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Jonás: No debemos huir de nuestras responsabilidades


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No debemos huir de nuestras responsabilidades

Jonás

(9-1) Introducción

El profeta Jonás fue un siervo de Dios diferente de los demás. Fue llamado para efectuar una misión muy semejante a la de otros profetas: Llamar al arrepentimiento a un pueblo que estaba madurando en la iniquidad. A diferencia de los demás, sin embargo, Jonás respondió intentando huir de su asignación. Si se hubiera negado por cobardía, aunque ésta no es una excusa, se habría comprendido, pues la brutalidad con que los asirios trataban a sus enemigos era bien conocida (véase Temas suplementarios, sección D). Pero el problema de Jonás no parece haber sido la cobardía, sino más bien, el resentimiento contra el Señor por dar al odiado enemigo una oportunidad de arrepentirse (véase Jonás 4:1-2).

Para una persona que ha aprendido a tener amor cristiano hacia todos los hombres, la actitud de Jonás parece casi increíble. Pero para un israelita que había aprendido que él pertenecía al pueblo escogido y que los gentiles eran corruptos, y por lo tanto no eran aceptables a Dios, la actitud de Jonás era más comprensible. Aunque nos sorprenda porque esperamos una actitud diferente de los profetas del Señor, la reacción de Jonás fue muy humana. Al leer la historia de Jonás trate de comprender por qué reaccionó como lo hizo.

COMENTARIOS SOBRE JOÑAS

(9-2) Jonás 1:1. ¿Dónde y en qué época vivió Jonás?

Sidney B. Sperry, bien conocido erudito de temas bíblicos y miembro de nuestra Iglesia, respondió a la pregunta diciendo:

"Poco sabemos de la vida de Jonás, pero ese poco que sabemos es más de lo que sabemos acerca de otros profetas a quienes nos hemos referido en este tomo. En el primer versículo del libro y a continuación de su nombre, se dice que era 'hijo de Ami tai'. Pero el libro de Jonás no es el único del Antiguo Testamento en el que éste se menciona. En 2 Reyes 14:25 se nos dice que Jeroboam II, rey de Israel '… restauró los límites de Israel desde la entrada de Hamat hasta el Mar de Arabá, conforme a la palabra de Jehová Dios de Israel, la cual él había hablado por su siervo Jonás hijo de Amitai, profeta que fue de Gat-hefer'.

"No hay lugar a dudas, entonces, sobre el hecho de que Jonás fue un personaje histórico y que participaba de actividades prof éticas. El hogar del profeta, Gathefer, de acuerdo con Josué 19:10-13, estaba en el territorio de la tribu de Zabulón. De acuerdo con la tradición monástica, era lo que hoy día se llama El-Meshed, un pueblo árabe a unos cinco kilómetros al noreste de Nazaret, donde se afirma que una de las muchas tumbas musulmanas es de Nebi Yunus, o sea, de Jonás. San Jerónico (aproximadamente en el año 400 a. C.) también habla de Get-hefer como situada a dos millas romanas desde Seforis rumbo a Tiberias.

"Jonás significa 'paloma', y el nombre de su padre significa 'verídico'.

"Siendo que Jonás vivió durante el reinado de Jeroboam, es posible que haya vivido aproximadamente cerca del año 788 (a. C). " (The Voice of Israel's Prophets, pág. 326.)

Tanto Jonás como Jesucristo eran de la zona de Galilea. Queda comprobado por 2 Reyes 14:25 y por tres referencias del Nuevo Testamento que la historia de Jonás es verdadera y no una alegoría como algunos eruditos sostienen. "La historia de Jonás fue mencionada por nuestro Señor en dos ocasiones cuando le pidieron una señal del cielo. En cada caso dio 'la señal del profeta Jonás', ya que el incidente en la vida de aquel profeta fue símbolo de la propia muerte y resurrección de Jesucristo (Mateo 12:39-41; 16:4; Lucas 11:29-30). " (Bible Dictionary, s. v. "Jonah".)

