15: Dispóngase a escuchar

"15: Dispóngase a escuchar," Parte B: Principios básicos de la enseñanza del Evangelio—Fomente el aprendizaje diligente, ()


El escuchar con atención es una manifestación de amor y con frecuencia requiere sacrificio. Cuando verdaderamente escuchamos a otras personas, por lo general debemos refrenarnos de lo que queremos decir para entonces permitir que otros puedan expresarse.

Cómo el escuchar cuidadosamente puede ayudar a quienes enseñamos

En su función de maestro, usted puede hacer mucho bien con sólo escuchar. Cuando escuche, estará concentrando su enseñanza en las necesidades e intereses de los demás. Demuestra así respeto por sus ideas, opiniones y experiencias. Les demuestra que se preocupa personalmente por cada uno de ellos. Si perciben que su propia perspectiva es importante para usted, estaránmás dispuestos a:

  • Ser receptivos y entusiastas.

  • Compartir ideas y experiencias.

  • Aprender diligentemente.

  • Vivir en base a lo que van aprendiendo.

Alguien podría suponer que el escuchar con atención a un miembro del grupo equivale a ignorar a los demás y así perjudicarlos. Esto no es verdad. Al escuchar cuidadosamente a una persona estará demostrando a las otras que usted se preocupa por cada individuo. Y a medida que escuche a los miembros de su familia o de su clase, uno a uno, estará dándoles el ejemplo para que hagan lo mismo.

Cómo el escuchar con atención puede ayudarle como maestro

Si escucha atentamente a sus alumnos, ello le ayudará en su función de maestro. Al escuchar sus comentarios con amor y respeto, podrá entonces:

  • Determinar con cuánta diligencia participan sus alumnos en el proceso de aprender.

  • Determinar cuánto están aprendiendo.

  • Comprender mejor sus necesidades.

  • Advertir y suprimir obstáculos que podrían limitar su aprendizaje, tales como el desaliento o la preocupación con otras cosas.

  • Entender mejor las preguntas que les preocupan a fin de poder ayudarles con las respuestas.

  • Saber cuándo debe continuar con algún punto que sea importante para ellos.

  • Saber cuándo necesitan tener la oportunidad de hablar.

  • Decidir cuándo debe repetir algunos principios específicos o ampliar una explicación.

  • Saber cuándo adaptar la presentación de una lección.

El escuchar también será de provecho para usted mismo. Al escuchar a quienes enseña, comprobará que ellos tienen mucho que enseñarle a usted.

Sugerencias sobre cómo escuchar con mayor eficacia

¿Cómo podrán saber aquellos a quienes enseña que usted los está escuchando? Puede demostrarles que los está escuchando al mostrarles una expresión de interés. Puede mirar al que está hablando en vez de contemplar los materiales de la lección u otros objetos en el salón de clases. Puede alentar a quien habla de modo que pueda completar su pensamiento sin interrupción. Puede evitar el intervenir en conversaciones prematuras dando consejos o ideas. Cuando entienda bien lo que esa persona está diciendo, puede hacer comentarios que demuestren su entendimiento. Cuando no le entienda, puede hacerle preguntas.

Considere las siguientes ideas al tratar de incrementar su habilidad para escuchar.

Haga preguntas

Algunas preguntas como las que siguen pueden demostrar que usted aprecia las ideas y los sentimientos de cada persona.

  • ¿Puede decirnos algo más al respecto?

  • ¿Qué sintió usted cuando pasó eso?

  • No estoy seguro de entenderle bien. ¿Está usted diciendo que…?

  • ¿Podría explicármelo?

Haga pausas

No le tema al silencio. La gente por lo general necesita tiempo para pensar y entonces responder a las preguntas o expresar lo que sienten. Usted podría hacer una pausa después de formular una pregunta, después de que alguien haya relatado una experiencia espiritual o cuando una persona tenga dificultad en expresarse. Asegúrese de conceder a quien habla el tiempo necesario para que complete su pensamiento antes de responderle. Por supuesto, la pausa no debe ser muy prolongada, especialmente cuando alguien se siente incómodo o forzado a hablar.

Preste atención a lo que dice el que habla

A veces la gente tiende a pensar en lo que va a decir en lugar de escuchar lo que otros están diciendo. Asegúrese de concentrarse realmente en la persona que está hablando en vez de planear su respuesta.

Preste atención a los mensajes tácitos del que habla

La gente suele comunicar sus sentimientos por la forma en que está sentada, por sus expresiones faciales, por lo que hace con las manos, por el tono de su voz y por el movimiento de sus ojos. Estos mensajes tácitos pueden ayudarle a usted a comprender los sentimientos de las personas a quienes enseña.

Repita lo que diga el que habla

Después de escuchar tanto los mensajes hablados como los tácitos, usted podría quizás repetir lo que haya entendido. Resuma los mensajes con sus propias palabras para comprobar si los ha entendido correctamente. Después de ello, quizás convendría verificar con la persona preguntándole: “¿Es eso lo que ha dicho usted?” o “¿Desea agregar algo más al respecto?” Cuando haga esto, asegúrese de no hablarle de manera condescendiente.

Enseñe a sus alumnos a escucharse unos a otros

Recuerde a sus alumnos que el escuchar es una manera de demostrar amor. Las siguientes sugerencias podrían alentar a sus alumnos a escucharse mutuamente:

  • Después de que alguien haya contestado una pregunta o expresado una idea, invite a los demás para que agreguen un comentario o expresen una opinión diferente.

  • Cuando alguien haga una pregunta, diríjasela a los demás en vez de contestarla usted mismo. Por ejemplo, podría decir: “¿Quiere alguno de ustedes responder a esa pregunta?”

  • Con la debida anticipación, encargue a una o a varias personas que se preparen para hacer un resumen de las ideas que se compartan durante un análisis.

El Salvador observaba y escuchaba constantemente a quienes enseñaba, adaptando Sus enseñanzas a las necesidades que percibía en ellos. Por ejemplo, después de enseñar a los nefitas, les dijo: “Id a vuestras casas, y meditad las cosas que os he dicho” (3 Nefi 17:3). No obstante, a punto de retirarse, “de nuevo dirigió la vista alrededor hacia la multitud, y vio que estaban llorando, y lo miraban fijamente, como si le quisieran pedir que permaneciese un poco más con ellos” (3 Nefi 17:5). Él percibió sus necesidades y decidió quedarse allí por más tiempo para servirles y enseñarles. A medida que usted escuche con atención y responda adecuadamente a quienes enseña, podrá ayudarles a satisfacer sus necesidades para que aprendan el Evangelio.