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Lección 18: La preparación para el día del juicio final


Lección 18

La preparación para el día del juicio final

Introducción

La vida terrenal es el tiempo de prepararnos para comparecer ante Dios. El Libro de Mormón explica lo que le sucede a nuestro espíritu entre la muerte y la resurrección. Después de que nuestro espíritu sea restaurado a nuestro cuerpo inmortal, compareceremos ante el tribunal de Dios, donde nuestras acciones y los deseos de nuestro corazón determinarán nuestra recompensa eterna.

Lectura preparatoria

Sugerencias para la enseñanza

Alma 34:32–34; 40:6–7, 11–14

Después de la muerte, los justos van al paraíso y los inicuos van a la prisión de los espíritus

Antes de que empiece la clase, escriba la siguiente pregunta en la pizarra:

¿En qué sentido la gente que no comprende el propósito de su vida terrenal y que no cree en la vida después de la muerte podría vivir de forma diferente a la gente que sí comprende esas cosas?

Pida a los alumnos que contesten esa pregunta. Luego recuérdeles que el Libro de Mormón nos ayuda a entender el propósito de la vida en la Tierra y nos enseña que la vida continúa después de la muerte.

Invite a un alumno a leer en voz alta Alma 34:32–34 mientras la clase presta atención a fin de determinar lo que Amulek enseñó al pueblo de Ammoníah acerca del propósito de la vida.

  • ¿Qué doctrinas importantes sobre el propósito de la vida en la Tierra enseñó Amulek? (Los alumnos deben reconocer varias doctrinas en ese pasaje, entre ellas la siguiente: Esta vida es el tiempo de prepararnos para comparecer ante Dios).

  • ¿De qué manera los ayuda esa doctrina a comprender cómo deben vivir su vida diaria en el mundo terrenal?

Para ayudar a los alumnos a entender mejor esa doctrina, considere compartir las siguientes palabras del presidente Thomas S. Monson:

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Presidente Thomas S. Monson

“… entendemos que hemos venido a la Tierra a aprender, a vivir, a progresar en nuestra jornada eterna hacia la perfección. Algunos permanecen en la Tierra solo por un instante, mientras que otros viven largos años. La medida importante no es cuánto vivimos, sino qué tan bien lo hicimos” (véase “La esperanza de la resurrección”, Liahona, febrero de 1982, pág. 31).

  • ¿Por qué nos advirtió Amulek que no demorásemos el día de nuestro arrepentimiento?

Muestre la siguiente declaración del presidente Henry B. Eyring, de la Primera Presidencia, y pida a un alumno que la lea en voz alta mientras la clase presta atención a fin de determinar por qué es peligroso postergar:

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Presidente Henry B. Eyring

“Hay peligro en la frase algún día cuando en realidad significa ‘hoy no’. ‘Algún día me arrepentiré’. ‘Algún día lo perdonaré’. ‘Algún día hablaré con mi amigo acerca de la Iglesia’. ‘Algún día comenzaré a pagar el diezmo’. ‘Algún día regresaré al templo’. ‘Algún día…’. En las Escrituras está claro el peligro de postergar [véase Alma 34:33–34]… El ‘hoy’ es un don preciado de Dios. El pensamiento ‘Algún día lo haré’ puede robarnos las oportunidades que nos da el tiempo y las bendiciones de la eternidad” (“Este día”, Liahona, mayo de 2007, pág. 89).

Invite a algunos alumnos a turnarse para leer en voz alta Alma 40:6–7, 11–14 y pida a la clase que siga la lectura en silencio en busca de lo que Alma enseñó a su hijo Coriantón sobre lo que le sucede a nuestro espíritu después de que morimos. (Quizá sea útil señalar que cuando Alma utilizó la frase “tinieblas de afuera”, no se estaba refiriendo al estado final de Satanás y de aquellos que son condenados. Se refería, en cambio, al estado de los inicuos entre el tiempo de su muerte y el de su resurrección. Generalmente nos referimos a ese estado como la prisión de los espíritus).

