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Joel: Dios no será burlado


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Dios no será burlado

Joel

(7-1) Introducción

Los profetas del Señor fueron llamados a obrar entre gente cuya vida permanecía en obscuridad espiritual. Joel fue uno de estos profetas llamados para ejercer el ministerio entre un pueblo que rehusaba arrepentirse. Sus profecías tenían un tema común con las de Isaías, Jonás, Amós y otros: arrepentirse o enfrentar la destrucción.

Joel es particularmente importante para nosotros porque profetizó acerca de nuestro tiempo. La noche en que se presentó ante José Smith, Moroni citó pasajes de las profecías de Joel y dijo que las profecías pronto se cumplirían (véase José Smith-Historia 41). El libro de Joel también es fuente de información con relación a la batalla de Armagedón, uno de los acontecimientos más importantes de la historia futura del mundo. De manera que, aunque el libro de Joel es una obra breve y fue escrito hace más de dos mil quinientos años, contiene mucha información aplicable a nuestra época.

COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO DE JOEL

(7-2) Joel 1:1. ¿Quién era Joel y cuándo vivió?

Los eruditos de la Biblia no concuerdan en cuanto a la época en la que vivió Joel. Algunos creen que precedió a Amós y a Oseas porque ambos lo citan (comparar Amós 1:2 con Joel 3:16), pero también es posible que Joel los citara a ellos, de manera que esta evidencia no es concluyente. Joel tal vez sirvió antes de la época de Isaías, pues éste citó una de las profecías de Joel (comparar Isaías 13:6 con Joel 1:15), pero bien pudo haber sido que Joel citara a Isaías.

Considerando todo, parece probable que el ministerio de Joel se haya efectuado aproximadamente en la época en que Joás reinaba en Judá (véase Temas suplementarios, sección A, para tener información con respecto a los reinados de los reyes). El ministerio de Joel evidentemente fue antes del reinado de Uzías y después del mandato de la infame Atalía, la reina que trató de exterminar a la familia de David.

(7-3) Joel 1:1-2. "Escuchad, todos los moradores de la tierra"

El mensaje del libro de Joel es sencillo y directo. La casa de Israel ha caído en un estado similar a la borrachera por causa de la iniquidad. Por lo tanto, grandes juicios enviados por el Señor caerán sobre ella. Los juicios serán tan terribles que Joel dice al pueblo que clame al Señor en arrepentimiento (véase Joel 1:14; 2:15-17), después de congregarse y ayunar. Aunque las advertencias son inflexibles y terribles, Joel todavía tiene la seguridad de que si la gente se vuelve a Dios, en pesar y arrepentimiento, El responderá y los desastres serán desviados (véase 2:12-14).

Como es típico en las profecías del Antiguo Testamento, las de Joel tienen dos significados: advierten en cuanto a una destrucción inmediata (a través de las conquistas de Asiría y Babilonia) y también se refieren directamente a los últimos días y a la destrucción que nuevamente amenazará a Israel poco antes del Milenio.

(7-4) Joel 1:1-4. Empleo de imágenes en la literatura hebrea

La literatura hebrea se destaca por su lenguaje pleno de imágenes. En estos versículos y en los siguientes, Joel usó la metáfora del hambre para delinear el futuro de Judá. La oruga velluda es la que en hebreo se llama gazam, que significa "roedora". La langosta es lo que en hebreo se llama arbeth, que significa "muchos". El revoltón (pulgón), otra especie de oruga, es el hebreo yeleg, que significa "lamedor". Y el saltón es el correspondiente al hebreo chasil, que significa "el que consume" (véase Adam Clarke, The Holy Bible… with a Commentary and Critical Notes, 4:658). Estos vocablos hebreos se refieren a los estados de desarrollo en la vida de la langosta. Tales imágenes fijan en forma permanente en la mente de los judíos la devastación profetizada por Joel para los últimos días.

¿Es el hambre que se menciona solamente literal y física? ¿O tiene algún significado simbólico y espiritual?

