Las bendiciones del sacerdocio

Mujeres Jóvenes, Manual 3, 1994


Objetivo

Que cada mujer joven aprenda más acerca del sacerdocio y de las bendiciones que se reciben por medio de ese poder.

Preparación

  1. 1.

    Lámina 8, Una mesa donde se bendice la Santa Cena; lámina 9, Una mujer joven siendo bautizada; lámina 10, Una niña siendo confirmada. Todas estas láminas figuran al final de este manual.

  2. 2.

    Haga un cartel con el círculo del sacerdocio, que figura más adelante.

  3. 3.

    Con la aprobación de su líder del sacerdocio, pida al padre de una de sus alumnas o a otro poseedor del Sacerdocio de Melquisedec que diga a la clase algunas de las formas en que haya usado su sacerdocio para bendecir la vida de otras personas.

  4. 4.

    Asigne a varias mujeres jóvenes para que cuenten los relatos, lean los pasajes de las Escrituras y las citas que usted desee.

  5. 5.

    Si estuviera disponible, haga los arreglos necesarios para mostrar “Las bendiciones del sacerdocio”, del video Suplemento 2 del Manual de la noche de hogar (53277 002).

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Introducción

• ¿Qué es el sacerdocio?

Cita

Lea la siguiente cita o haga un resumen de la misma con sus propias palabras:

“El sacerdocio es el poder y la autoridad de Dios. Existió con Él desde el comienzo, y continuará existiendo por toda la eternidad (véase D. y C. 84:17). Mediante el sacerdocio, Él crea, sostiene, gobierna, redime y exalta.

“Dios confiere el poder del sacerdocio a los miembros varones de la Iglesia que sean dignos, quienes lo reciben por profecía y mediante la imposición de manos de Sus siervos autorizados (véase [el] quinto Artículo de Fe; Hebreos 5:1, 4). El sacerdocio les permite a los seres mortales actuar en el nombre de Dios en favor de la salvación de la familia humana. Por medio de éste, ellos pueden recibir la autoridad para predicar el evangelio, administrar las ordenanzas de salvación, y gobernar en los asuntos del reino de Dios en la tierra” (Manual para Líderes del Sacerdocio de Melquisedec [31184 002], pág. 5).

Tenemos dos sacerdocios: El Sacerdocio Aarónico y el Sacerdocio de Melquisedec

• ¿Cómo se llaman los dos sacerdocios en la Iglesia?

• ¿Cuáles son algunas de las diferencias que existen entre ellos?

Análisis de un pasaje de las Escrituras

Pida a las jovencitas que lean Doctrina y Convenios 107:1, 6–8.

• ¿Cuáles son los oficios del Sacerdocio Aarónico?

Diga que los oficios del Sacerdocio Aarónico son: diácono, maestro, presbítero y obispo. No obstante, los obispos son poseedores del Sacerdocio de Melquisedec porque los que poseen el Sacerdocio de Melquisedec tienen autoridad para oficiar en todos los oficios del sacerdocio menor (vea D. y C. 68:14–15; 107:14–17.)

• ¿Cuáles son algunas de las responsabilidades de los poseedores del Sacerdocio Aarónico?

Pida a la clase que lea la Sección 13 de Doctrina y Convenios.

Explique que los poseedores del Sacerdocio Aarónico reparten la Santa Cena, colectan las ofrendas de ayuno y ayudan al obispo a cuidar de los miembros del barrio. Los presbíteros bendicen la Santa Cena y bautizan a los miembros nuevos.

• ¿Cuáles son los oficios del Sacerdocio de Melquisedec?

Presentación por la maestra

Especifique que los oficios del Sacerdocio de Melquisedec son: élder, sumo sacerdote, patriarca, Setenta y Apóstol. Los que poseen este sacerdocio tienen el poder de administrar las bendiciones espirituales de la Iglesia (véase D. y C. 107:18). Cuando están bajo la dirección de la autoridad que presida, bautizan, otorgan el don del Espíritu Santo, ordenan a los varones a los oficios del sacerdocio y llevan a cabo las ordenanzas selladoras del templo. Además, bendicen a los enfermos y efectúan otras ordenanzas. Los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec pueden llevar a cabo todas las funciones del Sacerdocio Aarónico.

Los miembros varones de la Iglesia que sean dignos de recibir el Sacerdocio de Melquisedec toman sobre sí una obligación solemne a la que se le conoce como el juramento y el convenio del sacerdocio.

