La ley nos permite alcanzar nuestro potencial, dice el élder Christofferson


“Dios delega a nosotros, Sus hijos, la oportunidad y la responsabilidad de establecer leyes y sistemas legales para gobernar las relaciones y la conducta de los hombres”, dijo el élder D. Todd Christofferson en un discurso pronunciado ante los miembros de la Asociación Jurídica J. Reuben Clark durante la novena charla fogonera anual que tuvo lugar el 4 de febrero. Habló en cuanto a la labor que desempeña la ley al permitir a la persona alcanzar su pleno potencial en esta vida y en la venidera.

“No me refiero únicamente a nuestros códigos y tribunales, sino también a las leyes de Dios”, matizó aludiendo a enseñanzas de José Smith para demostrar la manera en que las leyes de Dios nos permiten adquirir conocimiento que nos faculta para progresar y alcanzar la exaltación.

El albedrío es vital

El uso del albedrío es de vital importancia en la función que la ley ejerce en nuestro progreso. “Nuestras propias decisiones siempre serán fundamentales para lo que lleguemos a ser”, dijo. “La capacidad y el poder de elegir... dependen de leyes instauradas por la autoridad de Dios o bajo ella”. Dichas leyes “vinculan las acciones personales a resultados determinados”, lo cual da sentido al poder de elegir.

El élder Christofferson dijo que “si bien puede haber leyes diferentes en diferentes partes de la creación de Dios, éstas no varían en sí mismas”. Para nosotros esto quiere decir que las leyes que nos atañen no cambian de una persona a otra, sino que se nos aplican a todos por igual. Éstas son las leyes que debieran tenerse en cuenta al “establecer leyes y sistemas legales con los que gobernar las relaciones y la conducta de los hombres”.

Progresar hacia el destino

Usando como base una serie de normas extraídas de la sección 134 de Doctrina y Convenios (primero, “que las leyes se formulan ‘para el bien y la protección de la sociedad’ y [segundo] que deben garantizar a cada individuo el derecho a la vida, la propiedad y la conciencia”), el élder Christofferson dijo que es posible crear un entorno legal que permita al hombre “progresar hacia su destino divino para que llegue a ser lo que Dios ha decretado que puede llegar a ser”. Aludió a una revelación recibida por José Smith para demostrar que nuestro sometimiento a las leyes de los hombres nos brinda una protección que nos permite “actuar para obedecer y servir a Dios”.

Tras citar una carta en la que el Papa Juan Pablo II argumentaba que el hombre debe obedecer normas morales universales a fin de experimentar el “verdadero crecimiento moral”, el élder Christofferson declaró que “en la medida de lo humanamente posible, las leyes y los sistemas legales de los hombres debieran ceñirse a las leyes de Dios y tratar de reflejar su mismo fin, es decir, alentar nuestro potencial de lo que podemos llegar a ser aquí y en lo sucesivo”. Explicó que la luz de Cristo que recibe cada persona le permite “apreciar de manera instintiva el valor de la ley que goza de una base moral válida”.

El uso de los medios legales

El élder Christofferson aclaró que no estaba dando a entender que se forzara a nadie a aplicar los principios divinos que nosotros entendemos que son verdaderos, sino dijo que debemos propugnar leyes morales mediante la participación en el debate legislativo. Empleó a modo de ejemplo el relato de William Wilberforce, una persona sumamente influyente en la abolición de la esclavitud en Gran Bretaña a comienzos del siglo XIX. Wilberforce trabajó durante dieciocho años como Miembro del Parlamento antes de que su Ley de la Abolición pasara por ambas cámaras valiéndose de medios legales para que las leyes de Gran Bretaña alcanzaran “una norma moral de equidad y justicia más elevada”.

Al esforzarnos por equiparar nuestro sistema legal a las normas morales debemos centrarnos en proteger y defender el albedrío y la responsabilidad individuales, dijo, “porque el albedrío es la base para desarrollar el potencial que nos ha dado Dios”.

Busquemos la guía divina

Las mismas prácticas que aplicamos a muchas decisiones (el estudio personal y la reflexión que nos preparan para recibir revelación) debemos aplicarlas a la creación de las leyes. Debemos considerar “los conceptos pertinentes a las normas, la dirección y hasta la especificidad de cuál debería ser la ley, cómo debería ser la estructura y el funcionamiento del sistema legal, y luego preguntarle a Dios si está bien”.

De este modo, nuestro enfoque debería dirigirse a fomentar el mismo entorno que persiguen las leyes de Dios: aquél en el que somos capaces de lograr la exaltación. “En vez de considerar la ley como un instrumento de dominación, es nuestra misión utilizarla como un poder habilitador para ayudar al hombre y a la mujer a lograr una mayor independencia y su potencial definitivo”. Esto sucede cuando utilizamos el orden divino como modelo de nuestros “sistemas gubernamentales y legales de esta tierra”.

El élder Christofferson concluyó recordándonos que “no es posible alcanzar la justicia definitiva sin Jesucristo” y que “el mayor bien que podemos hacer para ayudar a otros a ser lo que pueden llegar a ser será guiarlos al Salvador”. Dio testimonio del poder del Salvador para enmendar los errores, “compensar nuestra insuficiencia y justificarnos ante la ley, lo cual nos faculta para ser coherederos de la vida eterna con Él”, y concluyó con su testimonio de que Cristo vive.

Durante la charla, se concedió al élder Christofferson el Galardón de la Asociación Jurídica J. Reuben Clark al Servicio Distinguido por sus aportaciones al ámbito jurídico.

La charla fogonera tuvo lugar en el Pequeño Teatro del Centro de Conferencias de Salt Lake City y se transmitió y envió a las diferentes secciones repartidas por todo el mundo.


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