(9-3) Jonás 1:3. "Y Jonás se levantó para huir… a Tarsis"

Al igual que la vida de Job, la de Jonás y las experiencias que tuvo nos proporcionan una lección universal semejante a una alegoría; y la aplicación de esta lección a todos los hombres surge de las experiencias verdaderas de un hombre.

Jonás fue un símbolo de Cristo por el hecho de que se encontró en el vientre del gran pez —en "el Seol", según sus propias palabras (Jonás 2:2)— tal como Jesucristo estuvo en la tumba durante tres días, después de los cuales resucitó. C. F. Keil y F. Delitzsch demostraron que el significado simbólico de la historia de Jonás es más amplio todavía:

"La misión de Jonás fue un hecho de importancia simbólica que tuvo el propósito no solamente de hacer comprender a Israel la posición de los gentiles en el reino de Dios, sino también de representar el día en que los paganos que obedecieran la palabra de Dios se unieran en fraternidad para gozar de la salvación preparada en Israel para todas las naciones.

"A medida que se acercaba el tiempo en que Israel iba a ser entregada al poder de los gentiles y pisoteada por ellos, como consecuencia de su orgullosa apostasía al apartarse del Señor su Dios, fue muy natural que la mente de Israel considerara a los gentiles como enemigos del pueblo y del reino de Dios. No solamente les negaba la capacidad de salvarse, sino que también interpretaba el anuncio profético del juicio que venía sobre los gentiles como indicación de que estaban destinados a la destrucción total. El objeto de la misión de Jonás en Nínive era el de combatir de la forma más enérgica, y prácticamente desechar por completo, la idea errónea de que solamente los descendientes de Abraham, o sea, de la nación elegida, merecían salvación. La actitud de Israel hacia el designio de Dios de mostrar misericordia a los gentiles y otorgarles salvación queda demostrada en la conducta de Jonás al recibir el mandato divino, y también cuando va a llevarlo a efecto. Jonás trata de escapar del mandamiento de proclamar la palabra de Dios en Nínive, e intenta hacerlo huyendo a Tarsis, porque se siente disgustado por la demostración de misericordia divina hacia el gran mundo pagano, y porque, de acuerdo con Jonás 4:2, teme que la prédica del arrepentimiento desvíe la destrucción con la que estaba amenazada aquella ciudad. En esta forma de pensar del profeta se reflejan los sentimientos y la manera de pensar de la nación israelita en general hacia los gentiles. De acuerdo con el hombre natural que había en él, Jonás comparte el sentir de la nación y, por lo tanto, es el indicado para representar a Israel en este aspecto. La aplicación de este castigo, que cae sobre él en razón de su obstinada resistencia a la voluntad de Dios, representa lo que Israel seguramente acarreará sobre sí por causa de su obstinada resistencia al llamado divino, y por rechazar y apartarse de la presencia de Dios. Pero Jonás, al ser arrojado al mar, es tragado por un gran pez; y cuando ora al Señor desde el vientre del pez, es vomitado sobre la playa sin haber sufrido daño alguno. Este milagro también tiene significado simbólico para Israel. Muestra que si la nación carnal, con su mente impía, se volviera al Señor aun en la circunstancia más extrema, sería levantada otra vez a una nueva vida, salvándose de la destrucción por un milagro divino. Y, finalmente, la forma en la que Dios reprende al profeta cuando éste se muestra enojado porque Nínive ha sido perdonada (cap. 4) tiene por objeto exponer ante Israel, como si fuera en un espejo, la grandeza de la compasión divina, la que alcanza a toda la humanidad, y hace esto para que la nación reflexione sobre ello y lo ponga en su corazón. " (Commentary on the Old Testament, 10:1:383-85.)

(9-4) Jonás 1:2-3. ¿Por qué huyó Jonás a Tarsis?

