4: Cómo entender y enseñar a los jóvenes

"4: Cómo entender y enseñar a los jóvenes," Parte C: La enseñanza de diferentes grupos en base a sus edades, ()


Cuando Mormón tenía quince años de edad, “[fue visitado por] el Señor, y [probó y conoció] la bondad de Jesús” (Mormón 1:15). José Smith tenía catorce años de edad cuando recibió la Primera Visión. Fue adiestrado y enseñado durante su juventud a fin de prepararlo para la Restauración del Evangelio. En la actualidad, el Señor llama a personas jóvenes para que sirvan en presidencias de quórumes y de clases, efectúen sagradas ordenanzas del sacerdocio y prediquen el Evangelio como misioneros regulares. Al enseñarles, recuerde que el Señor conoce la capacidad de los jóvenes de la Iglesia. En el pasado Él ha depositado gran confianza en la juventud, y hoy en día continúa confiando en ellos.

Cómo entender a los jóvenes

Los jóvenes poseen tal entusiasmo y energía que resulta muy agradable poder enseñarles. Pero para enseñarles el Evangelio, es menester que usted sepa cómo encaminar sus energías en la dirección apropiada. Es muy importante comprenderlos y entender sus preocupaciones y sus desafíos.

Para entender a los jóvenes que enseña, trate de pensar en sus propios días de juventud. ¿Cuáles fueron las experiencias más difíciles y dolorosas para usted? ¿Qué le preocupaba? ¿Cómo se sentía en cuanto a sí mismo? ¿Cuáles eran sus metas y sus ideales? ¿Cuáles eran sus necesidades sociales y emocionales? ¿Quiénes le ayudaron más ycómo lo hicieron? El meditar sobre estas preguntas le ayudará a enseñar y guiar más eficazmente a los jóvenes.

Cómo entender los problemas que afectan a la juventud

Al prepararse para la edad adulta, los jó-venes van enfrentando importantes desafíos. Si usted conoce tales desafíos, podrá ofrecerles un apoyo y ánimo sabio y sensible. La siguiente información podría ayudarle a entender algunos de los problemas que deben encarar.

Adaptarse a los cambios de su cuerpo físico

El desarrollo físico durante la adolescencia es rápido. Por lo general, dichos cambios comienzan uno o dos años antes para las mujeres jóvenes que para los hombres jóvenes. Las nuevas emociones que van sintiendo tanto los hombres como las mujeres jóvenes podrían tanto entusiasmarles como confundirles. Si no les agrada su aparienciafísica, podrían sentirse incómodos o inferiores. Los cambios físicos que experimentan requieren que hagan muchos ajustes emocionales y sociales.

Efectuar transiciones sociales

Puestro que los jóvenes se encuentran en una transición entre la niñez y la edad adulta, es posible que sientan que no pertenecen a la sociedad en general. Esto es particularmente cierto en los ambientes sociales en que su función primordial es obtener una educación formal. Debido a los cambios que están experimentando, reconocen que ya no son niños, pero también que todavía no son capaces de cumplir sus responsabilidades como personas adultas. Con frecuencia no se dan cuenta de que los cambios que experimentan son algo normal y por consiguiente suelen sentirse algo cohibidos. Pueden pensar que sus sentimientos son algo único y que nadie comprende lo que les sucede.

Aprender a emplear su creciente capacidad mental

La mayoría de los jóvenes incrementa su capacidad para aprender cuando tienen entre doce y quince años de edad. Son más capaces de tomar buenas decisiones, de pensar lógicamente y de planear para el futuro. Usted podrá tener una mayor influencia en los jóvenes si respeta su capacidad mental y trata de aprender de ellos tal como le gustaría que ellos aprendieran de usted.

Mantener una conexión emocional con sus padres y otras personas adultas

Los jóvenes tienen un fuerte deseo de que sus padres y otras personas adultas les enseñen. También quieren que los adultos los respeten, los entiendan y les presten atención. Los adultos, sin embargo, quizás los juzguen mal a raíz de su ocasional comportamiento inmaduro o inusitado. Debemos seguir el consejo que el Señor le dio a Samuel: “No mires a su parecer… pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”(1 Samuel 16:7). La persona adulta que sea considerada, comprensiva y respetuosa puede influir positivamente en la vida de un joven inseguro y tímido.

Usted quizás se incline a pensar que podría acercarse más a los jóvenes si con ellos critica a sus padres y a otras personas adultas. Sin embargo, eso podría hacer que le pierdan el respeto a sus padres y a usted mismo. Recuerde que una parte muy importante de su responsabilidad consiste en ayudar a fortalecer las relaciones entre padres e hijos.

Comuníquese regularmente con los padres de aquellos jóvenes a quienes enseña. Infórmeles sobre los talentos, el progreso y las contribuciones positivas que vaya observando en su hijos e hijas. Hágales saber qué es lo que están estudiando en la clase.

Pregúnteles qué podría hacer usted para ayudarles a medida que ellos enseñan a sus hijos. Encamine a los jóvenes hacia sus padres y procure fortalecer su vínculo familiar.

Establecer su propia identidad

Algunos jóvenes podrían estar tratando de establecer una cierta identidad usando tipos de ropa o cortes de cabello extraños o expresando ideas poco comunes. Quizás lo hagan para llamar la atención o para integrarse a un grupo de compañeros o para distinguirse de otros grupos. Por lo general, este tipo de conducta no dura mucho tiempo. En realidad, cuando los jóvenes perciben un afecto genuino por parte de personas adultas y se les da la oportunidad de expresar libremente sus propias ideas sin ser criticados, frecuentemente se sientenmás seguros de sí mismos y dejan de actuar de maneras inusitadas.

