en voz alta. Invite a la clase a cerrar sus ejemplares de las Escrituras, y dé a cada pareja una hoja de papel y pídales que se ayuden el uno al otro a escribir de memoria los versículos tan bien como les sea posible. Después de darles suficiente tiempo, pida a unas cuantas parejas que lean lo que escribieron. Permita que los alumnos abran sus ejemplares de las Escrituras para determinar lo bien que escribieron los versículos. Después de que algunos alumnos compartan sus respuestas, lean los versículos al unísono como clase.

Comentarios e información de contexto

Salmos 51:17. Un corazón quebrantado y un espíritu contrito

El élder D. Todd Christofferson, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

“En tiempos antiguos, cuando las personas deseaban adorar al Señor y buscar Sus bendiciones, a menudo llevaban una ofrenda. Por ejemplo, cuando iban al templo, llevaban un sacrificio que colocaban en el altar. Después de Su expiación y resurrección, el Salvador dijo que ya no aceptaría holocaustos de animales; la ofrenda o sacrificio que aceptaría en adelante era el de ‘un corazón quebrantado y un espíritu contrito’. [3 Nefi 9:20]. Al buscar la bendición de la conversión, puedes brindar al Señor la ofrenda de tu corazón quebrantado o arrepentido y tu espíritu contrito u obediente. En realidad, es la ofrenda de ti mismo, de lo que eres y de lo que estás llegando a ser” (“Cuando te hayas convertido”, Liahona, mayo de 2004, pág 12).

El presidente Ezra Taft Benson explicó lo que significa tener “un corazón quebrantado y un espíritu contrito”.

“La tristeza según Dios es un don del Espíritu; es un claro reconocimiento de que nuestras acciones han ofendido a nuestro Padre, nuestro Dios; es adquirir una vívida consciencia de que, debido a nuestro comportamiento, el Salvador, que estaba libre de todo pecado, Él, el más grande de todos, padeció la agonía y el sufrimiento, porque fue por nuestros pecados que sangró por cada poro. Es esa aflicción mental y espiritual que sufrimos a lo que las Escrituras se refieren cuando dicen ‘los de corazón quebrantado y de espíritu contrito’. (véase 3 Nefi 9:20; Moroni 6:2; D. y C. 20:37; 59:8; Salmos 34:18; 51:17; Isaías 57:15), y ese estado espiritual es el requisito absolutamente necesario para que tenga lugar el verdadero arrepentimiento” (“Un poderoso cambio en el corazón”, Liahona, marzo de 1990, pág. 5).