Observando lo que sucedió en Judá en la época de Joel, muchos eruditos se inclinan a creer que la oruga es una metáfora de la invasión asiria-babilónica a Palestina. Lo que estos dos imperios dejaron, los medos y los persas "comieron" durante sus invasiones. Joel 1:4 puede ser considerado como ejemplo del dualismo hebreo mencionado previamente. Un profeta puede referirse a un incidente y al mismo tiempo estar pensando en otro. Por ejemplo, el revoltón podría también representar las invasiones y opresión de Palestina por Grecia y Alejandro el Grande y sus sucesores. Y el saltón representaría la invasión que consumió a Judá cuando fue dominada por Roma y finalmente destruida por Tito. Estas referencias también parecen aplicarse a la futura batalla de Armagedón, cuando los ejércitos del norte se junten para pelear, poco antes del Milenio.

(7-5) Joel 1:5-7. ¿Qué se debe entender por el vino, el león, la vid y la higuera?

Judá se había embriagado con el vino de la iniquidad y tenían motivos para llorar y gemir, pues el Señor no iba a tolerar que se regocijara en el pecado. La seguridad y la riqueza de Judá, que eran las razones más importantes de esta iniquidad, fueron comparadas con la vid, de la cual son tomadas las uvas para hacer el vino. La viña iba a ser cortada: Judá sería humillada por la mano todopoderosa del Señor para que no se embriagara más.

La vid y la higuera, entre las plantas más duraderas que antiguamente alimentaban a Israel, representaban lo mejor que el Señor había dado a su pueblo elegido. Pero ellos habían rechazado el presente y al Dador y todo quedaría desolado porque El no impediría que las innumerables naciones invasoras los atacaran como leones. El león es la más temida de las fieras y abate a su presa con gran ferocidad. Cuando el árbol es descortezado, éste muere. La metáfora es bien clara. La casa de Israel sería derribada o arrancada, y saqueada por las poderosas naciones extranjeras. Sus viñas y huertos quedarían desolados.

(7-6) Joel 1:8-20. Judá ya no adoraba en el templo

Una de las consecuencias de la destrucción de Judá y de su esparcimiento como nación fue que sus habitantes ya no iban al templo para adorar, lo cual era la fuente de gozo y alegría (véase Joel 1:16). Su campo fue asolado; ya no eran un pueblo fructífero para el Señor (véase vers. 10, 12).

En esta época el labrador era el que cuidaba un huerto, y el viñero era el que cultivaba la viña. (En la época del Nuevo Testamento el labrador también cuidaba de la viña.) La orden de ceñirse, dada en el versículo 13, se refiere a vestir de cilicio (tela rústica hecha de pelos de animales), la cual constantemente les haría tener presente la gran tragedia que vendría a su pueblo. Joel dijo al pueblo que debían gemir y lamentarse porque el templo caería y el pueblo de Dios sufriría un desastre nacional.

Así como Moisés había dicho a Israel que aprendiera un cántico (véase Deuteronomio 31:30-32:43), las palabras del cual les harían recordar de su condena si violaban sus convenios, igualmente Joel enseñó a Judá las palabras que tenían que pronunciar en los últimos días como recordatorio de su pesar futuro. Se efectuó una asamblea solemne para reunir a los líderes del sacerdocio y a los miembros a fin de considerar estos asuntos sagrados (véase vers. 14).

"El grano que se pudrió bajo los terrones" (vers. 17) se refiere al hecho de que cuando el brote fue cortado por la langosta, la semilla sencillamente se pudrió. Cuando Israel y Judá fueran devorados por sus invasores, también quedarían desolados. Los graneros perderían valor porque no guardarían nada.

Las horribles predicciones se cumplieron cuando el pueblo del convenio cayó, primero ante Asiría, y luego ante Babilonia, para más tarde ser gobernado por una serie de imperios. Pero estos versículos también parecen requerir un cumplimiento en los últimos días en que la destrucción está amenazando nuevamente a Judá. (La frase "día de Jehová" en el versículo 15 es una frase asociada a menudo con la época que antecederá a la Segunda Venida. Los capítulos 2 y 3 de Joel definitivamente se aplican a los últimos días.)