"Un llamamiento misional—¡y directo del Señor! Pero para el profeta no fue sorpresa porque quizás anteriormente había servido en muchas misiones en Israel. Su sorpresa radicaba no en el llamamiento mismo sino en la clase de llamamiento, y la rebeldía surgió en su corazón. Era un llamamiento para ir a Nínive, 'la gran ciudad' de Asiría, y predicar allí a sus habitantes paganos porque su iniquidad se había hecho evidente ante el Señor…

"Jonás se sintió dividido entre su lealtad a Dios y sus fuertes emociones. Estas eran muy intensas y al final determinaron su conducta. Por motivo de que no podía enfrentar aquel llamamiento misional, tomó la determinación de huir del país y alejarse de una responsabilidad que le resultaba desagradable. No tenía la intención de abandonar el oficio profético; simplemente quería ausentarse sin permiso por un tiempo hasta que la situación desagradable se resolviera. " (Sperry, Voice of Israel's Prophets, págs. 328-29.)

No se conoce a ciencia cierta dónele estaba Tarsis, pero Adam Clarke y otros suponen que es el lugar llamado Tartesos en España, cerca del estrecho de Gibraltar (véase The Holy Bible… with a Commentary and Critical Notes, 4:700). Sea que fuera hacia allí que Jonás huyó, o hacia otro puerto del Mediterráneo, lo seguro es que Tarsis estaba en dirección opuesta a Nínive. Jope era un puerto importante en la costa de Israel en la época de Jonás, y desde allí salían las naves hacia distintos puntos del Mediterráneo. Jope es la actual Jaffa, al lado de la cual se levanta la moderna ciudad de Tel Aviv.

(9-5) Jonás 1:4-7. ¿En qué consistía la práctica de echar suertes?

La práctica de echar suertes era una antigua costumbre que servía para llegar a una decisión en la ausencia de una manifestación directa de la voluntad del Señor. También fue empleada cuando se deseaba alcanzar una decisión imparcial. El carácter y la forma de los objetos utilizados en aquella época no son conocidos, ni tampoco lo es el método mediante el cual la suerte era echada. Algunos eruditos sugieren que se trataba de piedras lisas o varas coloreadas o marcadas con símbolos. Los paganos echaban suertes porque ellos creían que las divinidades guiarían el resultado. En este caso, parece que el Señor dirigió el resultado.

(9-6) Jonás 1:8-10. La grandeza del Dios de Jonás

Jonás valientemente proclamó que Jehová es el único Dios de toda la creación.

(9-7) Jonás 1:11-16. Jonás sugirió su propio destino a los otros pasajeros de la nave

¿En qué forma muestran estos versículos que aunque Jonás huía, no lo hacía por cobardía? Los hombres no aceptaron la oferta de Jonás sino hasta después de haber hecho todo esfuerzo por salvarse en otra manera. El deseo de Jonás de hacer esto también muestra que comprendía que su conducta no complacía a Dios. El pasaje de Jonás 1:14-16 testifica que los marineros arrojaron a Jonás al agua muy en contra de sus propios deseos y solamente lo hicieron porque Jonás les mandaba hacerlo. En un intento de ser absueltos de toda ofensa ante cualquier dios, los marineros ofrecieron una oración al Señor y rogaron que lo que hacían no les fuera tenido en contra suya.

(9-8) Jonás 1:17. "Pero Jehovía tenía preparado un gran pez"

La historia de que Jonás fue tragado por un "gran pez" se ha ridiculizado y ha sido tema de controversia en el mundo. Los que hacen burla emplean este versículo como argumento para sostener que el libro de Jonás es solamente una parábola y no un registro de hechos históricos. Hablando de los que opinan así, el élder Joseph Fielding Smith dijo:

"¿Vamos nosotros a rechazarla como una imposibilidad y decir que el Señor no pudo preparar un pez, o ballena, para tragar a Jonás?… Ciertamente el Señor se sienta en los cielos y sonríe ante la sabiduría del mofador y entonces, súbitamente, responde al desatino con una repetición del milagro en cuestión, o por la presentación de uno aún mayor…

"Creo, como creía el señor William J. Bryan, en el relato de Jonás. La principal razón por la que creo no es porque esté relatado en la Biblia, ni porque el incidente haya sido repetido hoy en día, sino por el hecho de que Jesucristo, nuestro Señor, lo creyó. Los judíos lo buscaban para que les diese una señal de su divinidad. El les dio una, pero no la que ellos esperaban. Los mofadores de aquella época, a pesar de las obras poderosas del Señor, fueron incapaces de creer a causa del pecado.

