Nuestra perspectiva de la misión divina de la mujer

Mujeres Jóvenes, Manual 1, 1994


Objetivo

Que todas las alumnas vean en una perspectiva positiva su función divina de esposas y madres.

Preparación

  1. 1.

    Si lo desea, prepare los volantes con la cita que se encuentra en la Conclusión de esta lección.

  2. 2.

    Asigne a las jóvenes los pasajes de las Escrituras, los relatos o las citas que desee que se lean en la clase en voz alta.

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Aceptamos la disposición del Señor sobre la función que le corresponde a la mujer

Relato

Un viajero que pasaba por una cantera de piedra vio a tres hombres que allí trabajaban, y a los tres les preguntó qué hacían. La respuesta que cada uno de ellos le dio revela la perspectiva diferente que los tres tenían de la misma labor. El primero le contestó: “Estoy cortando piedras”. El segundo hombre le dijo: “Estoy ganándome tres monedas de oro por día”. El tercero sonrió y le respondió: “Estoy ayudando a edificar una casa de Dios”.

Presentación por la maestra y análisis

• ¿En qué forma afectaba el punto de vista de cada hombre la opinión que tenía de su trabajo?

• ¿Les parece que el tercero consideraría su trabajo más interesante y valioso que los otros dos? ¿Por qué?

Explique a la clase que la perspectiva en que contemplemos nuestra función divina de esposas y madres puede ser positiva o negativa. Algunas mujeres lo ven como una labor denigrante y pesada, pero esa función es realmente parte de una promesa solemne que hicimos antes de venir a la tierra, y también nos hace partícipes de las bendiciones que Dios nos tiene reservadas por ser Sus hijas.

El presidente Spencer W. Kimball enseñó lo siguiente:

“…hicimos votos, solemnes votos en los cielos, antes de venir a esta vida terrenal.

“Hemos hecho convenios, y los hicimos antes de aceptar nuestra posición en esta tierra…

“Le prometimos a nuestro Padre Celestial que, si El nos mandaba a este mundo, nos daba un cuerpo y ponía a nuestro alcance las invalorables oportunidades que ofrece la vida terrenal, llevaríamos una vida limpia, nos casaríamos en el santo templo y tendríamos hijos a los que enseñaríamos la rectitud. Y fue un juramento solemne el que hicimos, una solemne promesa” (“Be Ye Therefore Perfect”, discurso pronunciado en el Instituto de Religión de Salt Lake, 10 de enero de 1975, pág. 2).

• Antes de venir a la tierra, ¿qué funciones le prometimos a nuestro Padre Celestial que aceptaríamos aquí? (Que nos casaríamos y tendríamos hijos.)

El presidente Kimball también nos advirtió: “…no cometáis el error de ser arrastradas a efectuar tareas secundarias que os harán descuidar vuestros deberes eternos, como el de la maternidad y el de enseñar a los hijos espirituales de nuestro Padre Celestial” (“Vuestro papel como mujeres justas”, Liahona, enero de 1980, pág. 170).

Comprender el valor de nuestra función

Presentación por la maestra y análisis

Señale que la perspectiva que tiene el mundo con respecto a la función de la mujer es falsa en parte por ser egoísta; se concentra tanto en el derecho de recibir que tiene la mujer que pasa por alto las oportunidades que se le ofrecen de dar. El Señor tiene un concepto amplio que se concentra en las oportunidades que tanto hombres como mujeres tienen de amar y de servir. Este concepto nos ayudará a evitar que nos arrastre el egoísmo y nos haga desdichadas.

Explíqueles que si creemos que la vida de la mujer que es esposa y madre es aburrida y rutinaria, así nos resultará. Pero si logramos comprender el propósito divino por el que vinimos y darnos cuenta del gran potencial que tenemos, esa función tendrá para nosotras un significado mayor que cualquier otra responsabilidad que podamos tener. La mayor satisfacción la obtendremos dando apoyo entusiasta y alegre a nuestro marido y trayendo espíritus al mundo a los que criemos y enseñemos la rectitud.

• ¿En qué seremos bendecidas por tener una comprensión clara y una perspectiva correcta de la función que nos toca como esposas y madres?

• ¿Qué influencia tendrá en nosotras esa perspectiva para el resto de nuestra vida?

• ¿De qué manera nos protegen del peligro de las opiniones mundanas las enseñanzas del Señor y de Sus siervos sobre nuestra divina función?

La función de esposa y ayuda idónea

Pasaje de las Escrituras

Diga a las alumnas que lean en Doctrina y Convenios 25:5, 14, 16; estos versículos son los consejos que el Señor le dio a Emma Smith, esposa del Profeta. Explíqueles que el consejo de ser un consuelo para el marido con espíritu de mansedumbre se aplica a toda mujer.

Presentación por la maestra

Una mujer no debe nunca disminuir la enorme importancia de ser un consuelo y una ayuda para su marido, que tendrá la necesidad de recibir ese consuelo y aliento a fin de cumplir sus responsabilidades de cabeza de familia, y de líder o maestro en la Iglesia.