(7-7) Joel 2:1. ¿A qué se refieren las expresiones "Sión" y "Mi Santo Monte"?

El santo monte del Señor es el lugar donde está su templo, o el lugar desde el cual habla al pueblo. A veces significa el templo (véase Isaías 2:1-3) o la Nueva Jerusalén (véase D. y C. 84:2). La Sión de los últimos días, también frecuentemente citada en las Escrituras como "mi santo monte" (D, y C. 45:66-70; 82:14; 133:2, 13, 18, 26-32, 56), es tanto una condición espiritual como un lugar. "De cierto, así dice el Señor: Regocíjese Sión, porque ésta es Sión: LOS PUROS DE CORAZON." (D. y C. 97:21.)

Hablando de Sión como condición espiritual, el élder Bruce R. McConkie dijo:

"Sión es la gente. Sión es los santos de Dios; Sión es aquellos que se han bautizado; Sión es los justos; o, en otras palabras, como lo dice nuestra revelación: 'Esta es Sión: los puros de corazón7. (D. y C. 97:21.)

"Después que el Señor llamó Sión a su pueblo, la Escritura dice que Enoc 'edificó una ciudad que se llamó la Ciudad de Santidad, a saber, SION7; que Sión 'fue llevada al cielo7 donde 'Dios la llevó a su propio seno, y desde entonces se extendió el dicho: SION HA HUIDO' (Moisés 7:19, 21, 69).

"Después que el pueblo del Señor fue trasladado — porque fue la gente la que fue llevada al cielo, no el ladrillo, el cemento y la piedra, pues hay casas mejores en el cielo, mejores que las que el hombre puede hacer en la tierra— después que estos santos justos fueron a morar más allá del velo, otros, siendo convertidos y deseando la rectitud, anhelaron ser parte de una ciudad que tiene cimientos y cuyo constructor es Dios, y ellos también fueron 'arrebatados hasta Sión por los poderes del cielo' (Moisés 7:27).

"Esta misma Sión que fue llevada a los cielos retornará durante el Milenio, cuando el Señor haga volver a Sión y sus habitantes se unan a la Nueva Jerusalén que se establecerá (véase Moisés 7:62-63)." ("Come: Let Israel Build Zion", Ensign, mayo de 1977, pág. 117.)

José Smith, el Profeta, también enseñó que el lugar de Sión, o la "tierra de Sión" es América (del norte y del sur) (véase Enseñanzas del profeta José Smith, págs. 449-50).

Aunque el contexto hace difícil decir en qué sentido Joel usó los términos Sión y Santo Monte, probablemente sean otro ejemplo del dualismo hebreo. El Monte Sión era uno de los nombres de Jerusalén y aquí estas expresiones se utilizan como un llamado para que los habitantes despierten. Pero el Monte Sión también tiene otro significado en estos últimos días.

(7-8) Joel 2:2-11. "Grande es el día de Jehová, y muy terrible"

El "día de Jehová" será grande porque Sión será realidad, pero los acontecimientos asociados con este hecho también lo transformarán en un día terrible, tal como lo indica este versículo (véase Comentarios sobre Ezequiel 38 y 39).

Un acontecimiento de los últimos días conocido como la batalla de Armagedón, es descripta en estos versículos. Así como las langostas devoran las cosechas y son tantas que cubren los cielos de obscuridad, de la misma manera vendrá "un pueblo grande y fuerte" (vers. 2) que descenderá sobre la tierra de Israel en los últimos días. (Compare esta forma de expresión con la de Juan y Ezequiel cuando describen la batalla de Armagedón en Apocalipsis 9:1-10 y Ezequiel 38:8-9). Tan grande será la cantidad de gente de este pueblo que "temblará la tierra" (vers. 10). El sol, la luna y las estrellas retendrán su resplandor.

Los caballos (véase vers. 4) simbolizan la guerra. Los carros (véase vers. 5) simbolizan un ejército muy poderoso.