" 'El les respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero la señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches'. " (Doctrina de Salvación, tomo II, págs. 295-96.)

El vocablo hebreo taneen y el griego katos se emplean en el Nuevo Testamento para describir cualquier criatura marina de tamaño descomunal. Los tiburones son comunes en el Mediterráneo y tienen una garganta suficientemente grande como para tragar a un hombre. Es claro que la naturaleza milagrosa de este hecho radica en que Jonás haya sobrevivido en el tubo digestivo de un gran pez durante tres días así como también en el hecho de haber sido tragado entero.

(9-9) Jonás 2. Jonás oró al Señor y fue salvado

Jonás, en este caso de desesperación, finalmente se dirigió al Señor y su oración mostró un arrepentimiento sincero. El uso que hace del vocablo "Seol", que en hebreo significa "mundo de los espíritus" y a veces es traducido como "tumba", es otra analogía con lo que aconteció con Cristo en su entierro. El lenguaje de la oración de Jonás (véase Jonás 2:3-5) y el lenguaje empleado por el Señor al hablarle a José Smith cuando éste estuvo encarcelado en Liberty (véase D. y C. 122:7) son semejantes, ya que ambas citas se refieren a las "puertas del infierno" que se abren. También se puede comparar Jonás 2:9 con el lenguaje empleado en Alma 36:18. El voto de Jonás de pagar lo que había prometido fue su manera de expresar que cumpliría la misión que le fue encomendada y así "mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra" (véase Jonás 2:9-10).

(9-10) Jonás 3:1-3. ¿Por qué Nínive es llamada "gran ciudad"?

Nínive era un centro comercial bien conocido en la época de Jonás. Tenía terrazas, arsenales, bodegas, bibliotecas y templos. Los muros eran tan amplios que dos carros (carrozas or carruajes) uno al lado del otro podían andar arriba de ellos. Afuera de los muros había grandes suburbios, ciudades y pueblos. La circunferencia de la gran ciudad era de aproximadamente cien kilómetros y se necesitaban tres días para recorrerla (véase Sperry, Voice of Israel's Prophets, págs. 331-32).

(9-11) Jonás 3:5-9. ¿Qué se representa mediante el cilicio y la ceniza?

Las palabras de Jonás parecen haber tenido un efecto inmediato y muy positivo sobre los habitantes de Nínive. No podemos hacer más que conjeturar en cuanto a la razón que llevó a un pueblo no israelita a creer en un profeta hebreo. Tal vez se vieron impelidos al arrepentimiento por la presencia de un extranjero que, aparentemente sin pensar en la seguridad personal, llegó desde tan lejos para exponer los pecados de un pueblo que no le era conocido. De cualquier modo, su misión tuvo el resultado esperado: Nínive se arrepintió en "cilicio y cenizas". El élder Bruce R. McConkie escribió lo siguiente:

"Una tela rústica, obscura, hecha de pelos de camellos y cabras, y empleada antiguamente para hacer bolsas y alforjas, era llamada cilicio. También se usaba para hacer las túnicas de los que estaban de duelo y así llegó a ser, en la mente profética, símbolo del pesar y del duelo. Era costumbre que los que estaban de duelo se vistieran de cilicio y esparcieran cenizas sobre su cabeza, o bien se sentaran sobre las cenizas mostrando así que su gozo había fenecido o había sido destruido. (Génesis 37:34; Ester 4:1-3; Isaías 61:3; Jeremías 6:26.)

"El empleo de cilicio y cenizas también era considerado antiguamente como señal de humildad y penitencia. Cuando la gente recurría al cilicio y a la ceniza para ayudarse a alcanzar la fuerza espiritual para comulgar con Dios; esta práctica también iba acompañada con el ayuno y la oración. Daniel, por ejemplo, da esta explicación como prefacio al relato de una de sus grandes peticiones al trono de la gracia: 'Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión' (Dan. 9:3-4; Isaías 58:5; 1 Reyes 21:17-29).

"El cilicio y las cenizas (acompañadas de oración y de un corazón contrito ante el Señor) llegaron a ser símbolo del arrepentimiento más sincero y humilde. " (Mormon Doctrine, pág. 659.)