Sería muy imprudente tratar de vestirse y de hablar como los jóvenes a quienes enseña. Recuerde que usted debe estar con ellos, no ser uno de ellos.

Aprender de modelos masculinos o femeninos ejemplares

Es algo muy importante para los jóvenes contar con modelos ejemplares masculinos o femeninos a medida que se preparan para el futuro. Tenga presente que usted mismo y otras personas adultas les sirven como tales.

Prepararse para servir en la Iglesia y en la sociedad

Los jóvenes pasan mucho de su tiempo obteniendo una educación y preparándose para emprender una carrera. Aliénteles a tomar con seriedad su educación y prepararse bien para el futuro. Ínsteles asimismo a pensar en qué forma su instrucción escolar, su estudio del Evangelio y sus decisiones entre lo bueno y lo malo les están preparando para su futuro servicio en la Iglesia. Ayude a los hombres jóvenes a prepararse para servir como misioneros regulares.

Prepararse para el matrimonio y la vida familiar

Los jóvenes pueden prepararse mejor para el matrimonio y la vida familiar si se aprestan a efectuar y cumplir los convenios del templo. Todo lo que usted haga y les enseñe debe conducir a los jóvenes al templo. Ayúdeles a entender qué es lo que se requiere para ser dignos de asistir al templo y aliéntelos a que establezcan una meta personal para conseguirlo.

Interiorizar los valores en base a los cuales han de vivir

El Evangelio restaurado proporciona los principios y normas que nos conducen a la felicidad y la exaltación. Aproveche toda oportunidad para ayudar a que los jóvenes adopten estas cosas en su vida. Aliénteles a tomar la iniciativa de procurar su propio desarrollo espiritual (véase “El ayudar a las personas a aceptar la responsabilidad que tienen de aprender el Evangelio”, págs. 66–67).

Cultivar amistades con otras personas de su misma edad

Los jóvenes desean encontrar un lugar entre personas de su misma edad y ser fortalecidos por ellas. Los amigos juegan un importante papel en su preparación para la edad adulta. Les ayudan a sentirse aceptados y a practicar aptitudes sociales. Les ofrecen la tranquilidad que proviene de saber que otras personas tienen necesidades y problemas similares y de tal manera les atenúan cualquier sentimiento de soledad que pudieran tener. Les permiten saber cuáles son los sentimientos e ideas de los demás. Les ofrecen apoyo a medida que van adoptando sus valores. Cuando los jóvenes que poseen valores rectos se asocian entre sí, se ayudan a protegerse mutuamente de las presiones que ejercen aquellos que se guían por diferentes valores. La Iglesia cumple una importante función en facilitar la asociación entre amigos y personas adultas que reafirman estilos de vida y valores sanos.

Lo que la juventud precisa de las personas adultas

Apoyo

Cuando los jóvenes perciben el ánimo, el cariño y el apoyo de sus padres, maestros u otras personas adultas, se sienten alentados a enfrentar con optimismo los problemas de la vida. Asegúrese de que los jóvenes a quienes enseña sientan que usted está a su disposición y que se interesa por ellos. Al pensar en ellos y en lo que deben aprender, pregúntese a sí mismo si está haciendo todo lo posible para ayudarles a progresar.

Que se espere de ellos una buena conducta

Cuando se espera de ellos que cumplan las normas del Evangelio y obedezcan los reglamentos, es menos probable que los jóvenes se comporten de una manera arriesgada o descarriada. Es conveniente que al comenzar a enseñarles establezca lo que espera de ellos. Recuerde que no basta ser simplemente un amigo de los jóvenes. Es necesario que sea para ellos un buen ejemplo. También debe enseñarles la verdadera doctrina y esperar de ellos una buena conducta a fin de que aprendan a vivir con fidelidad. (Véase “El poder de la palabra”, págs. 54–56, y la sección titulada “Prepare un ambiente propicio para aprender”, págs. 82–97).

Respeto por su individualidad

Cuando los jóvenes perciben que las personas adultas los respetan y los escuchan, tienden a sentirse seguros y libres de la necesidad de llamar la atención. Esfuércese y ore para poder entender a los jóvenes a quienes enseña. Trate de acercarse a ellos individualmente (véase “Cómo acercarse a cada persona”, págs. 37–38). Pregúnteles acerca de sus intereses, sus pasatiempos y sus experiencias cotidianas. Présteles atención y respete sus ideas, opiniones y sentimientos.

Una visión de su futuro

A medida que enseña a la juventud de la Iglesia, usted está ayudando a preparar futuros líderes: padres, líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares, misioneros y, quizás, aun profetas. Puesto que carecen de experiencia, los jóvenes a veces no alcanzan a ver más allá del momento actual. Como maestro, usted puede ofrecerles una visión del futuro y guiarlos para que se preparen para ello.

Aliéntelos a que traten de imaginarse a sí mismos en el futuro. Enséñeles hoy las cosas que necesitarán saber mañana.

Estímulo para que se identifiquen con el Reino de Dios

Aunque los jóvenes suelen preocuparse sólo por sí mismos, también tienen una gran capacidad para interesarse por el bien de los demás. Les preocupan las condiciones de la sociedad y son naturalmente idealistas. Quieren vincularse con una causa digna. Cuando saben que pertenecen a un grupo que tiene un propósito real y significativo, esmás probable que sean creativos, cooperativos y abnegados. La causa de edificar el Reino de Dios es más digna de su lealtad que cualquier otra para ellos. Usted puede estimular sus deseos altruistas al inspirarles para que ayuden a edificar el Reino de Dios.