Mensaje de Navidad de la Primera Presidencia

Diciembre de 2014

Al celebrar esta temporada navideña, nuestros pensamientos se tornan hacia ese acontecimiento sagrado de hace tanto tiempo cuando nació el Príncipe de Paz y la Luz del mundo (véase Isaías 9:6). Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor, quien fue “herido por nuestras transgresiones… y por sus heridas fuimos nosotros sanados” (Isaías 53:5). Él prometió: “El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

Rogamos en esta temporada navideña que la luz y el testimonio del Salvador llegue a nuestros corazones, que nuestra vida refleje Su vida y atributos, y que las personas en todas partes acepten las bendiciones de Su misericordia y gracia, las cuales son posibles mediante Su sacrificio expiatorio.

Que cada uno de nosotros sea bendecido durante esta época alegre del año y que reconozcamos con gratitud la dádiva incomparable de nuestro Padre Celestial para nosotros, Su Hijo, el Señor Jesucristo.

Thomas S. Monson
Henry B. Eyring
Dieter F. Uchtdorf