Análisis en la pizarra

Pida a las jovencitas que lean Doctrina y Convenios 84:33–44 y analicen juntas el pasaje. Escriba en la pizarra lo siguiente:

Juramento y convenio del sacerdocio

Las promesas que Dios hace a los poseedores del sacerdocio

  1. 1.

    Serán santificados por el Espíritu.

  2. 2.

    Su cuerpo será renovado.

  3. 3.

    Llegarán a ser herederos elegidos de Dios.

  4. 4.

    Recibirán al Padre y al Hijo.

  5. 5.

    Recibirán todo lo que el Padre tiene y llegarán a ser dioses.

Las promesas que los poseedores del sacerdocio hacen a Dios

Recibir el sacerdocio y magnificarlo.

• ¿Qué promete el poseedor del sacerdocio al Señor?

• ¿Qué promete el Señor al poseedor del sacerdocio que honre el juramento y el convenio del sacerdocio?

• ¿Qué piensan que el Señor quiere decir cuando promete a los fieles “todo lo que mi Padre tiene”? (Les promete la vida eterna.)

Por medio del sacerdocio tanto el hombre como la mujer reciben grandes bendiciones

Análisis

Explique que cuando los poseedores del sacerdocio honran los convenios del sacerdocio pueden dar grandes bendiciones a los demás.

Análisis en la pizarra y láminas

Pida a las jovencitas que piensen en esta pregunta: “¿Cuáles son las bendiciones del sacerdocio que están al alcance de toda mujer de la Iglesia? Muestre las láminas de las ordenanzas del sacerdocio a medida que vaya mencionándolas.

Escriba en la pizarra las sugerencias de las alumnas, y asegúrese de que todas tengan la oportunidad de decir algo. Las respuestas pueden ser: El bautismo para la remisión de los pecados, la confirmación y el recibir el don del Espíritu Santo, la Santa Cena, la investidura del templo, el casamiento en el templo, las ordenanzas del templo que se efectúan por los muertos, el recibir un nombre y una bendición poco después de nacer, el recibir una bendición de padre de nuestro progenitor, el recibir una bendición de salud, las bendiciones patriarcales, el ser apartadas para prestar servicio en la Iglesia, el recibir la visita de los maestros orientadores, entrevistas personales con los miembros del obispado.

Ayude a las jovencitas a darse cuenta de que, por medio del sacerdocio, recibimos muchas de las bendiciones más valiosas en la vida.

Cartel Exponga el cartel con el círculo del sacerdocio, y explique que las secciones del círculo representan las vías por las que nuestro Padre Celestial hace llegar las bendiciones del sacerdocio a los miembros de la Iglesia.

blessings of the priesthood

Explique que, en la Iglesia, las bendiciones del sacerdocio llegan a todas las hermanas, ya sea que tengan o no un poseedor del sacerdocio en el hogar. Tenemos a nuestro alcance todas las bendiciones que se mencionan en esta lección por medio de los poseedores del sacerdocio que figuran en el círculo del sacerdocio.

Relato

Cuente el relato que se menciona a continuación de una jovencita que recibió grandes bendiciones por medio del poder del sacerdocio:

Jane Snyder Richards nació en 1823, en los Estados Unidos. En una ocasión en que su hermano Robert estaba gravemente enfermo, éste leyó en el Nuevo Testamento algo acerca del bautismo por inmersión y oró para saber quién podría efectuar la ordenanza como era debido. En forma muy clara y patente, oyó en la mente el nombre “John E. Page”. Posteriormente, se enteró de que John E. Page era un misionero de la Iglesia que había llegado a la localidad a predicar el evangelio. Después de haber solicitado que lo bautizaran y de que el élder Page le diera una bendición del sacerdocio, Robert recuperó la salud y siguió adelante bautizando a cientos de personas.

Para cuando su hermana Jane tenía dieciséis años, la mayoría de los miembros de la familia se habían bautizado en la Iglesia, excepto ella, que cayó enferma de gravedad y no había médico que pudiera curarla. Robert, que había ido a trabajar en la obra misional, regresó para verla. Jane contó lo sucedido en las siguientes palabras:

“Cuando mi hermano volvió y me encontró tan enferma, se preocupó mucho y ayunó y oró por mí… sin beber agua ni comer alimentos durante tres o cuatro días… Entró en mi habitación y, apoyando la cabeza en la almohada, junto a la mía, me dijo: `Mi querida hermana, ¡bautízate, por favor!’

