29: Cómo concluir la lección

"29: Cómo concluir la lección," Parte B: Principios básicos de la enseñanza del Evangelio—Emplee métodos eficaces, ()


“Ay, se me acabó el tiempo, pero todavía no termino la lección. Perdónenme. Pero voy a apresurarme en esta última parte del tema”. Casi todos hemos oído un comentario similar de algún maestro. Tales comentarios indican que ese maestro ha perdido una importante oportunidad: la de dar término a la lección de una manera eficaz.

Cualidades de una conclusión eficaz

Las conclusiones eficaces no suceden simplemente porque sí; deben prepararse como parte esencial de la lección. Las conclusiones son más eficaces cuando tienen algunas de las siguientes características:

  • Son breves, concisas y precisas. Por lo general, no deben incluir material alguno que no haya enseñado en la lección.

  • Resumen y conectan entre sí los principios que ha enseñado.

  • Destacan importantes comentarios hechos por aquellos que han participado en la lección.

  • Ayudan a los alumnos a poner en práctica los principios del Evangelio.

  • Elevan el espíritu, y son motivadoras y positivas.

  • Incluyen tiempo suficiente para dar su testimonio.

A continuación se ofrecen algunos ejemplos de cómo concluir una lección:

  • Repita el objetivo de la lección. Pregunte a sus alumnos de qué modo lo aplicarán en su vida durante la próxima semana.

  • Antes de comenzar la clase, designe a una o dos personas para que escuchen con atención y se preparen para resumir uno de los puntos principales de la lección o la lección completa.

  • Pregunte a sus alumnos qué podrían decir si alguien les interrogara en cuanto a lo que hayan aprendido de la lección.

  • Utilice una hoja de ejercicios para ayudar a que sus alumnos resuman las ideas principales de la lección (véase “Hojas de ejercicios”, págs. 194–196).

Dedique tiempo suficiente para la conclusión

Para presentar una buena conclusión, necesitará estar atento al tiempo y ser flexible en su uso del mismo. Aun las lecciones bien preparadas no siempre se desarrollan como uno planeaba presentarlas. Las necesidades de sus alumnos podrían requerir que usted dedique a un determinado tema un tiempo mayor que el que esperaba usar.

Cuando esto suceda, deberá estar al tanto del tiempo. Concluya lo que se esté hablando antes de que se le termine el tiempo. Haga todo lo posible por hacer una transición fluida del tema enseñado incluyéndolo en un rápido resumen de la lección; entonces concluya la misma.

La modificación de las conclusiones que haya preparado

En ocasiones, podría ser necesario alterar las conclusiones que haya preparado debido a un análisis particular, un cierto comentario o la inspiración del Espíritu. La siguiente historia es el ejemplo de un maestro que aprovechó una oportunidad singular para concluir una lección:

Casi al final de una clase de seminario muy temprano cierta mañana, el maestro quería dar término a un análisis. La idea principal de la lección era que venimos a Cristo cuando obedecemos los mandamientos. La clase había hablado acerca de algunas de las cosas que los adolescentes suelen hacer que les impide venir a Cristo y recibir completamente las bendiciones de Su Expiación.

El maestro había planeado concluir la lección refiriéndose a una lista en la pizarra. Pero había notado una pintura que uno de los alumnos había hecho para un proyecto de arte de su escuela. El cuadro era de un cordero asomándose por una cerca de madera. El maestro le pidió permiso para mostrarlo a la clase y explicó entonces lo que él veía en esa pintura. “Tal como lo que hablamos en la lección”, dijo, “el Salvador es el Cordero de Dios, quien dio Su vida para que todos podamos venir a Él y por medio de Él alcanzar la vida eterna. La cerca en este cuadro es como las barreras que nos separan de Él”.

El maestro entonces dijo que esperaba que sus alumnos pudieran eliminar esas “cercas” que les impedían acercarse más al Salvador. Les testificó en cuanto a la invitación del Salvador: “Venid a mí… y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). La clase terminó y el maestro devolvió la pintura al alumno. La influencia del Espíritu permaneció con ellos aun mientras salían del edificio.