  • ¿Cuál es la diferencia entre el estado de los justos y el de los inicuos después de la muerte? (Aunque quizás utilicen palabras diferentes, los alumnos deben reconocer la siguiente doctrina: Entre la muerte y la resurrección, el espíritu de los justos mora en el paraíso y el espíritu de los inicuos mora en la prisión de los espíritus).

  • ¿Por qué es importante entender que nuestras acciones en la vida terrenal repercutirán en lo que experimentemos después de la muerte?

2 Nefi 9:12–13; Mosíah 15:21–26; 16:6–11; Alma 11:40–45; 40:4–5, 19–24

En la resurrección, nuestro espíritu será restaurado a nuestro cuerpo

Recuerde a los alumnos que cuando Abinadí enseñó al rey Noé y a sus sacerdotes, describió lo que nos sucederá después de la muerte. Las doctrinas que él enseñó describen qué nos ocurrirá después de nuestro tiempo en el mundo de los espíritus, ya sea el paraíso o la prisión de los espíritus. Pida a algunos alumnos que se turnen para leer en voz alta Mosíah 16:6–11 mientras la clase presta atención a fin de determinar lo que enseñó Abinadí.

  • ¿Qué doctrinas enseñó Abinadí acerca de lo que nos sucederá después del tiempo que nos corresponda estar en el mundo de los espíritus? (Recalque las siguientes verdades: Debido a que Jesucristo ha roto las ligaduras de la muerte, cada uno de nosotros resucitará y recibirá un cuerpo inmortal. Los justos heredarán una felicidad sin fin y los inicuos serán entregados a una condenación sin fin).

Diga a los alumnos que muchos profetas del Libro de Mormón testificaron de la resurrección y explicaron cómo sería. Escriba los siguientes pasajes de las Escrituras en la pizarra (sin el resumen que los acompaña) y asigne uno de los pasajes a cada alumno. Asegúrese de asignar todos los pasajes. Pida a los alumnos que lean su pasaje en silencio en busca de detalles adicionales acerca de la resurrección.

2 Nefi 9:12–13 (El paraíso entregará los espíritus de los justos y la prisión de los espíritus entregará los de los inicuos. Los espíritus serán restaurados a sus cuerpos y llegarán a ser almas inmortales).

Mosíah 15:21–26 (Los justos se levantarán en la Primera Resurrección, así como también los niños pequeños y aquellos que murieron en la ignorancia. Los inicuos no tienen parte en la Primera Resurrección).

Alma 11:40–45 (El espíritu y el cuerpo de todas las personas, sean malvadas o justas, se reunirán en su perfecta forma y comparecerán ante Dios para ser juzgadas según sus obras).

Alma 40:4–5, 19–24 (Hay un intervalo entre el tiempo de la muerte y el de la resurrección en que los espíritus van al mundo de los espíritus. Después de ello, hay un tiempo señalado para que los espíritus de todos los seres humanos sean restablecidos a sus cuerpos perfectos por la eternidad y comparezcan ante Dios para ser juzgados).

Conceda un momento a los alumnos para que expliquen lo que hayan aprendido de sus pasajes asignados acerca de la resurrección. Considere escribir algunos de sus comentarios en la pizarra junto a los pasajes correspondientes. Si fuera necesario, haga una o más preguntas como la siguiente para profundizar el entendimiento que los alumnos tienen de esos pasajes:

  • ¿De qué modo esas verdades fortalecen la creencia que tienen de que la resurrección es real y de que es una parte importante del plan del Padre Celestial?

Invite a un alumno a leer en voz alta las siguientes palabras del élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles. Pida a la clase que preste atención a fin de descubrir cómo un testimonio de la resurrección puede bendecirnos en la vida terrenal.

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Élder Dallin H. Oaks

“… el apóstol Pedro mencionó el hecho de que Dios el Padre, en Su abundante misericordia ‘nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos’ (1 Pedro 1:3; véase también 1 Tesalonicenses 4:13–18).