“A la mañana siguiente… yo estaba paralizada y todo parecía indicar que me estaba muriendo; aunque no podía hablar ni moverme, entendía todo lo que me decían y podía contestar moviendo un poco la cabeza. Mi hermano lloró junto a mí y otra vez me suplicó que me bautizara. Entonces me preguntó si podía ungirme con aceite y orar por mí… Cuando él estaba orando, se me hizo la luz y me di cuenta, en forma tan clara como si lo hubiera estado leyendo en un libro, que yo debía bautizarme. Cristo, que fue libre de pecado alguno, tuvo que ser bautizado, ¿era acaso yo mejor que Él? “En ese mismo momento se me fueron los dolores; la parálisis desapareció y sólo me sentía débil. Cuando mi hermano, que estaba de rodillas, se puso de pie… le supliqué que me bautizara. Él protestó porque era pleno invierno; el agua del lago estaba congelada y el exponerme a temperaturas tan bajas podría haber sido fatal para mí. Pero yo no le tenía miedo a la muerte, sólo quería ser bautizada.

“Ante mi insistencia, al día siguiente me llevaron al lago, donde fue necesario romper el hielo que tenía unos treinta centímetros de espesor. Se había congregado un gran número de personas, y algunas le dijeron a mi hermano que si me sumergía en el agua helada en las condiciones en que yo me encontraba lo pondrían en la cárcel. No obstante, me bautizó e inmediatamente me sentí bien… Les dije [a la gente] que yo lo hacía por voluntad propia, que nadie me estaba obligando a hacerlo… y que ellos no debían hacer nada en contra de mi hermano porque él estaba llevando a cabo la obra de Dios y que Dios mismo los castigaría si interferían.”

No arrestaron a Robert, y Jane, no sólo no sufrió consecuencia alguna por haberse bautizado en el agua helada, sino que se curó milagrosamente (Bosquejo de la biografía de Jane Snyder Richards, en el Departamento Histórico de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, págs. 1–7).

• ¿Qué bendiciones recibió Jane por medio del poder del sacerdocio? (Su hermano la ungió cuando estaba enferma y después la bautizó; ella fue sanada y recibió un testimonio de la veracidad del evangelio.)

• ¿Qué les ha impresionado más del relato de Jane? ¿Qué pueden aprender de ella?

Preguntas

Para resumir la lección, lea las siguientes citas:

“El sacerdocio es para bendecir a todos: a hombres, a mujeres y a niños. Por medio de él, recibimos y administramos las ordenanzas del evangelio, que comprenden el bautismo, la confirmación, la Santa Cena, todas las ordenanzas del templo incluso los sellamientos por esta vida y por toda la eternidad, y la obra por los muertos; por medio del poder del sacerdocio, el enfermo se cura, el paralítico camina, el ciego ve y el sordo oye de acuerdo con la fe de quien reciba la bendición y con la voluntad de nuestro Padre Celestial. Las bendiciones inherentes a este poder consuelan al que sufre y levantan al caído” (véase N. Eldon Tanner, “El sacerdocio de Dios”, Liahona, feb. de 1974, pág. 6).

“Las mujeres jóvenes, al igual que los hombres jóvenes, tienen motivo para regocijarse por la restauración del sacerdocio. Y nos regocijamos… porque el sacerdocio ha sido restaurado para bendecir a toda la familia humana, y su poder, cuando se ejerce en justicia, une al hombre y a la mujer, a hijos e hijas y a las familias. Sí, tenemos motivo para regocijarnos todos juntos. Y el estar unidos en rectitud es la raíz del plan que nuestro Padre Celestial tiene para sus hijos e hijas; es un plan glorioso del que todos formamos parte” (Ardeth G. Kapp, “Together in Righteousness”, New Era, junio de 1986, pág. 20).

Presentación por un invitado

Pida al padre de familia o al otro poseedor del Sacerdocio de Melquisedec a quien haya invitado que explique cómo ha utilizado su sacerdocio para bendecir a los demás.

Análisis

• ¿Cómo puede la mujer estar más capacitada para recibir las bendiciones del sacerdocio?

Destaque que, si somos dignas, recibiremos bendiciones maravillosas por medio del sacerdocio.

Conclusión

Testimonio

Exprese su testimonio sobre las bendiciones que podemos recibir por medio del sacerdocio. Recalque que debido a que el poder y las bendiciones del sacerdocio son tan importantes en nuestra vida, cada mujer joven tiene la responsabilidad de aprender lo que éste significa y de instar a todos los varones jóvenes a magnificar los llamamientos que reciban en la Iglesia. Agregue que es de suma importancia que ellas vivan dignamente y escojan como esposo a un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec.