Trabajen para lograr un testimonio, dice el presidente Eyring a las Mujeres Jóvenes

Presidente Henry B. Eyring

Trabajar para lograr un testimonio viviente es tan vital para las jovencitas como lo es para todos los miembros de la Iglesia, dijo el presidente Henry B. Eyring, primer consejero de la Primera Presidencia, durante la reunión general de las Mujeres Jóvenes que tuvo lugar el sábado 26 de marzo 2011.

“El testimonio les llegará en porciones como partes confirmadas de la verdad total del evangelio de Jesucristo”, dijo el presidente Eyring. “Por ejemplo, al leer el Libro de Mormón y meditar en él, los versículos que hayan leído antes aparecerán como nuevos para ustedes y darán nuevas ideas; su testimonio crecerá en amplitud y profundidad con la confirmación del Espíritu Santo de que son verdaderas. Su testimonio viviente se expandirá si estudian, oran y meditan en las Escrituras”.

Reclamen la promesa con regularidad

En alusión a Moroni 10:3-5, dijo: “Espero que todas ustedes hayan puesto a prueba esa promesa por ustedes mismas o que lo hagan pronto. La respuesta podría no venir en una experiencia singular, poderosa y espiritual. Para mí, vino en forma calmada al principio; pero cada vez que he leído y orado sobre el Libro de Mormón, viene con más fuerza”.

Recalcó que el testimonio hay que avivarlo de manera constante. “No dependo de lo que ha ocurrido en el pasado”, señaló. “Para guardar mi testimonio viviente del Libro de Mormón en forma segura, con frecuencia reclamo la promesa de Moroni. No tomo a la ligera esa bendición de un testimonio como un derecho perpetuo”.

“El testimonio requiere ser nutrido por la oración de fe, tener hambre de la palabra de Dios que está en las Escrituras y obedecer la verdad que hemos recibido”, insistió el Presidente Eyring. “Hay peligro al descuidar la oración. Hay peligro para nuestro testimonio si solamente estudiamos y leemos las Escrituras en forma casual; ellas constituyen nutrientes necesarios para nuestro testimonio”.

Expectantes

Tras recordarles a las jovencitas que se les había pedido visualizar los espejos de un cuarto de sellamientos del templo situados uno frente al otro en “una [aparente] cadena de luz sin fin”, dijo refiriéndose al día de su boda. “Si pueden esperar ese día con el deseo suficiente que ha nacido del testimonio, tendrán la fortaleza para resistir las tentaciones del mundo. Cada vez que decidan intentar vivir más como el Salvador, su testimonio se fortalecerá; con el tiempo, sabrán por ustedes mismas que Él es la Luz del Mundo”.

Una vez que las jovencitas hayan obtenido esa luz, “serán una luz al mundo si comparten su testimonio con otras personas. Irradiarán a los demás la Luz de Cristo que hay en sus vidas. El Señor hallará la manera de que esa luz conmueva a los que ustedes amen; y por medio de la combinación de la fe y del testimonio de Sus hijas, Dios tocará la vida de millones que están en Su reino y a lo largo del mundo con la luz de Él”.

El presidente Eyring pronunció el discurso final de la reunión, la cual se celebró bajo la dirección de la Primera Presidencia. Se invitó a asistir a las jovencitas de la Iglesia, a sus madres y a los líderes de las Mujeres Jóvenes.

El presidente Monson da las gracias a las Mujeres Jóvenes

Durante la reunión se proyectó un breve video con un mensaje del presidente Thomas S. Monson, quien recordó a las jovencitas que son hijas del Padre Celestial, les dio las gracias por tratar de seguir al Salvador y expresó su aprecio “por las cosas pequeñas y sencillas que hacen diariamente para fortalecer sus testimonios y por ayudar y servir a los demás”.

Las hermanas Elaine S. Dalton, presidenta general de las Mujeres Jóvenes, Mary N. Cook, primera consejera, y Ann M. Dibb, segunda consejera, también compartieron mensajes. La reunión también contó con la presencia del élder Neil L. Andersen, del Quórum de los Doce.