“La ‘esperanza viva’ que se nos da por medio de la resurrección es nuestra convicción de que la muerte no es la conclusión de nuestra identidad, sino solamente un paso necesario en la ineluctable transición de la mortalidad a la inmortalidad. Esa esperanza cambia toda la perspectiva de la vida mortal…

“La seguridad de la resurrección nos da fortaleza y perspectiva para soportar los desafíos de la vida terrenal que afronta cada uno de nosotros y cada uno de nuestros seres queridos, como por ejemplo las deficiencias físicas, mentales o emocionales que traemos al momento de nacer o que adquirimos durante nuestra vida mortal. Gracias a la resurrección, sabemos que esas deficiencias de la vida terrenal son solamente temporarias.

“La seguridad de la resurrección también constituye un poderoso incentivo para guardar los mandamientos de Dios durante nuestra vida terrenal…

“… nuestro conocimiento certero de la resurrección a la inmortalidad también nos da valor para enfrentar nuestra propia muerte, incluso una muerte que podríamos llamar prematura…

“La certeza de la inmortalidad también nos ayuda a soportar la separación tras la muerte de nuestros seres queridos… Todos deberíamos alabar a Dios por la certeza de la resurrección, la cual hace que nuestras separaciones mortales sean temporales y nos da esperanza y fortaleza para seguir adelante” (véase “Resurrección”, Liahona, julio de 2000, págs. 18, 19).

  • ¿En qué ocasiones la certeza de la resurrección les ha dado fortaleza o los ha motivado a vivir con mayor rectitud?

Comparta su testimonio de la realidad de la resurrección.

Alma 5:15–21; 7:21–25; 41:2–6

La preparación para el juicio final

Explique que Alma instó a los miembros de la Iglesia en Zarahemla a prepararse para el juicio final pidiéndoles que se imaginaran que comparecían ante Dios para ser juzgados. Invite a varios alumnos a turnarse para leer Alma 5:15–21 en voz alta y pida a la clase que preste atención a fin de determinar lo que Alma pidió que considerasen quienes lo escuchaban.

  • ¿Cuál de las preguntas de Alma es más significativa para ustedes, y por qué?

  • ¿Qué principio aprendemos del testimonio de Alma en el versículo 21 en cuanto a lo que debemos hacer para ser salvos? (Ayude a los alumnos a reconocer el siguiente principio: No podemos ser salvos a menos que hayamos sido lavados hasta quedar limpios mediante la sangre redentora de Jesucristo).

Para ayudar a los alumnos a entender mejor ese principio, muestre la siguiente declaración del presidente Joseph Fielding Smith e invite a un alumno a leerla en voz alta:

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Presidente Joseph Fielding Smith

“No sé de ninguna otra cosa que sea más importante o necesaria en este tiempo que proclamar el arrepentimiento, incluso entre los Santos de los Últimos Días; y les hago un llamado a ellos… de prestar atención a estas palabras de nuestro Redentor. Él ha afirmado definitivamente que ninguna cosa inmunda puede entrar a Su presencia. Ninguna persona hallará el Reino de Dios salvo los que hayan probado que son fieles y hayan lavado sus vestidos en la sangre de Él mediante la fe y el arrepentimiento” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph Fielding Smith, 2013, págs. 96–97).

Pida a los alumnos que estudien Alma 7:21–25 en silencio e invítelos a buscar y marcar atributos que deberíamos procurar a fin de que nuestros vestidos se encuentren sin mancha.

  • ¿Qué atributos o cualidades encontraron en esos pasajes que sea vital que cultivemos a medida que nos preparemos para ser juzgados por el Señor?

Inste a los alumnos a considerar si sus acciones y los deseos de su corazón los están preparando para comparecer ante Dios en el juicio final. Aliéntelos a hacer cualquier cambio que sea necesario para que el día del juicio sea un día feliz.

Material de lectura para el alumno