Lección 26

El Espíritu Santo puede ayudarnos

Primaria 2: Haz lo Justo B


Objetivo

Que cada uno de los niños comprenda que el Espíritu Santo puede ayudarnos a hacer lo correcto; además, nos advierte del peligro.

Preparación

  1. Con espíritu de oración, estudie 1 Nefi 4:1–6; 2 Nefi 32:5; Doctrina y Convenios 8:2.

  2. Prepare nueve preguntas y escríbalas en tiras de papel para utilizarlas en el juego de la lección. Ponga las tiras de papel con las preguntas en una bolsa.

  3. Prepárese para cantar o repetir con los niños la letra de la canción “Escojamos lo correcto” (Canciones para los niños, pág. 82) o “El Espíritu Santo” (Canciones para los niños, pág. 56), cuya letra se encuentra al final del manual.

  4. Materiales necesarios:

    1. Un ejemplar del Libro de Mormón y de Doctrina y Convenios.

    2. Un pañuelo de mano o trozos de tela para vendar los ojos.

    3. Tiza, pizarra y borrador.

    4. La lámina 3–52, Un padre detiene un caballo y salva a su hijo, y la lámina 3–53, La oración de Carolina.

  5. Haga los arreglos necesarios para las Actividades complementarias que desee llevar a cabo.

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Pida a un niño que ofrezca la primera oración.

Si en la clase anterior les dio una asignación, verifique si la hicieron.

El Espíritu Santo nos inspira

Actividad para despertar el interés

Escoja a uno de los niños para que le ayude con la siguiente actividad:

Indíquele que se ponga junto a la puerta. En seguida, véndele los ojos y dígale que busque su silla y se siente. No le preste ninguna ayuda. (No obstante, asegúrese de que no se lastime ni lastime a los demás.)

Repita el procedimiento, pero esta vez pida a otro niño que le sugiera al que tiene los ojos vendados lo que éste debe hacer para llegar hasta su silla.

Quite la venda de los ojos del niño e indíquele que se siente.

• ¿Por qué le resultó más fácil a (nombre del niño) encontrar su silla la segunda vez?

Análisis en la pizarra

Escriba en la pizarra la palabra ayuda. En seguida, lea la palabra a los niños y explique que cuando alguien recibe ayuda, con frecuencia recibe instrucciones o se le dice lo que debe hacer o decir.

Explique que nuestro Padre Celestial y Jesucristo sabían que necesitaríamos Su ayuda y guía especiales y prometieron enviar a alguien que nos sugiriera o indicara lo que debíamos hacer.

Pasaje de las Escrituras, lámina y relato

Lea Doctrina y Convenios 8:2 a los niños. A continuación, muestre la lámina 3–53, La oración de Carolina, y cuente el siguiente relato con sus propias palabras:

Carolina era una niña que vivía en Suecia. Ella y su hermanito Erik, de cuatro años de edad, estaban siempre juntos. Carolina cuidaba de su hermano menor porque lo amaba. Ellos vivían cerca del océano, en un puerto al cual llegaban muchos barcos. A veces, los barcos estaban cargados de alimentos o maquinaria. El padre de Carolina y de Erik trabajaba en esos barcos.

Un día los niños estaban en una colina contemplando un gran barco que se acercaba lentamente por las aguas del puerto. Entonces Carolina dijo:

—¡Qué grande es! Bajemos para ver cómo los hombres descargan el barco; veamos qué trae. Papá no tendrá inconveniente si observamos a los hombres trabajar siempre y cuando no les molestemos. Podemos sentarnos en una caja y ver todo desde allí.

A Erik le gustó mucho la idea y tomó la mano de Carolina para bajar corriendo, pero cuando llegaron a la base de la colina, pensaron que sería más divertido si caminaban a lo largo de las vías del ferrocarril para llegar más rápido al muelle.

Y así fue que, mientras caminaban a lo largo de la vía, Carolina vio unas flores silvestres muy bonitas y soltó de la mano a Erik para ir a recoger algunas.

Erik siguió adelante de ella, saltando y pisando con cuidado entre las vías, juego que le resultaba muy divertido. Pero, de pronto, Carolina oyó un grito de dolor. Al volverse para ver lo que sucedía, sintió que Erik le decía:

—¡Carolina! ¡Carolina! ¡Tengo el pie atorado y no lo puedo sacar!

Carolina dejó caer las flores y corrió para ayudar a su hermanito. A esa altura, Erik estaba llorando de dolor y de temor. Carolina lo jaló del brazo, tratando de sacarle el pie del hoyo, pero por más que se esforzó, no pudo lograrlo. Entonces le rodeó la cintura con los brazos e intentó levantarlo, pero su hermanito gritó de dolor, porque tenía el pie lastimado. Cuanto más jalaba y empujaba Carolina, más gritaba Erik. Por último ella dijo:

—Erik, no puedo sacarte el pie; tengo que ir a buscar ayuda. Vuelvo lo más pronto que pueda.