El élder Joseph Fielding Smith dijo en cuanto a la advertencia dada en estos versículos: "Aquí tenemos un ejército grande y terrible que marcha en filas ininterrumpidas, aplastando todo a su paso, encontrando el jardín como un Edén delante de sí y dejando atrás un desierto, acarreando luto y sufrimiento; y así el profeta eleva la voz de alarma y esa voz es para que nosotros, si así lo queremos, nos volvamos al Señor y nos humillemos". (The Signs of the Times, pág. 160.)

Cuando ocurran, estos hechos producirán terror en el corazón de los habitantes de Jerusalén. El sitio contra la ciudad será grande. El ejército implacable recorrerá la tierra de Israel. Los muros de la ciudad serán rotos y las casas desoladas (véase vers. 9). La frase "cayendo sobre la espada y no se herirán" (vers. 8) tal vez sea una forma de decir sencillamente que las armas usadas contra los invasores serán ineficaces. Pero el Señor es fuerte y cumplirá su palabra. El ha prometido rescatar al pueblo y lo hará (véase vers. 11; también Zacarías 14; Apocalipsis 9, 11; Ezequiel 38-39).

Otros acontecimientos, por ejemplo, que "como el huerto del Edén será la tierra delante de él" (vers. 3), se refieren específicamente a los últimos días. Hoy día la zona de Galilea y el valle de Jezreel en el Israel moderno ciertamente han "florecido como la rosa".

(7-9) Joel 2:12-22. El Señor redimirá y bendecirá a su pueblo

El Señor habla a sus hijos, en todas las épocas, con las mismas palabras: "Convertios a mí con todo vuestro corazón" (vers. 12). El desea que ellos constituyan su pueblo a fin de poder ser su Dios. El élder Joseph Fielding Smith comentó acerca de la potente intervención del Señor y de la redención en los últimos días: "Como sabéis, cuando una persona se arrepentía, era costumbre rasgarse la ropa y sentarse sobre cenizas vestida de cilicio. De manera que el Señor dice: 'Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos'. Humillaos. Preparaos, oh Israel, para poder recibir mis bendiciones, a fin de ser protegidos de esto que vendrá. Y luego, en las últimas palabras que he leído de esta parte del capítulo, el Señor dice que tomará al gran ejército en su mano, que El también tiene una hueste. Su ejército es terrible, tan terrible como el otro, y él se encargará de la batalla. Cuando digo del otro ejército, el ejército del Señor, no penséis que me refiero a Inglaterra o a los Estados Unidos. No. El no se refiere a un ejército de la tierra, sino que tiene un ejército terrible; y cuando ese ejército se ponga en marcha, dará fin a todos los demás sin importar cuán grandes y poderosos sean. De manera que El dice en estos versículos finales que os he mencionado que El hará eso. Por su pueblo El empujará ese terrible ejército del norte hacia el desierto, desolado y estéril, con su rostro hacia el mar oriental y su espalda hacia el mar lejano. El hará eso, y entonces bendecirá a su pueblo, refiriéndose, naturalmente, a Israel." (Signs of the Times, págs. 160-61.)

La metáfora del novio y de la novia (véase vers. 16) es muy adecuada. Israel se había desposado con el Señor en el convenio abrahámico (véase Jeremías 3:14; véase también Comentarios sobre Oseas). El novio era Jehová y la novia Israel. El novio regresó a reclamar a su novia, la cual había sido dejada de lado temporariamente por causa de la iniquidad. (Véase Joel 2:13-14.)

(7-10) Joel 2:23-27. "Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo"

Estos versículos describen la liberación final de Israel y Judá. Los años de la langosta, la oruga, el revoltón y el saltón indican generaciones de opresión para Israel esparcido y rechazado. Sin embargo, no todo estaba perdido, pues el Señor prometió "lluvia temprana y tardía" (vers. 23), queriendo decir que derramaría revelación sobre sus hijos. "Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios y no hay otro; y mi pueblo nunca más será avergonzado" (vers. 27; véase también Filipenses 2:10-11). Uno de los grandes temas de los profetas del Antiguo Testamento es que aunque haya gran apostasía en Israel, al final esta nación se tornará fiel y aceptará el evangelio.

