Para recordarle siempre

Podemos poner a Cristo en el centro de nuestra vida y llegar a ser uno con Él, como Él es uno con el Padre. Podemos comenzar por separar todo aquello que constituye nuestra vida y luego volver a ponerlo en orden de prioridad, con el Salvador en el centro.

Lo logramos cuando Lo recordamos siempre, en particular por medio de tres hechos importantes: primero, procurar conocer y hacer Su voluntad; segundo, reconocer y aceptar nuestra obligación de responder ante Cristo por cada pensamiento, palabra y obra; y tercero, vivir con fe y sin temor, con el conocimiento de que siempre podemos acudir al Salvador para obtener la ayuda que necesitemos.

Con el fin de aprender más, lea o escuche el mensaje del élder D. Todd Christofferson, publicado en la revista Liahona de abril de 2011, “Recordarle siempre”.