La niña comenzó a correr, pero al dar vuelta a una curva, a la distancia vio un tren que se acercaba. Carolina sabía que no tenía tiempo para ir a buscar ayuda porque en pocos minutos el tren estaría allí, y lo más probable era que el conductor del tren no viera a su hermanito con suficiente anticipación para aminorar la marcha.

• ¿Qué podía hacer Carolina?

Se dio media vuelta y corrió hacia donde estaba Erik. Estaba muy asustada y al volver a jalar a Erik, dijo para sí una oración pidiendo ayuda: Padre Celestial, ayúdame. No sé qué hacer. ¡Por favor, ayúdame!

Repentinamente, Carolina creyó oír una voz suave y apacible que le decía: “Desata el zapato”. Con manos temblorosas desató el zapato, y cuando jaló con fuerza, el pie de su hermanito salió del zapato, aun cuando éste seguía atorado debajo de las vías del ferrocarril. El niño cayó sobre su hermana y ambos rodaron por el suelo. Tan pronto como saltaron fuera de las vías, el tren se asomó humeante por la curva y pasó junto a ellos tocando el silbato.

Una vez que el tren pasó, Erik comenzó a llorar diciendo:

—Oh, no, ¡mira mi zapato!

—Éste había sido aplastado por las ruedas del tren, pero Carolina pudo sacarlo de entre las vías. Entonces rodeó con los brazos a su hermanito y le dijo:

—No te preocupes por el zapato. Agradécele a nuestro Padre Celestial que haya contestado mi oración. Si no hubiera sido por Su ayuda, yo no habría sabido qué hacer.

Carolina abrazó a su hermanito con un gran sentimiento de felicidad por haber podido salvarle la vida. Entonces, con las manecitas muy entrelazadas, caminaron juntos para decirle a su padre cómo nuestro Padre Celestial, por medio del Espíritu Santo, había contestado la ferviente oración de Carolina.

Análisis

• ¿Quién ayudó a Carolina?

• ¿Cómo ayudó el Espíritu Santo a Carolina a salvar a su hermano?

Destaque que el Espíritu Santo ayuda a las personas de muchas maneras. Pero las más frecuente de todas es hablar a nuestra mente. Cuando lo hace, experimentamos un sentimiento o un pensamiento que nos puede ayudar a saber qué hacer. No obstante, a veces la gente oye una voz que les habla y les guía.

Canción

Canten o repitan la letra de la canción “El Espíritu Santo”.

El Espíritu Santo nos ayudará a hacer lo correcto

Pida a los niños que presten atención a los siguientes relatos de Anita y de Jorge para ver cómo el Espíritu Santo les ayudó a hacer lo que era justo.

Relato y análisis

A comienzos del verano, una amiga de Anita la invitó a nadar a su casa. Antes de salir, Anita se puso el traje de baño del año anterior, y grande fue la sorpresa que se llevó cuando se dio cuenta de lo mucho que había crecido. Como resultado, el traje de baño no cubría su cuerpo como debía y usarlo de ese modo habría sido inmodesto.

Anita sabía que su amiguita la estaba esperando y deseaba ir lo antes posible; sin embargo, le sobrevino un pensamiento que le ayudó a decidir qué hacer. A ella se le recordó que Nuestro Padre Celestial y Jesucristo deseaban que ella fuera modesta, y si ella iba a casa de su amiga con ese traje de baño, iba a sentirse incómoda frente a la familia de su amiga. Ella supo que no debía usar ese traje de baño.

Rápidamente fue en busca de su hermana mayor y le preguntó si podía prestarle un traje de baño. Juntas buscaron entre la ropa y encontraron un traje de baño viejo de la hermana que le quedaba bien a Anita. Ésta le dio las gracias a su hermana y salió corriendo en dirección a la casa de su amiga, sintiéndose feliz por haber escogido hacer lo correcto.

• ¿En qué forma ayudó el Espíritu Santo a Anita a hacer lo correcto?

Relato y análisis

Tanto a Jorge como a sus amigos les gustaba mucho jugar al fútbol; lo jugaban en la escuela, veían los partidos por televisión y hasta compraban revistas deportivas para leer acerca de sus equipos preferidos. Disfrutaban viendo los partidos y comentando entusiasmados sobre las diversas jugadas.

Se acercaba el día del campeonato, y como Jorge sabía que el encuentro sería emocionante, quería verlo; pero iban a transmitir el partido por televisión el domingo a la misma hora de las reuniones de la Iglesia.

Sus amigos habían decidido quedarse en casa para ver el juego con sus papás; habían invitado a Jorge a ver el juego con ellos, pero él pensó que no debía faltar a sus reuniones de la Iglesia.