(7-11) Joel 2:28-32. "Derramaré mi Espíritu sobre toda carne"

Cuando Moroni visitó a José Smith, el profeta, citó estos versículos, diciendo que todavía no se habían cumplido pero que pronto habrían de verificarse. Moroni también explicó que "pronto entraría la plenitud de los gentiles" (José Smith-Historia 41). Estas declaraciones establecen con precisión el cumplimiento de esta parte de la profecía de Joel después del año 1823 de nuestra era. Obviamente se refiere a los últimos días, aunque previamente había tenido cumplimiento. El versículo 32 es una referencia a Jesucristo (véase Romanos 10:13).

Sidney B. Sperry añadió: "En mi mente no queda duda alguna de que Joel previo la dispensación en la que vivimos y los juicios de Dios sobre el mundo. Esto lo expresó en imágenes o metáforas que fácilmente serían comprendidas por su pueblo. Los juicios que Joel vio fueron tan agudos y dolorosos y quedaron tan fijos en su mente, que clamó lleno de angustia — como si hubiera estado presente— dirigiendo su voz al pueblo de nuestra época para que nos arrepintiéramos y escapáramos de la ira de Dios". (The Voice of Israel's Prophets, pág. 297.)

Los últimos días se caracterizarán por el derramamiento del Espíritu sobre toda carne. Pedro, gozando de la abundancia de la influencia del Espíritu en el día de Pentecostés, citó a Joel (véase Hechos 2:17-21), el cual habló de los últimos días, época que precedería a la segunda venida del Señor cuando El derramaría su Espíritu sobre toda carne. Aquel espíritu no es solamente el Espíritu Santo sino también el Espíritu de Cristo, ese espíritu que ilumina a todos (véase Moroni 7:16; D. y C. 93:2). Hijos e hijas profetizarán: predicarán, exhortarán, orarán e instruirán en beneficio de la Iglesia. Se darán revelaciones directas. Los jóvenes y señoritas que son representantes del Señor serán inspirados. La inspiración y el don de enseñar abundarán en todos los niveles sociales. El Señor llamará y preparará a quienes elija. Derramará su Espíritu sobre ellos y serán investidos de los dones necesarios para convertir a los pecadores y para edificar su Iglesia. Ciertamente esta profecía ahora está empezando a cumplirse.

El mensaje de este pasaje tiene cuatro aspectos: (1) habrá un rico derramamiento del Espíritu del Señor en los últimos días; (2) ciertas señales se cumplirán antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo; (3) su venida será grandiosa para los justos y terrible para los malvados; y (4) el "resto" (vers. 32) de Israel en los últimos días lo constituirán aquellos que queden después que termine el período de tribulación y de esparcimiento.

(7-12) Joel 3:1-8. "Reuniré a todas las naciones"

Estos versículos añaden algo al cuadro descripto en el capítulo dos. Joel utilizó alusiones y metáforas que su pueblo comprendía bien para describir las grandes señales y juicios que tendrían lugar en los últimos días poco antes del retorno del Señor. En el capítulo 3, Joel describe otra vez los juicios de Dios sobre las naciones. Israel, que había estado esparcida entre las naciones, recibirá un cambio en su suerte, y la retribución vendrá sobre sus enemigos en el valle de Josafat, literalmente, el "Valle de la Decisión", en hebreo. No está bien claro dónde se encuentra este valle. Probablemente es el Cedrón, un angosto valle entre Jerusalén y el Monte de los Olivos (véase D. y C. 45:47-49; 133:19-21; Robert Young, Analytical Concordance to the Bible, s. v. "Jehoshaphat"). Este pasaje parece referirse a las escenas finales de la batalla de Armagedón en Jerusalén, cuando el gran terremoto herirá al enorme ejército y Jesucristo aparecerá sobre el Monte de los Olivos para librar a Israel (véase Comentarios sobre Ezequiel 38-39 para obtener información más detallada acerca de Armagedón).