Cita

Cuando el presidente Spencer W. Kimball recibió el llamamiento de Apóstol, no sabía qué hacer ya que no se creía digno de esa responsabilidad tan grande. Más tarde, relató lo siguiente respecto a la forma en que su esposa lo fortaleció y lo alentó:

“ ‘Cuando la Iglesia llama, se obedece’. Pero… la idea predominante que me cruzaba la mente tenía que ver con mis propias limitaciones, incapacidades y debilidades y me sentí acongojado. Entonces llegaron las lágrimas como un caudal interminable… lloré y lloré… con sollozos convulsos. Mi esposa estaba sentada en el suelo junto a mí, acaricián- dome el cabello, tratando de calmarme…

“…Mi esposa fue mi salvación. Ella me consoló y me alentó y repetía que tan sólo había un camino que tomar…

“…Volví a decirle a Camilla que no estaba seguro de lo que iba a hacer, a pesar de que bien sabía que sólo había una respuesta. Ella siguió alentándome e insistió que lo único que había que hacer era aceptar” (Edward L. Kimball y Andrew E. Kimball, hijo, Spencer W. Kimball, Salt Lake City: APAK Publishing Co., 1979, págs. 211–212).

Análisis y presentación por la maestra

Hágales notar que, después de eso, el presidente Kimball siguió adelante en su servicio y llegó a ser un gran Profeta del Señor.

• ¿Por qué era importante para su marido la función de la hermana Kimball como esposa y ayuda idónea?

Explíqueles que si tenemos la actitud apropiada con respecto a nuestra función de esposas y ayudantes del hombre, también nosotras influiremos para bien en la vida del que sea nuestro marido, sean cuales fueren sus responsabilidades. Jamás debemos subestimar la importancia de una mujer como esposa.

Pasaje de las Escrituras y análisis

Pida a una alumna que lea 1 Corintios 11:11.

• ¿Cómo pueden ayudarse mutuamente marido y mujer?

La función de madre y maestra

El presidente David O. McKay dijo: “La maternidad se aproxima a la divinidad. Es el más elevado, el más santo de los servicios que pueda prestar una mujer” (en “Conference Report”, oct. de 1942, págs. 12–13).

• Esas palabras de un Profeta de Dios, ¿cómo fortalecen la perspectiva que tengamos de nuestra función?

• El comprender palabras como ésas de los profetas del Señor, ¿de qué forma nos ayuda a evitar el concepto mundano que tienen algunas mujeres de que ser madre es una carga pesada y que nos quita nuestra libertad?

Explique a las jovencitas que la maternidad nos enseña a ser más abnegadas y más capaces de sacrificarnos.

El presidente Spencer W. Kimball dijo:

“Las jovencitas deben hacer planes y prepararse para el matrimonio, al igual que para traer hijos al mundo y criarlos; ése es vuestro derecho divino y el camino hacia la más grande y suprema felicidad” (“Privilegios y responsabilidades de la mujer de la Iglesia”, Liahona, febrero de 1979, pág. 142).

Relato

Una mujer joven, madre de dos niñas pequeñas, había caído gravemente enferma de cáncer. Poco antes de su muerte, su marido hizo arreglos en el hospital para que la llevaran a un lugar apartado del jardín, donde toda la familia pudiera comer el almuerzo como en un picnic. Era una actividad de la que muchas veces habían disfrutado antes de que ella enfermara. Los cuatro se sentaron a la sombra de un árbol grande y frondoso, comieron el almuerzo y se regocijaron con esos preciados momentos que pasaron juntos. Después, la madre escribió esto en su diario:

“Siempre he oído que ‘lo más importante es tener salud’. Hoy me di cuenta de que eso no es cierto, pues yo tengo lo más importante y no tengo salud. ‘Lo más importante’ estaba sentado hoy bajo aquel árbol frondoso: mi marido y mis adorables hijas. Ninguna otra cosa tiene más importancia para mí. La función de esposa y madre me ha traído la felicidad y el gozo más grandes que he tenido en esta vida. Los paseos y todos los placeres del mundo quedarán atrás para siempre, pero a mi familia la tendré conmigo por toda la eternidad”.

Análisis

• El concepto que esa joven madre tenía de su función como mujer, ¿en qué forma le ayudó a enfrentar la enfermedad y la muerte?

• ¿Qué efecto puede tener el punto de vista de ustedes en sus hijas cuando crezcan, se casen y sean madres?

Conclusión

El presidente Kimball nos dejó estas palabras de aliento (si preparó el volante, repártalo ahora a la clase: Cita “El ser una mujer justa es algo glorioso a cualquier edad; el ser una mujer justa durante estas cruciales y finales etapas de la historia de la tierra, antes de la segunda venida del Salvador, es en verdad un llamamiento noble y especial. La fortaleza e influencia actual de una mujer justa puede tener un valor muy superior al que tendría en tiempos más pacíficos. Ella fue puesta aquí para ayudar a enriquecer, proteger y salvaguardar el hogar, que es sin lugar a dudas, la institución básica y más noble de la sociedad” (“Privilegios…”, págs. 142–143).