Pero luego comenzó a preguntarse si acaso no podría quedarse en casa para ver el partido. Pensó: Después de todo, a la Iglesia puedo ir todas las semanas, pero el juego del campeonato es sólo una vez al año. Quizás no importe tanto que falte a la Iglesia sólo esta vez.

Casi se había convencido de faltar a la Iglesia cuando un pensamiento le llegó a la mente: “¿Qué desean mi Padre Celestial y Jesucristo que yo haga?”

Al momento de responder a esa pregunta, Jorge sabía lo que haría: iría a la Iglesia.

• ¿Quién piensan ustedes que ayudó a Jorge?

• ¿De qué manera ayudó el Espíritu Santo a Jorge?

Haga notar que el Espíritu Santo pudo inspirar a Anita a que fuera modesta en el vestir y a Jorge a que fuera a la Iglesia porque ambos niños se esforzaron por cumplir los mandamientos. Ponga de relieve el hecho de que el Espíritu Santo podrá inspirarnos si tratamos de hacer lo correcto.

Anillo HLJ

Recuerde a los niños que el usar el anillo HLJ les hará recordar que deben hacer lo justo.

Canción

Canten o repitan la letra de la canción “Escojamos lo correcto”.

Cuando obedecemos los susurros del Espíritu Santo, recibimos bendiciones

Lámina y relato

Explique que cuando escuchamos y obedecemos la guía del Espíritu Santo, somos grandemente bendecidos.

Exponga la lámina 3–52, Un padre detiene un caballo y salva a su hijo, y diga cómo nuestro Padre Celestial bendijo al élder Bruce R. McConkie y al padre de éste, gracias a que su papá obedeció la guía del Espíritu Santo:

“Uno de los vívidos recuerdos de mi niñez es de cuando andaba montado a caballo por un huerto de manzanos. El animal era manso y dócil, y yo me sentía seguro en la silla.

“Pero un día, algo asustó al caballo y salió desbocado por el huerto; las ramas de los árboles me hicieron caer haciendo que la pierna se me atascara en el estribo.”

Señale el estribo en la lámina.

“Desesperadamente me así a la desgastada correa que por lo general se usaba para atar un lazo a la silla.

“Mi peso debía haber roto la correa, pero, de algún modo, no lo hizo. Otros dos o tres de los movimientos bruscos del caballo habrían roto la correa o me la hubieran arrancado de las manos dejándome ser arrastrado hasta morir, con el pie atascado en el estribo.

“De pronto el animal se detuvo y me di cuenta de que alguien tenía firmemente agarradas las riendas y trataba de calmar al tembloroso animal.

“Casi inmediatamente me encontré en los brazos de mi padre.

“Mi padre estaba sentado en la casa, leyendo el diario, cuando el Espíritu le susurró: ‘¡Ve inmediatamente al huerto!’

“Sin vacilar, sin esperar a saber por qué razón, mi padre corrió. Encontrándose en el huerto sin saber la razón por la cual estaba allí, vio al caballo desbocado y pensó: Debo detener a ese animal.

“Lo hizo y me encontró. Y es así como fui salvado de serias heridas o posiblemente de la muerte.” (Véase Bruce R. McConkie, “Escucha al Espíritu”, Liahona, enero de 1973, págs. 24–25.)

Análisis

• ¿Cómo salvó el Espíritu Santo al élder McConkie de un grave accidente?

• ¿Qué piensan que habría sucedido si el padre del élder McConkie no hubiera obedecido la guía del Espíritu inmediatamente? (Explique que Bruce R. McConkie llegó a ser Setenta y Apóstol de la Iglesia; si su padre no hubiera escuchado los susurros del Espíritu, es muy posible que no hubiéramos tenido un líder tan notable como el élder McConkie.)

• ¿En qué forma creen que una experiencia como esa puede fortalecer el testimonio de una persona? ¿Por qué?

Diga a los niños que es probable que no siempre veremos inmediatamente las bendiciones que se reciben cuando se escucha el susurro del Espíritu Santo. Sin embargo, podemos estar seguros de que seremos bendecidos si obedecemos la guía que recibimos.

Resumen

Juego de preguntas

Diga a los niños que tomen turnos para sacar una de las preguntas de la bolsa en que usted las habrá puesto y que la contesten. Para los niños más pequeños, usted debe leerlas. Use las siguientes preguntas, y escriba otras que usted considere necesarias a fin de que todos los niños tengan la oportunidad de escoger una pregunta de la bolsa.

  1. ¿Qué significa susurrar (sugerir) algo a alguien? (Indicar o aconsejar o decir a alguien lo que puede hacer.)

  2. ¿Quién nos susurra? (El Espíritu Santo.)