Estos versículos son una declaración de guerra del Señor y un desafío para aquellos que quieren poner a prueba su poder. El élder Joseph Fielding Smith dijo: "Encontramos a Joel, Sofonías, Zacarías, todos proclamando que en este último día, el día en que el sol se verá obscurecido, la luna se volverá sangre y las estrellas caerán del cielo, las naciones de la tierra se congregarán contra Jerusalén. Todos ellos hablan de este acontecimiento y, cuando venga ese día, el Señor saldrá del lugar donde se esconde". (Signs of the Times, pág. 170.)

El valle de Cedrón también es conocido como el Valle de la Decisión

El Señor será la fortaleza de Israel y herirá a los enemigos de esta nación con plagas tan severas que la carne de los hombres y de los animales se pudrirá y caerá de sus huesos, sus ojos se consumirán en las cuencas y su lengua en la boca (véase Zacarías 14:12-15). Y luego Judá sabrá que Cristo es el Señor su Dios, pues El se parará sobre el Monte de los Olivos, el cual se partirá en dos y Judá lo verá como su Mesías. Preguntarán por la señal de las heridas y sabrán que es el Cristo, y sus lamentos no conocerán límites, pues sabrán que es El a quien han esperado y al cual sus padres crucificaron (véase Zacarías 12:9-11; 13:6; D. y C. 45:51-53).

(7-13) Joel 3:17. Jerusalén será santa

La palabra extraños, tal como se emplea en el Antiguo Testamento, se refiere a los gentiles, o a los que no son de la casa de Israel. Este versículo declara que ningún dios extraño o pueblo impuro podrá pasar o entrar en la ciudad. Esta promesa todavía espera cumplimiento.

(7-14) Joel 3:18. "Saldrá una fuente"

Véase Comentarios sobre Ezequiel 47:1-12.

(7-15) Joel 3:18-21. "Los collados fluirán leche"

Al aceptar a Jesucristo como su Redentor, los judíos entrarán en una nueva era. De las montañas y de los cerros mismos fluirán las riquezas del cielo. Esta imagen implica algo más que abundancia de frutos tangibles. Judá conocerá a su Dios y El será dueño de su pueblo; ellos edificarán su Jerusalén y la habitarán en paz. (Véase Smith, Signs of the Times, págs. 171-72.)

RESUMEN ANALITICO

(7-16) El lenguaje figurado de Joel y su mensaje para nosotros

El mensaje de Joel es importante para nosotros como Santos de los Ultimos Días. Aunque empleó este lenguaje figurado con el cual no estamos familiarizados en esta época, describió cuatro puntos principales con bastante claridad.

  1. Un lamento por la devastación de la tierra por parte de grandes ejércitos (simbolizados en la langosta) y otros juicios.

  2. La destrucción del ejército de langostas y una renovación de las bendiciones materiales y espirituales.

  3. El derramamiento del espíritu de Dios sobre toda carne.

  4. El juicio sobre las naciones y la liberación del pueblo de Dios.

Joel vio los días que precederán a la Segunda Venida. Intentó advertir a la gente así como también profetizar concerniente a esos acontecimientos. Por motivo de que Moroni citó parte del libro de Joel a José Smith y dijo que "se realizaría en breve" (José Smith-Historia 41), debemos estudiar detenidamente el mensaje y aprender lo que tenemos que hacer antes del día grande y terrible del Señor.

Lea Doctrina y Convenios 43:17-30 y responda a las preguntas siguientes:

  1. ¿Cuándo será el día grande del Señor?

  2. ¿Cuál es nuestra obligación para con las naciones?

  3. ¿Cuál debe ser nuestro mensaje al mundo?

  4. ¿Cuáles serán algunas de las señales que aparecerán en los cielos antes de la venida del Señor?

  5. Sabiendo que las profecías de Joel se realizarán en breve, ¿cómo se aplican los escritos de Joel a su vida? En otras palabras, ¿cómo puede el libro beneficiarnos hoy en día?