Con todas las diferencias en sus circunstancias personales y experiencias previas, puedo decirles algo de lo que tienen por delante. Al conservar la fe, verán que el Señor las invitará con frecuencia a servir a alguien necesitado cuando no parezca ser conveniente. Incluso podrá parecer una tarea desagradable y quizás hasta imposible. Cuando se presente la ocasión, tal vez parezca que no se las necesite o que otra persona pueda fácilmente ayudar.

Recuerden que cuando el Señor nos permite encontrar a alguien afligido, honramos al buen samaritano tanto por lo que no hizo como por lo que sí hizo. Él no pasó de largo por otro lado aun cuando el viajero golpeado en el camino era un extranjero y quizás un enemigo. Él hizo lo que pudo por el hombre maltratado y luego puso en marcha un plan específico para que otras personas hicieran más. Hizo eso porque entendía que el ayudar puede requerir más de lo que una sola persona es capaz de hacer.

Las lecciones de ese relato pueden guiarlas en cualquier situación que les depare el futuro.