  3. ¿De qué manera nos susurra el Espíritu Santo lo que debemos hacer? (Sugiriéndonos pensamientos, dándonos sentimientos e impresiones o hablándonos.)

  4. ¿De qué manera nos ayuda el Espíritu Santo? (Nos ayuda a saber lo que debemos hacer.)

  5. ¿Cómo ayudó el Espíritu Santo a Anita? (Le hizo sentir que debía ser modesta en el vestir.)

  6. ¿Cómo ayudó el Espíritu Santo a Jorge? (Le sugirió a la mente lo que nuestro Padre Celestial y Jesucristo deseaban que hiciera: ir a la Iglesia.)

  7. ¿Qué le susurró el Espíritu Santo a Carolina que hiciera? (Que desatara el cordón del zapato de su hermano para que pudiera sacar el pie.)

  8. ¿Que bendición recibió el élder McConkie cuando era niño porque su padre prestó atención y obedeció los susurros del Espíritu Santo? (Fue salvado de un grave accidente o de la muerte.)

  9. ¿Qué debemos hacer nosotros cuando recibamos un susurro del Espíritu Santo? (Prestar atención, obedecer y escoger lo correcto.)

Testimonio

Exprese su gratitud por la inspiración que nos brinda el Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo se lo indica, cuente una experiencia personal que haya tenido en la que usted o alguien a quien conozca haya escuchado los susurros del Espíritu Santo.

Explique que el Espíritu Santo nunca nos indicará que hagamos algo malo. Sólo nos inspirará y nos ayudará a hacer lo que nuestro Padre Celestial y Jesucristo desean que hagamos.

Artículo de Fe

Pida a los niños que repitan el Artículo de Fe 1.

Recuerde a los niños que el don del Espíritu Santo es el don especial que recibimos después que somos bautizados y confirmados miembros de la Iglesia.

Pida al niño que vaya a dar la última oración que dé gracias por la inspiración del Espíritu Santo. Sugiérale que le pida a nuestro Padre Celestial que ayude a todos los miembros de la clase a reconocer los susurros del Espíritu Santo.

Actividades complementarias

Elija algunas de las siguientes actividades que se ajusten mejor a sus niños. Puede realizarlas durante la lección o como repaso o resumen. Para ayuda adicional, vea “Período de clases”, en “Ayudas para el maestro”.

  1. Pida a los niños que escuchen el siguiente relato acerca del élder Thomas S. Monson:

    Hace algún tiempo, el Profeta del Señor envió al élder Thomas S. Monson y su esposa a visitar las islas de Samoa.

    Durante su permanencia en ese lugar, el élder Monson y su esposa hablaron a los niños de una clase. Cuando terminaron de hablar, y mientras el maestro anunciaba la última canción, un pensamiento acudió a la mente del élder Monson: se sintió inspirado a saludar personalmente a cada uno de los 247 niños.

    Sin embargo, al dar una mirada al reloj, vio que se hacía tarde y que por lo tanto no tendría tiempo para hacerlo.

    Trató de apartar el pensamiento, pero no lo logró.

    Antes de la última oración, otra vez sintió la fuerte impresión de tomar el tiempo para saludar a cada uno de los niños con un apretón de manos.

    Por fin, se volvió al maestro y le dijo:

    —Me gustaría dar la mano a cada uno de los niños. ¿Sería posible?

    El maestro sonrió y les habló a los niños en samoano. En respuesta, ellos movieron la cabeza entusiasmados en señal de consentimiento. Entonces, el maestro le explicó al élder Monson la razón por la que los niños sonreían tan contentos; le dijo que cuando ellos se enteraron de que el presidente de la Iglesia había pedido a uno de los Doce Apóstoles que los fuera a visitar a Samoa, él [el maestro] les había asegurado que si cada uno oraba sinceramente y tenía fe como la gente de la Biblia y del Libro de Mormón la había tenido, el Apóstol iría a visitarlos a su aldea y además se sentiría inspirado por el Espíritu Santo a saludar a cada uno de los niños con un apretón de manos (véase Thomas S. Monson, “Talofa Lava”, Friend, mayo de 1972, págs. 12–13).

    • ¿Quién inspiró al élder Monson?

    • ¿De qué manera inspiró el Espíritu Santo al élder Monson?

    Ponga de relieve que el Espíritu Santo inspira a las personas en distintas formas, pero la mayoría de las veces nos habla a la mente, como lo hizo al élder Monson en esa ocasión.

    Explique que por motivo de que el élder Monson escuchó lo que le dictó el Espíritu Santo, pudo hacer lo que nuestro Padre Celestial y Jesucristo deseaban que hiciera.

  2. Pida a los niños que cuenten alguna experiencia personal en la que hayan sentido que recibieron la guía del Espíritu.