(9-12) Jonás 3:10. ¿Tiene Dios la necesidad de arrepentirse?

La traducción de este versículo hecha por José Smith dice que Dios vio lo que hicieron; y porque se apartaron de su mal camino y se arrepintieron, El apartó el mal que había dicho haría venir sobre ellos.

(9-13) Jonás 4:1-11. Jonás no estaba conforme

Aquí Jonás demostró un segundo problema: debilidad de carácter. Se enojó porque el pueblo se arrepintió y Dios apartó su enojo. Jonás se sintió tan mal que deseó estar muerto. Aunque se había arrepentido de su deseo de escapar al llamado del Señor de ir a Nínive, no había cambiado mucho en su actitud hacia los gentiles.

El Señor enseñó, en una forma que facilitaba su entendimiento, que todas las cosas están en Sus manos: la calabaza, el gusano y la vida misma. Los vientos del este son muy destructivos, pues provienen del desierto de Arabia. Después del viento caliente y seco, el sol hirió a Jonás haciendo mayor su incomodidad al punto de que anheló la muerte. Una vez que el Señor llevó a Jonás a este estado, pudo enseñarle en cuanto al valor de las almas que había en Nínive. Los miles que no podían "discernir entre su mano derecha y su mano izquierda" eran los jóvenes (niños) y las personas inocentes (Jonás 4:11). Ciertamente el Señor sentía más piedad hacia ellas que lo que Jonás sentía hacia la calabaza (véase Alma 26:27, 37). Por medio de esta sencilla planta, el Señor le enseñó la forma en que Dios ama a todos sus hijos.

RESUMEN ANALITICO

(9-14) El intento de huir del Señor

Ahora que ha leído el libro de Jonás, ¿qué le parece su mensaje? ¿Qué opinión tiene de la huida de Jonás al recibir el llamamiento a servir? ¿Hay alguna diferencia entre Jonás, Joel y Amós? Escriba un breve ensayo comentando las diferencias y semejanzas y la aplicación de los mensajes de los tres profetas en su vida.

Nínive tenía reputación de ser una ciudad malvada (véase Nahum 3:1-4). En nuestra época hay muchas ciudades inicuas. ¿Sirve esa maldad para disminuir el amor del Señor hacia los habitantes de ellas? ¿Cuál es nuestra obligación al ser llamados a servir en una manera que tal vez consideremos desagradable?

Es evidente en todo el relato de Jonás que éste se sentía disgustado ver el amor de Dios, tantas veces prometido a Israel y esperado por esa nación, que se dispensaba a otros, particularmente a sus opresores paganos. ¿Ha conocido a alguien que se haya mostrado resentido porque un miembro recién bautizado o uno que recientemente se ha activado en la Iglesia recibe la atención y la preferencia de los demás miembros? ¿No existe un paralelo en esto?

Aunque la mayoría de los Santos de los Ultimas Días tal vez nunca sean designados a hacer algo tan destacado como llamar al arrepentimiento a los habitantes de toda una ciudad, y, en caso de no arrepentirse, anunciarles su destrucción, recibimos numerosos llamamientos que vienen del Señor. A veces, como Jonás, parecemos apartarnos, o al menos evadir nuestra responsabilidad. Consideremos lo siguiente:

  1. Una persona que rehusa aceptar un llamamiento en la Primaria porque si lo hace no podrá asistir a la reunión de la Sociedad de Socorro en el nuevo horario dominical integrado de reuniones.

  2. El joven que rechaza un llamamiento misional a fin de poder aceptar una beca otorgada por un centro de estudios.

  3. Una familia que no tiene reuniones de noche de hogar con la regularidad debida.

  4. El individuo que siempre está en deudas y no paga sus diezmos.

  5. La joven que es demasiado tímida y por eso no acepta un llamamiento como maestra de las Jóvenes Mayores de la Escuela Dominical.

Todos recibimos llamamientos, y a veces tratamos de evadirlos. Pero podemos arrepentimos, aceptar el llamamiento y sentir el gozo de servir.