La Expiación y la fe

La mayoría de nosotros entendemos que la fe en Jesucristo y el verdadero arrepentimiento nos permiten ser limpios de nuestros pecados gracias a Su Expiación, pero las bendiciones disponibles son aún mayores que eso. El élder Dallin H. Oaks explicó:

“Tendemos a pensar que los resultados del arrepentimiento simplemente nos limpian del pecado, pero ese es un punto de vista incompleto. Una persona que peca es como un árbol que se dobla fácilmente movido por el viento. Un día ventoso y lluvioso el árbol se inclina tanto contra el suelo que las hojas se ensucian de barro, como el pecado ensucia. Si nos concentramos solamente en limpiar las hojas, la debilidad que permitió que el árbol se doblara y las ensuciara puede continuar en él…

“Cuando una persona ha pasado por el proceso que da como resultado lo que las Escrituras llaman ‘un corazón quebrantado y un espíritu contrito’, el Salvador hace algo más que limpiarla del pecado: le otorga nueva fortaleza. Esa fuerza es esencial para que logremos el propósito de la purificación, que es regresar a nuestro Padre Celestial”.

Para saber más sobre lo que se nos requiere a fin de recibir todas las bendiciones de la Expiación del Salvador, lea el discurso completo del élder Oaks, “La Expiación y la fe”, en el ejemplar de abril de 2008 de la revista Liahona.